Discordia
¿De quién es la Antártida?
El “Continente Blanco” es el lugar más frío, más seco, más ventoso y más inhóspito del planeta. Y sin embargo, también es uno de los más disputados
La Antártida es el único continente que no cuenta con una población nativa. Y es que, no solo es el lugar más frío y el más ventoso del planeta, sino que también es uno de los más secos (a pesar de estar formado casi íntegramente por hielo). Sin embargo, el Continente Blanco es uno de los lugares más disputados de la Tierra. Hoy son siete los países que comparten la soberanía sobre estos 14 millones de kilómetroscuadrados:
¿Qué países se reclaman la Antártida?
El primero de los países en reclamar su parte fue Argentina; que además de ser limítrofe con su provincia más austral (Tierra de Fuego), también fue el país que instaló la primera base permanente en la región. De hecho, Base Orcadas es la estación científica antártica más antigua, todavía en funcionamiento desde que se levantó en el año 1904. En total, Argentina reclama para sí 966.000 kilómetros cuadrados. Concretamente, reclama todo el territorios antárticos comprendidos entre los meridianos 74ºO y 25ºO.
Sin embargo, la reclamación argentina no ha sido aceptada por otros países, porque estos territorios ya habían sido reivindicados con anterioridad por el Reino Unido, que entiende que su ocupación de las Islas Malvinas y de las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, le legitima para reclamar un trozo del pastel antártico. De hecho, su solicitud es tan ambiciosa que no solo choca con los intereses de Argentina, sino que también lo hace con los de Chile.
El territorio continental de Chile también linda con la Antártida; lo que hace que su interés por asegurar una parte del Continente Blanco tenga sentido, tanto desde el punto de vista legal, como desde el punto de vista estratégico. Pero -al igual que ocurre con las reclamaciones argentinas- las reclamaciones chilenas tampoco son reconocidas por otros países, porque también fueron reclamadas por Reino Unido.
Otros países que también quieren su parte son Noruega, Francia, Australia y Nueva Zelanda. La reclamación de Noruega se basa en la hazaña del explorador Roald Amundsen, que consiguió completar una de las gestas más temerarias de la historia de nuestra especieal arrebatarle la “Conquista del Polo Sur” al explorador británico, Robert Falcon Scott, en el año 1912.
En total, Noruega reclama el territorio de la Reina Maud, la Tierra de Coats, la Isla Pedro I y varios territorios de interior. Es decir, unos 2,5 millones de kilómetros cuadrados, unterritorio seis veces mayor que el del propio país noruego.
Australia y Nueva Zelanda -por su parte- reivindican el pedazo más grande de “tierra”. Su reclamación se basa en las gestas de James Clark Ross. El explorador llevó la bandera del Imperio británico a aquellos territorios, que luego fueron puestos bajo la administración de estos dos países, en 1923 y 1926, respectivamente.
La reclamación menos ambiciosa (en lo que ha superficie se refiere) es la de Francia, que quiere para sí una pequeña porción del suelo antártico de 432.000 kilómetros, descubierta por el comandante Jules Dumont D’Urville en el año 1840. Este pedazo de continente fue bautizado “Tierra Adelia” (el nombre de la esposa del explorador) y hoy los franceses se lo disputan con Australia.
A pesar de la intensa contienda legal entre todos estos países, hay una parte de la Antártida que sigue sin tener quién la reclame. Este territorio es conocido como Tierra de Marie Byrd y se sitúa en la zona oriental del Continente Blanco.
Actualmente, impera el Tratado Atlántico de 1959; en virtud del cual, todos los países que se consideran dueños de un pedazo del Continente, se comprometieron a utilizarlo únicamente para fines pacíficos. De hecho, otros 35 países que no reclaman ningún territorio tienen bases permanentes de investigación científica en la Antártida.
Aquel tratado se firmó en el contexto de la Guerra Fría, para evitar que las tensiones diplomáticas produjesen una escalada militar: “Es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”. En la práctica, aquel acuerdo suponía la congelación indefinida del estatus jurídico de la Antártida y de los litigios territoriales... aunque ninguno de estos países ha renunciado a reclamar su soberanía.
¿Por qué tanto revuelo?
A pesar de que la prospección petrolera y minera de la Antártida está prohibida en los términos del Tratado Atlántico, los expertos han logrado estimar que bajo la enorme capa de hielo hay unos 200.000 millones de barriles de petróleo. Lo que supone una cantidad de oro negro superior a la que tienen en su poder Kuwait o Abu Dhabi.
La extracción de estas reservas de petróleo sería demasiado costosa como para que sea rentable con los precios actuales del mercado. Aunque viendo la velocidad con la que cambia el equilibrio geopolítico global, ninguno de estos países quiere renunciar a las posibles ganancias milmillonarias que se producirían en un eventual futuro en el que la escasez de petróleo sea la norma.
No obstante, las riquezas que se esconden bajo la superficie helada de la Antártida van mucho más allá del petróleo. Allí abajo también se pueden encontrar otros recursos naturales, como el gas, el oro, el carbón, el plomo, el hierro, el cromo, el cobre, el níquel, el platino, el uranio o la plata. Y eso sin contar con otro recurso que eventualmente podría llegar ser mucho más valioso que todos los anteriores: el agua dulce. Y es que, se calcula que el Continente Blanco contiene el 70% del agua dulce del planeta.
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