Inmigración
La ONU contabiliza en África a más de 20 millones de desplazados: de dónde vienen y adónde se dirigen
Las sequías en el Cuerno de África y la inestabilidad en África Central y en el Sahel amenazan con colapsar los programas de asilo de los países receptores
A comienzos de esta semana, la ONU actualizó las cifras de desplazados internos dentro de Burkina Faso, víctimas silenciosas frente al auge de la violencia yihadista que carcome el país. Se calcula que dos millones de personas (el 10% de la población total) malviven en los campos de refugiados de Ouagadougou, la capital, o buscando trabajo en condiciones deplorables en las distintas minas de las zonas libres de influencia yihadista. Pero, lamentablemente, Burkina Faso solo es un país a añadir en la lista de Estados africanos donde la población se ha visto obligada a movilizarse para huir de las guerras y de las hambrunas. En África sigue habiendo refugiados y cada año suman. La cifra: 20 millones de refugiados y de desplazados internos han sido contabilizados en el continente por la ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados) en los últimos dos años.
A esto se le añade que las cifras de retorno son inferiores a las de la década de los 90: frente al millón y medio de refugiados anuales que regresaban a sus hogares durante los 90, en la última década se ha establecido una media de 385.000 personas por año. La guerra en Ucrania, las sequías en el cuerno de África, el encarecimiento de los alimentos básicos en el continente y la desestabilización del Sahel preocupan a los altos cargos de ACNUR y a los Gobiernos europeos, que prevén una oleada de desplazamientos en los próximos meses. Pero es difícil actuar. El mundo es muy complejo. Para hacernos una idea del gasto que supone esta cifra y la dificultad de mantenerlo en el tiempo, digamos que, si pudiéramos entregar 5 euros diarios de alimento a cada refugiado africano y cada desplazado en el continente, el gasto anual sería de 44 mil millones de euros. Es el PIB combinado de Gambia, Burundi, Liberia, Eritrea, Sudán del Sur, Mauritania, Sierra Leona, Somalia, Ruanda y Togo. Y con esto no se pagan las camas y las medicinas.
Emergencia en Nigeria
Los números indican que 304.000 civiles procedentes del noreste de Nigeria se encuentran bajo el estatus de refugiados en terceros países, mientras que más de dos millones de personas están desplazadas internamente dentro del país. A estas cifras se añaden los 778.000 desplazados internos en Chad, Níger y Camerún. El motivo de su huida no es otro que Boko Haram, un grupo yihadista de renombre infame y que controla el noreste de Nigeria junto con algunas zonas periféricas al lago Chad. Las regiones fronterizas de Chad, Níger y Camerún con Nigeria son las que reciben un mayor número de refugiados nigerianos, esperan allí, aunque también se ha producido un incremento en el movimiento de los desplazados internos que se dirigen a la capital nigeriana, Abuya. Además de los ataques y la inseguridad, el uso que da Boko Haram a los menores de edad (especialmente a niñas secuestradas) para perpetrar ataques suicidas es otra de las razones que obligan a los locales a huir.
Emergencia en Tigray (Etiopía)
Desde el inicio del conflicto que enfrenta al gobierno en Addis Abeba con la región de Tigray, al norte de Etiopía, se han contabilizado 45.000 refugiados que han huido a Sudán. Los números en este aspecto se reconocen incompletos, dadas las dificultades impuestas por el Gobierno etíope a las operaciones de seguimiento de las organizaciones internacionales. En la región de Tigray ya vivían 96.000 refugiados civiles procedentes de Eritrea (país afectado por una consecución de guerras, incluyendo el actual conflicto de Tigray). Resulta significativo, o una paradoja macabra, comprobar que en el continente africano encontraríamos refugiados que huyen de una zona de conflicto a otra, con la esperanza de que el conflicto al que se dirigen no sea tan devastador como aquél del que huyen.
Emergencia en el Sahel
El auge de los grupos yihadistas en la región del Sahel está provocando una de las crisis humanitarias más graves del continente, con casi un millón de refugiados y 3 millones de desplazados internos procedentes de Malí, Burkina Faso, Níger, Chad y Mauritania (el conjunto de países que conforman el G-5 Sahel). Los gobiernos afectados, que son tanto los europeos como los africanos, llevan casi una década procurando la manera de detener el goteo de refugiados que se dirigen mayoritariamente hacia países vecinos como Senegal, Nigeria, Costa de Marfil o el Magreb árabe, aunque no pocos procuran alcanzar las costas europeas a través de un medio u otro. Está considerada como la emergencia africana que más afecta a la inmigración que recibe España de este continente.
