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EE UU y la UE prometen una respuesta común ante Putin

Blinken busca la unidad con los socios europeos frente a los intentos de dividir la alianza

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Rusia, que ha concentrado a miles de soldados en la frontera con Ucrania, ha vuelto a despertar el fantasma de la guerra fría sobre Europa, tal y como este jueves aludió el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Cualquier violación por parte rusa de la soberanía territorial de Ucrania “nos llevaría de vuelta a una época mucho más peligrosa e inestable, cuando este continente se dividió en dos con la amenaza de una guerra total sobre nuestras cabezas”, aseguró el diplomático norteamericano que desde Berlín, una ciudad dividida durante 30 años por un muro, mantuvo conversaciones con sus aliados europeos, en vísperas del crucial encuentro de este viernes en Ginebra con su homólogo ruso, Sergei Lavrov.

En medio del conflicto de Ucrania, Rusia ha desplegado decenas de miles de tropas en la frontera con Ucrania y su marina tiene previsto zarpar con más de 140 barcos, al menos 60 aviones y alrededor de 10.000 soldados. Un despliegue con el que los rusos probablemente estén reaccionando a las últimas amenazas lanzadas por el presidente estadounidense, Joe Biden. El miércoles, el demócrata volvió a advertir a Moscú sobre una invasión de Ucrania: “Si lo hacen, pagarán un alto precio”.

Unas palabras que hoy fueron corroboradas con firmeza por los aliados occidentales de Estados Unidos. “Cualquier cruce de la frontera ucraniana por parte de Rusia provocaría una reacción rápida y severa”, aseguró Blinken. Para mostrar la unidad de los occidentales, la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, aseguró a su lado que Estados Unidos y sus aliados no dudarán en actuar, aunque las represalias tuvieran “consecuencias económicas” para Europa.

Su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, también presente en Berlín, advirtió asimismo a los rusos contra cualquier deseo de forjar un “Yalta 2″, una nueva división de esferas de influencia entre Oriente y Occidente, casi 77 años después de la conferencia que dio forma a la Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Mismo tono se escuchó desde Londres, donde el primer ministro, Boris Johnson, advirtió que una incursión rusa en Ucrania, sea del tamaño que sea, sería “un desastre para el mundo”.

Baerbock dejó claro que con el conflicto de Ucrania se trata nada menos que de preservar el orden de paz europeo. Berlín y Washington coinciden en que el diálogo será el único camino que conducirá a la salida de la crisis. “Desafortunadamente, el comportamiento ruso sigue hablando un idioma diferente”, añadió Baerbock, en referencia a los despliegues de tropas en la frontera con Ucrania y las maniobras con Bielorrusia.

En un intento de enfriar la situación, Blinken mencionó el oleoducto Nord Stream 2 del mar Báltico como un medio para ejercer presión sobre Moscú. “Es notable que todavía no fluya gas a través de él”, dijo. Sin duda, esto es algo que Rusia tiene en cuenta en sus deliberaciones. La ministra de Exteriores alemana, crítica también con el proyecto, se remitió a la postura del canciller Olaf Scholz, más reticente a renunciar al gasoducto, que dijo esta semana que todas las medidas están sobre la mesa en caso de otra escalada.

Además, el diplomático estadounidense dijo que dependía del Kremlin decidir si intensificar o buscar la diplomacia e hizo hincapié en que cualquiera que sea el camino que elija Rusia, encontrará a Estados Unidos y a sus aliados con una misma postura. Al mismo tiempo, acusó a los líderes rusos de querer dividir a sus aliados occidentales.

Blinken subrayó que no ve la ayuda militar a Ucrania como una provocación en el conflicto con Rusia. El apoyo militar debería permitir a Kiev defenderse. Rusia había pedido a Occidente que detuviera las entregas de armas, describiéndolas como una amenaza para la seguridad.