Análisis

De Ucrania a Taiwán: la lección de China y Rusia sobre geopolítica en Occidente

Un ataque chino a Taiwán tendría aún más probabilidades de provocar un conflicto mundial que la invasión rusa

Tres cazas taiwaneses Mirage 2000-5
Tres cazas taiwaneses Mirage 2000-5RITCHIE B. TONGOAgencia EFE

Tras más de seis meses de la invasión rusa, la situación actual en Ucrania, sin avances reales por parte de Rusia y Ucrania, podría durar aún meses. La solución política del conflicto tardará años, incluso décadas y la batalla seguirá librándose en 2023, con o sin la amenaza nuclear de Putin o la explosión de la central de Zaporiyia.

El 16 de agosto pasado, Putin acusó a Washington de alargar el conflicto en Ucrania. La guerra ha provocado fuertes sanciones occidentales contra Rusia e históricas ayudas financieras y militares a Ucrania, agravando aún más las tensiones internacionales. Putin culpó a Estados Unidos de querer desestabilizar el mundo, en referencia a lareciente visita a Taiwán de Nancy Pelosi. “La situación en Ucrania demuestra que Estados Unidos está tratando de alargar este conflicto. Y están haciendo lo mismo cultivando la posibilidad de un conflicto en Asia, África, América Latina”, afirmó Putin.

En el mismo tiempo, un despliegue comercial sino ruso en estas tres partes del mundo. Los europeos han percibido –quizás demasiado tarde- el alcance de la alianza entre Moscú y Pekín al reforzar y reanudar los acuerdos comerciales con los países cortejados por China y Rusia.

El resultado militar del conflicto sigue siendo incierto. La entrega de armas occidentales a Ucrania es el principal factor en juego; el otro, poco probable a corto o medio plazo, es un cambio de poder en Moscú. Sobre el terreno, ni los ucranianos ni los rusos cederán de buena gana. Cada uno defiende sus intereses vitales, la supervivencia como Estado y nación para Ucrania y la seguridad para Rusia. Si ninguno de ambos bandos sufre un fallo militar fatal que le empuje a capitular, podemos temer un estancamiento del conflicto con posibles parones y repuntes y su cuota de crisis derivadas, energética, cibernética, alimentaria. E incluso si los combates se detienen, la solución política de este conflicto llevará años, incluso décadas.

Hoy en día no existe ninguna perspectiva de salida del conflicto. No hay intentos reales de conversaciones. A pesar de las pérdidas, los ucranianos están lejos de acceder a ceder terreno por la paz y Rusia sigue pensando que puede hacer que Ucrania se doblegue. Puede haber varias secuencias por delante. El reconocimiento de la independencia de una especie de “Novorossia” (Nueva Rusia) que incluya el Donbás y algunos territorios del sur puede ser el siguiente paso.

Probablemente, Rusia incluso decida anexionárselos. Ucrania y Occidente no aceptarán esta política de hechos consumados. Esto puede llevar a la partición de facto de Ucrania, con una línea de frente más o menos congelada. En definitiva, un escenario que recuerda a la antigua Yugoslavia con Bosnia-Herzegovina y Kosovo.

Putin sigue pensando que está en una posición de fuerza, afirmando que las cosas serias aún no han comenzado. Sólo querrá discutir la imposición de sus condiciones a Ucrania, haciendo que reconozca a Crimea como parte de Rusia y la independencia o anexión del Donbás y las regiones del sur. También querrá garantías de que Ucrania no se unirá a la OTAN. Aunque acepte un alto el fuego, no hay garantía de que lo respete y no reanude las hostilidades en el momento que considere oportuno. Sus objetivos son como un triple cajón.

El más pequeño es la captura del Donbás y todo el territorio que pueda en el sur del país. Ahora bien, estos territorios no son un objetivo en sí mismos, son un medio para debilitar a Ucrania. La resistencia del ejército ucraniano, los errores de apreciación y las carencias del ejército ruso han llevado a una revisión a la baja de los objetivos rusos, pero en realidad Moscú apunta a toda Ucrania para convertirla en un Estado inviable y en un “peso muerto” para Occidente, sin conseguir que vuelva al redil ruso. Finalmente, con esta guerra, Rusia busca debilitar a Occidente, provocar – con China - una recomposición del orden mundial que considera dominado por Estados Unidos, desequilibrado e injusto.

El tiempo dirá si esta guerra resulta o no un error estratégico fatal para el presidente ruso. Mientras tanto, esta agresión hace que se reconsidere muy seriamente la ambición de China de unificar Taiwán, incluso por la fuerza. Una toma de Taiwán por parte de China amenazaría más directamente a Estados Unidos que Ucrania por Rusia porque es extremadamente importante en la estrategia tanto de Pekín como de Washington.

Por lo tanto, un ataque chino a Taiwán tendría aún más probabilidades de provocar un conflicto mundial que la invasión rusa de Ucrania, porque Taipéi está en el centro de la tecnología mundial mientras que Kiev radica en la periferia de mayor mercado del mundo, la Unión Europea. En definitiva, si las incidencias de la guerra en Ucrania son dramáticas pero delimitadas, las consecuencias de una invasión de Taiwán serían devastadoras e incalculables a nivel global.

Frédéric Mertens de Wilmars es profesor y Coordinador del Grado en Relaciones Internacionales Universidad Europea de Valencia