Aunque el conflicto del Sahel se debe en su mayor medida a un componente religioso (el auge de yihadismos en la región), también se considera que existen elementos étnicos a tener en cuenta. Por ejemplo, la etnia fulani ha sido durante décadas una de las más perseguidas de la región, mientras que un número considerable de fulanis malienses colaboran hoy también con los yihadistas, supuestamente como medio de revancha contra los abusos sufridos en el pasado. Este elemento étnico dificulta en ocasiones la instalación de ciertos grupos de refugiados en los países vecinos, donde también pueden haber sido perseguidos y donde pueden ser víctimas de nuevas formas de violencia étnica.
Emergencia en Sudán del Sur
La guerra civil que arrasó con Sudán del Sur entre 2013 y 2020 corre el peligro de reactivarse ante el incremento de la violencia sectaria en la región de Darfur. En el último recuento, realizado en julio de 2020, se contabilizaron en torno a 2.5 millones de refugiados y solicitantes de asilo en Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda. La situación de estos refugiados es muy delicada, pese a los esfuerzos de la ONU y diversas oenegés internacionales. Los que huyeron a Etiopía se ven inmersos ahora en una nueva guerra; en Uganda se reconocen las recientes dificultades logísticas para admitir grandes masas de extranjeros, ya que se trata actualmente del país africano que más refugiados recibe; la situación económica en Kenia impide del todo al gobierno de Nairobi hacerse cargo de los refugiados. Un dato significativo es que solo el 3,4% de los 800.000 sursudaneses huidos a Sudán viven en campos de refugiados.
Emergencia en República Centroafricana
En torno a 632.000 refugiados y 630.000 desplazados internos huyen de la guerra en este país de apenas 4,8 millones de habitantes. En términos porcentuales, ninguna crisis de refugiados en África es tan grave como la sucedida en RCA, donde más del 25% de la población se ha visto obligada a abandonar sus hogares para huir de la violencia. A la guerra civil en curso desde 2012, se le añade el conflicto religioso entre musulmanes y cristianos y la intromisión de señores de la guerra (tanto locales como libios, sudaneses y chadianos) que se han hecho con el control efectivo de varias zonas del país. Uno de los 10 países más pobres del mundo se encuentra permanentemente al borde del colapso. El grueso de refugiados se dirige a Camerún, Chad, la República del Congo y la República Democrática del Congo. Otra vez podemos ver flujos de refugiados que aterrizan en terceros países con sus propios conflictos en curso, en este camino de la muerte que lleva a la población civil a saltar de guerra en guerra hasta formarse un barullo considerable entre la procedencia y los motivos de cada refugiado.
Emergencia en la República Democrática del Congo
A los 500.000 refugiados que se encuentran en el país procedentes de República Centroafricana, se añaden 5 millones de desplazados internos y un millón de refugiados que han huido a Uganda en su inmensa mayoría (462.000), aunque también pueden encontrarse grupos considerables que buscan asilo en Burundi (85.000) y Tanzania (80.500). Algunos huyeron de sus hogares durante la guerra civil que afectó al país hasta el 2003, aunque un aumento considerable de la violencia registrado a partir de 2016 ha movilizado importantes masas de locales de las regiones de Kasai, Tanganyika, Ituri y Kivu, entre otras. La parte oriental del país es la más afectada por el surgimiento de grupos armados, lo cual explica que un número tan alto busquen asilo en el país más próximo: Uganda.
Emergencia en Burundi, Eritrea, Somalia y Sudán
La inestabilidad originada por las guerras civiles consecutivas, el autoritarismo en los gobiernos y un aumento significativo de guerrillas independientes ha provocado que cerca de 335.000 personas hayan tenido que huir del país en busca de asilo. La mayoría se dirigen a Tanzania, Ruanda y la República Democrática del Congo, donde encuentran campos de refugiados repletos y que apenas pueden mantenerlos de manera temporal, antes de proseguir su periplo a Uganda o incluso países asiáticos y europeos.
Eritrea, Somalia y Sudán también participan en la lista negra de refugiados y desplazados internos.
Además de los 96.000 eritreos desplazados hacia Etiopía, la ONU contabilizó en 2022 hasta 127.959 peticiones de asilo efectuadas en Sudán, dentro del total de 492.000 refugiados eritreos diseminados por todo el globo.
En Somalia, cerca de 200.000 personas han abandonado recientemente el estatus de refugiados, gracias a la relativa estabilización de la situación interna y a los esfuerzos de ACNUR para facilitar el retorno a los hogares. Actualmente se piensa que 790.000 somalíes viven como refugiados en todo el mundo, con especial presencia en Sudán y Etiopía.
Sudán es el quinto país africano que más refugiados recibe pero las las hambrunas motivadas por el cambio climático que sufre el país, cada vez más seco, han llevado a que 805.000 sudaneses hayan buscado asilo en terceros países. La mayoría se dirigen a Egipto, Chad y países del Golfo Pérsico. Se han calculado además unos 3 millones de desplazados internos en el país.
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