Asia

Atacar “sin piedad” a EEUU y Corea del Sur: Pyongyang reconoce el objetivo de sus ensayos con misiles

La última serie de lanzamientos norcoreanos apunta a crisis de largo recorrido

Kim Jong Un, presidente de Corea del Norte
Kim Jong Un, presidente de Corea del NortelarazonAgencia AP

El ejército de Corea del Norteha reconocido este lunes que la pruebas de misiles realizadas en los últimos tías fueron ejercicios de práctica para atacar “sin piedad” objetivos clave de Corea del Sur y Estados Unidos, como bases aéreas y sistemas de comando de operaciones, con una variedad de misiles que probablemente incluían armas nucleares.

Algunos expertos creen que Kim usó los ejercicios militares como excusa para modernizar su arsenal nuclear y aumentar su influencia en futuros acuerdos con Washington y Seúl. Corea del Norte disparó docenas de misiles y voló aviones de combate hacia el mar la semana pasada, lo que provocó alertas de evacuación en algunas áreas de Corea del Sur y Japón. El régimen de Kim Jong Un quiso protestar por las maniobras de las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Corea del Sur, que el Norte ve como un ensayo de invasión.

La treintena de misiles con la que Pionyang respondió a unas grandes maniobras de Seúl y Washington no solo indica, según los expertos, que el régimen está volcado en desarrollar nuevas armas, sino que la posibilidad de negociar su desarme se antoja ya casi inviable y que la crisis en la peninsula va para largo.

El volumen de armas testadas, especialmente entre el 2 y 3 de noviembre, es inédito para el régimen, que en un puñado de días ha disparado más proyectiles que en todo el infausto 2017. Aquel año Corea del Norte probó varios misiles balísticos intercontinentales (ICBM ) y la tensión dialéctica se disparó entre el líder Kim Jong-un y el entonces presidente estadounidense Donald Trump.

Kim Jong Un, presidente de Corea del Norte, cerca de un punto de lanzamiento de un misil
Kim Jong Un, presidente de Corea del Norte, cerca de un punto de lanzamiento de un misillarazonAgencia AP

Esta cantidad inusual de misiles ha incrementado las dudas sobre las capacidades de Seúl y Tokio, aquellos mensajes a los medios resultaron confusos, a la hora de rastrear y derribar misiles norcoreanos. Ankit Panda, investigador del programa de políticas nucleares del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, explica a EFE que no cree que Pionyang estuviera “probando claramente las capacidades de rastreo de Japón y Corea del Sur”.

“Sin embargo, estos lanzamientos de misiles con una intensidad sin precedentes capaces de hacer que ambos países consideren las tremendas dificultades a hora de encarar de manera integral la amenaza de los misiles de Corea del Norte a través de defensas antimisiles”, añade.

Mejorar la preparación

Aunque estos y otros lanzamientos son y han sido una respuesta a ejercicios militares que Washington, Seúl y Tokio han venido realizando, la investigadora del Atlantic Council y profesora adjunta en la Universidad Johns Hopkins Naoko Aoki cree importante recordar que estos test no son solo para enviar mensajes.

“Pionyang continúa con su plan de modernización militar quinquenal anunciado por Kim Jong-un en enero de 2021″, apunta, en referencia al programa en el cual Pionyang, tras el fracaso de la cumbre de Hanói de 2019, se ha embarcado para desarrollar armas hipersónicas, misiles intercontinentales con más alcance o armas nucleares tácticas.

“Corea del Norte ha mostrado avances en el tipo de misil de corto alcance cuya forma de vuelo dificulta su detección. Así que en resumen, sí, están tratando de adquirir capacidades que pueden complicar las defensas de EE.UU. y sus aliados, y están progresando” añade. Aoki destaca además que el número de armas testadas la semana pasada arroja nueva luz “sobre las capacidades de producción de misiles” del empobrecido país.

Sin distensión a la vista

Pionyang se ha embarcado en años anteriores en estrategias a medio plazo en las que buscó contribuir a una escalada de tensión después rebajada con intentos de acercamiento -a cambio muchas veces de concesiones- a Seúl y, especialmente, a Washington. Sin embargo, muchos expertos dudan de que en esta ocasión el régimen esté jugando ese tipo de partida.

Rachel Minyoung Lee, investigadora del Centro Stimson, escribió la semana pasada en la web especializada 38 North una columna donde subrayaba que este año el régimen ha rematado una reforma de su estrategia diplomática que parece apartarse de la meta, ansiada durante décadas, de normalizar relaciones con Washington y que al tiempo ha reforzado mucho los lazos con Pekín y Moscú.

Este nuevo posicionamiento, que ve inútil tratar de acercarse a EE.UU. tras el fracaso de Hanói en un mundo aparentemente más multipolar, “no conduce a la diplomacia oa aliviar tensiones”, según Lee. Benjamin Young, profesor de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, dice con convencimiento que “el objetivo final de Corea del Norte es el dominio estratégico de la península coreana”.

“Es probable que estén invirtiendo en armas nucleares tácticas porque ven el poder del chantaje nuclear que Putin ha utilizado para evitar el uso de tropas de la OTAN en Ucrania”, añade.

Prueba atómica

En lo que respeta a armas atómicas, Naoko Aoki cree que en los próximos meses “es probable que veamos pruebas continuas de misiles por parte de Corea del Norte, así como otros tipos de ejercicios militares, y tal vez incluso una prueba nuclear a medida que el país insiste en su plan de modernización militar quinquenal”.

Además, recuerda, la situación actual marcada por las tensiones Washington-Pekín y la guerra en Ucrania permite a Pionyang testar armas sin miedo a represalias puesto que China y Rusia ya se han mostrado opuestas a aumentar las sanciones de la ONU u otros castigos contra Corea del Norte. Ankit Panda sostiene que es “improbable” que Pionyang busque rebajar ahora la misma tensión, ya que Kim Jong-un ha prometido responder a cada movimiento de los aliados, “por lo que estamos viendo un ciclo de acción-reacción”.

A diferencia de otros expertos cree que “el objetivo último (norcoreano) no está para nada claro”, pero si que “deberíamos dar por hecho que las tensiones continuarían aumentando hasta que uno de los dos lados afloje”.