América Latina

Pedro Castillo nombra su tercer gobierno en apenas medio año

El congresista Héctor Valer es el nuevo primer ministro de Perú tras la dimisión de Mirtha Vásquez

El presidente Pedro Castillo junto al primer ministro Héctor Valer
El presidente Pedro Castillo junto al primer ministro Héctor ValerPresidencia del PerúEFE/Presidencia del Perú

Seis meses. Tres gabinetes de gobierno. Un presidente. El paso del izquierdista Pedro Castillo por la primera legislatura de Perú ha estado lleno de problemas, y no ha podido sacudirse la imagen de inestabilidad. El mes de febrero comenzó con un nuevo equipo de ministros, el tercero que toma el control de las instituciones en ese país en apenas seis meses de mandato.

”Como siempre he anunciado en mis intervenciones, el gabinete está en constante evaluación. Por tal motivo, he decidido renovarlo y conformar un nuevo equipo”, señaló Castillo en Twitter la tarde del 31 de enero. Y esta vez no fue por intervención parlamentaria, sino por la propia incapacidad del mandatario de alinear a su gabinete. En las últimas semanas han tenido lugar numerosas denuncias por corrupción policial, particularmente elevadas por el ministro de Interior Avelino Guillén, quien había emplazado al mandatario a sustituir los mandos de la Policía Nacional que actuaban por su cuenta sin atender líneas ministeriales.

Pero Castillo desoyó los llamados, luego se supo que ni respondió a sus mensajes, y finalmente el funcionario optó por renunciar, según él mismo dijo a los periodistas, con carácter revocable y para forzar al presidente a posicionarse. Una dimisión que ya se anticipaba como un problema de gobernabilidad, vista la ascendencia de Guillén sobre el resto del gabinete y particularmente sobre Mirtha Vásquez, la primera ministra y mano derecha de Castillo. De hecho, apenas se conoció que el presidente había aceptado la renuncia, y aunque aquella vino con el relevo del comandante general de la policía Javier Gallardo, la estabilidad de gobierno volvió a estallar. Vásquez se había juramentado en el cargo apenas el 6 de octubre pasado para reemplazar a Guido Bellido, la cabeza del ala más radical del partido gobernante que duró en el puesto apenas dos meses.

Este 31 de enero se confirmó que la mujer había entregado su carta de renuncia “ante la imposibilidad de lograr consensos en beneficio del país”. En su misiva, explica que “llegamos al punto de no haber podido lograr al menos avanzar en consensos sobre el liderazgo de un sector tan importante como el Interior, y tampoco sobre el respeto por las líneas institucionales del mismo, pongo en duda entonces la posibilidad de avanzar en otros cambios imprescindibles en otros ámbitos”. Vásquez agrega que “hemos llegado a un momento crítico. La crisis en el Ministerio del Interior no es un asunto cualquiera ni coyuntural, es la expresión de un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado que nos viene golpeando y que es momento de abordar y confrontar con firmeza”.Pedro Castillo tomó juramento a su nuevo gabinete ministerial, ahora encabezado por Héctor Valer como primer ministro.

El mandatario designó a nueve ministros y ratificó a otros nueve. César Landa es el nuevo canciller, en sustitución de Óscar Maúrtua. Ese aprendizaje cuesta caro. La oposición, con mayoría parlamentaria, ha puesto numerosos obstáculos al desempeño del gobierno de Castillo, desde retrasar la aprobación de su primer gabinete hasta cuestionar a los nombrados por sus antecedentes y pedir sus cabezas. Pero al maestro de escuela convertido en presidente lo que más le ha pesado ha sido su propio manejo del poder.” Estoy aprendiendo cada día”, ha dicho Castillo el presidente de Perú en varias entrevistas. Así ha respondido sin hacerlo a la seguidilla de fallas en su gestión, que acompaña con promesas de mejorar. Primero fue la imposibilidad de presentar un gabinete completo, ante la negativa de algunos de estar a las órdenes de Guido Bellido debido a las controversias por su presunta apología al terrorismo.

Luego, los problemas con el canciller Héctor Bejar, perseguido por su propio pasado político que lo llevó a renunciar al mes de haber sido juramentado. Después vinieron los enfrentamientos con el partido Perú Libre, cuya ala radical quiso imponer funcionarios de alto nivel. Pero Castillo se abrió a otros sectores para su segundo gabinete, que terminó terminó siendo una repartición de cargos por cuotas.A todo ello se sumaron los escándalos adicionales, como el de la elección del secretario presidencial, Bruno Pacheco, al que un fiscal encontró varios miles de dólares en efectivo, ocultos en un baño del mismo Palacio de Gobierno, en una investigación sobre corrupción. Por si fuera poco, Perú Libre no es mayoría en el congreso y la propia bancada partidista ha mostrado un apoyo débil a las decisiones del mandatario. Pero ello no ha significado acercamientos con los grupos opositores.

Muy al contrario. Todo ello ha convertido a Pedro Castillo en un presidente con popularidad a la baja. Estudios recientes indican que los niveles de aceptación de su gestión rozan el 40%, según la encuestadora Ipsos de mediados enero, a pesar de no haber cumplido un año desde que ganó la mayoría de los votos que le dieron la silla en la que debe sobrevivir durante los siguientes cuatro años y medio.