Reino Unido

Por qué con el Brexit las costas británicas se han llenado de aguas residuales

Francia recurre a la UE por los vertidos de Reino Unido. En las playas más famosos de Inglaterra y Gales, los ciudadanos están nadando entre desechos humanos sin tan siquiera saberlo.

Fotografía facilitada por el Departamento de Policía de Surrey Roads que muestra el nivel de las aguas del río Támesis, en Egham, cerca de Londres (Reino Unido).
Fotografía facilitada por el Departamento de Policía de Surrey Roads que muestra el nivel de las aguas del río Támesis, en Egham, cerca de Londres (Reino Unido).larazon

El mantra de la campaña euroescéptica que consiguió la victoria del Brexit fue el de “recuperar la soberanía” y “liberarse de la burocracia europea”. Pero tras el histórico divorcio, aparte de tener que hacer muchos más papeleos que antes para simples gestiones, como por ejemplo viajar con mascotas, los británicos se están topando con problemas con los que nadie contaba, como el hecho de que sus playas se llenen de aguas residuales. En los destinos costeros más populares de Inglaterra y Gales los monitores que controlan los vertidos son defectuosos o simplemente no están instalados, por lo que los ciudadanos están nadando entre desechos humanos sin tan siquiera saberlo.

Mientras que el Reino Unido fue parte de la UE tenía que cumplir con la Directiva Marco del Agua, que solicita a los estados miembros que elaboren planes de gestión de cuencas fluviales para lograr un buen estado ambiental. La cuestión es que hacia fines de 2021 -año en el que los británicos salieron ya a efectos prácticos del bloque- a algunas compañías les resultó más difícil obtener productos químicos para el tratamiento del agua debido a la interrupción de la cadena de suministro en los puertos.

Y ello llevó a la Agencia de Medio Ambiente de Reino Unido -ya libre de imponer sus propias medidas- a relajar las restricciones permitiendo a las empresas “descargar efluentes sin cumplir con las condiciones” de sus permisos, que normalmente requieren que el agua sea tratada mediante un proceso de varios pasos.

La mayor parte del país cuenta con un sistema de alcantarillado combinado, lo que significa que tanto el agua de lluvia como las aguas residuales -de inodoros, baños y cocinas- se transportan por las mismas tuberías a una planta de tratamiento. La capacidad se puede exceder en ocasiones durante las fuertes lluvias, como las que tuvieron lugar la semana pasada. Por lo tanto, a fin de evitar provocar la inundación de viviendas, carreteras y espacios abiertos, el sistema está diseñado para desbordarse ocasionalmente y descargar el exceso de aguas residuales directamente al mar y ríos.

Las compañías de agua son las que controlan los vertidos mediante el uso de unos monitores. Pero un análisis elaborado por los Liberal Demócratas ha revelado que 1.802 de estos aparatos proporcionaron información durante menos del 90 % del tiempo. Es más, 1.717 desbordamientos de tormentas no tenían ni siquiera uno instalado.

Una de las voces más críticas y que culpa al Brexit de la situación actual es precisamenteStanley Johnson, padre del aún primer ministroBoris Johnson. Durante una entrevista a la radio LBC señaló que cuando el Reino Unido se unió en 1973 a lo que es hoy la UE “era conocido como el tipo sucio de Europa”, debido a la falta de mediciones estadísticas de la calidad del agua en las playas.

“Las regulaciones europeas transformaron la calidad del agua en toda Europa y el Reino Unido realmente se limpió. Pero ahora que estamos fuera del bloque estamos en una situación muy, muy difícil y peligrosa”, matizó. “No son solo las aguas residuales las que van a nuestros mares y ríos. Es todo tipo de cosas. Y tienes que tener un marco general de gestión”, añadió, culpando directamente al Gobierno que aún gestiona su hijo de la situación actual. “Sin el respaldo que brinda el marco de la UE nos enfrentamos a un largo trabajo”, matizó.

Francia recurre a la UE

Ayer, tres eurodiputados franceses declararon que Reino Unido está amenazando la salud humana, la vida marina y la pesca al verter aguas residuales en el Canal de la Mancha y el Mar del Norte. Los europarlamentarios galos, que pertenecen al partido del presidente Emmanuel Macron, han demandado a la Comisión Europea que busque medidas «políticas y legales» para detener la contaminación, dado que Londres ha abandonado la normativa medioambiental internacional.

Salarios desorbitados

En cualquier caso, esto no ha hecho que las bonificaciones anuales pagadas a los ejecutivos de las compañías de agua se hayan visto afectadas. El año pasado aumentó un 20 %. En promedio, los ejecutivos -a los que se les permite además tener otros trabajos- recibieron 100.000 libras en pagos únicos además de sus salarios, durante un período en el que se bombeó agua sucia durante 2,7 millones de horas en los ríos y zonas donde está permitido bañarse en Inglaterra. En total, los 22 jefes de las compañías se pagaron a sí mismos 24,8 millones de libras, incluidos 14,7 millones de libras en bonos, beneficios e incentivos.

Water UK, que representa a las compañías de agua, asegura “están de acuerdo en que existe una necesidad urgente de actuar” y que se están invirtiendo “más de 3.000 millones de libras para mejorar el sistema como parte de un programa nacional más amplio para mejorar el medio ambiente entre 2020 y 2025″.

Un portavoz de Downing Street recalcó que la Agencia de Medio Ambiente está llevando ahora a cabo “nuevas acciones de cumplimiento y seguimiento” y que las compañías que no tomen medidas urgentes sobre este tema “se enfrentarán a multas”.

Pero cuando el Ejecutivo tuvo oportunidad de actuar no lo hizo. Gracias a una enmienda del Gobierno -que tiene mayoría en la Cámara de los Comunes- la nueva Ley de Medio Ambiente, en lugar de un deber de “garantizar que las aguas residuales no tratadas no se descarguen” (como pedían los Lores), obliga a las empresas a garantizar una “reducción progresiva del impacto adverso de las descargas” de los desbordamientos de las tormentas.

Los ministros defienden que terminar con todos los vertidos de aguas residuales es prácticamente imposible sin un aumento en las facturas de los clientes de 569 a 999 libras por año. Esto se debe a que actualizar el sistema de alcantarillado de la época victoriana costaría entre 150.000 millones y 660.000 millones de libras. Y en un momento en el que la inflación podría llegar al 18% a principios del próximo año no es precisamente una prioridad.