Cuerno de África

El Director de la OMS señala el racismo como causa de la falta de ayudas a Tigray

Califica la crisis de Tigray como “la peor crisis humanitaria del momento” y apela a regresar al “sentido común” para “defender la humanidad”

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)Salvatore Di NolfiAgencia AP

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, sugirió este miércoles que el racismo estaba detrás de la falta de ayuda humanitaria a la región etíope de Tigray. Ghebreyesus, que nació en Tigray y que conoce de primera mano los horrores acontecidos a lo largo del conflicto que golpea a la región desde 2022, calificó la crisis de Tigray como la “peor del mundo”, elevándola a un nivel por encima de la de Ucrania. Hizo estas declaraciones durante una rueda de prensa telemática:

En términos de crisis humanitaria, puedo deciros que la crisis humanitaria en Tigray es peor que la de Ucrania. Sin exagerar. Y ya dije esto hace meses, que puede que la razón sea el color de la piel de las personas. No he escuchado en los últimos meses a un solo Jefe de Estado que hable sobre la sequía en cualquier lugar [de África], especialmente en el mundo desarrollado. ¿Por qué? Yo creo que lo sabemos. Pero lo único que preguntamos es si el mundo puede regresar al sentido común y defender la humanidad, siendo esta la peor crisis humanitaria a la que nos enfrentamos. Puedo decir que en ningún otro lugar del mundo hay seis millones de personas desprovistas de servicios básicos, en ningún lugar hay tantas desprovistas de su dinero, de telecomunicaciones, de comida y de medicina. Este es el mayor desastre en la Tierra, en el momento en el que hablamos. Yo soy de Tigray. Y no digo esto porque yo sea de Tigray, lo digo porque es la verdad”.

El conflicto de Tigray comenzó en 2020, cuando grupos procedentes de esta región se rebelaron contra el Gobierno regional y las autoridades del Gobierno central de Addis Abeba. Grupos de derechos humanos han denunciado prácticas abusivas contra la población civil por parte de ambos bandos, entre las que se incluyen asesinatos de civiles, violaciones en masa y el desplazamiento de más de 1.7 millones de personas, según los datos de la OIM. Todavía no se conoce el número exacto de víctimas mortales a causa del conflicto pero se calcula que asciende a varios cientos de miles, muchas de ellas civiles.

Desequilibrio numérico

Se trata de una guerra silenciosa, amordazada por conflictos de mayor interés a los ojos de Occidente. No es la primera vez que Ghebreyesus señala el desequilibrio de ayudas que reciben los ucranianos con respecto a los tigrenses, y parece que no le falta razón. La OMS requiere 123.7 millones de dólares para afrontar los problemas de salud provocados por la malnutrición persistente en la región, donde viven cerca de 200 millones de personas y millones sufren el riesgo de la desnutrición. Somalia es otro país del Cuerno de África que atraviesa una situación crítica a causa de las sequías intermitentes que llevan cinco años sucediéndose, y la ONU ha solicitado una ayuda de 1.400 millones de dólares para atender a más de 7.7 millones de personas en riesgo, de lo cuales ya se ha recaudado un 78%.

De este 78%, en torno a 850 millones de dólares han sido aportados por Estados Unidos, frente a los 59 millones entregados por la Comisión Europea y los 36 millones procedentes de Reino Unido. En contraposición, la aportación estadounidense a Ucrania ha superado los 40.000 millones de dólares, mientras que Reino Unido ha colaborado con armamento militar y ayuda humanitaria por valor de 2 mil millones de dólares, millón arriba, millón abajo. La desigualdad (aunque solo sea numérica) parece avalar las quejas de Ghebreyesus.