Escalada de tensión
Una nueva ofensiva de Kim Jong Un impulsa a Washington y a Seúl a ampliar sus maniobras militares
Corea del Norte ha disparado más misiles en las últimas horas que en todo 2017, el año del “fuego y la furia” en el que estuvo de entrar en un conflicto con el presidente Donald Trump
Corea del Norte probó el jueves un misil balístico intercontinental (ICBM) hacia su costa oriental, lo que desató las alarmas en algunas zonas de Japón, mientras la tensión en la región aumenta en medio de las maniobras militares conjuntas que están realizando Estados Unidos y Corea del Sur. Kim Jong Unha disparado más misiles en las últimas 24 horas que en todo 2017, el año del “fuego y la furia” en el que el líder intercambió improperios con el entonces presidente estadounidense Donald Trump.
Al parecer, el misil intercontinental, que falló durante su prueba de fuego el jueves, es el ICBM Hwasong-17 norcoreano. Se trata de uno de los más avanzados de Pyongyang y está diseñado para transportar una cabeza nuclear y ser capaz de apuntar al territorio continental de EEUU. Los recientes lanzamientos constituyen una violación de una serie de resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) que prohíben a Corea del Norte realizar pruebas con este tipo de cohetes.
El Estado Mayor Conjunto de Seúl señaló que el ICBM parecía haber fallado durante la “separación en la segunda etapa”. “El alcance del misil balístico de largo alcance es de unos 760 kilómetros, con una altitud de 1.920 kilómetros y una velocidad de Mach 15″, dijo el ejército.
Asimismo, el ministro de Defensa de Japón, Yasukazu Hamada, afirmó que el gobierno perdió el rastro del primer misil sobre el Mar de Japón. “Detectamos un lanzamiento que mostraba la posibilidad de sobrevolar el país y, por tanto, activamos la Alerta J. Pero tras comprobar la trayectoria, confirmamos que no había pasado por encima”, detalló.
Aproximadamente una hora después del primer lanzamiento, los militares surcoreanos y la guardia costera japonesa informaron de un segundo y un tercer disparo. Seúl señaló que ambos eran misiles de corto alcance lanzados desde Kaechon, al norte de Pyongyang. Por la noche, el ministro de Defensa japonés, Yasukazu Hamada, anunció que Corea del Norte había lanzado otros tres proyectiles balísticos más.
Las tensiones ya llegaron a un punto álgido el miércoles, cuando tanto Corea del Norte como el Sur dispararon múltiples misiles (al menos 23 por parte de Pyonyang) a través de la Línea de Límite Norte, la frontera marítima de facto entre ambos países. Los medios de comunicación locales informaron de que se activaron las sirenas de ataque aéreo en la isla oriental surcoreana de Ulleungdo, donde se advirtió a los residentes que buscaran refugio.
El primer ministro Fumio Kishida acusó frente a la prensa: “Los repetidos lanzamientos de misiles de Corea del Norte son un escándalo y no pueden ser perdonados en absoluto”.
La tirantez ha seguido aumentando en la región durante la última semana mientras Estados Unidos y Corea del Sur realizan uno de sus mayores ejercicios conjuntos de armas combinadas, bautizados como “Vigilant Storm”. Alrededor de 100 aviones estadounidenses y 140 surcoreanos participan en estos. Unas 1.600 salidas, el mayor número de este ejercicio anual, están siendo pilotadas por una serie de aviones, entre ellos los cazas furtivos F-35B Lightning II del Cuerpo de Marines, y los F-15K Slam Eagles y KF-16 surcoreanos. Se trata de aparatos furtivos diseñados para producir una firma de radar lo más pequeña posible.
Las tropas están llevando a cabo apoyo aéreo cercano, operaciones antiaéreas defensivas, operaciones aéreas de emergencia y procedimientos defensivos de la base.
Estaba previsto que las maniobras terminaran el viernes, pero la fuerza aérea de Corea del Sur anunció el jueves que se prolongarían en respuesta a los últimos lanzamientos ofensivos de Kim, si bien no se sabe hasta qué fecha.
Operación “Tormenta Vigilante”
“Vigilant Storm” (Tormenta vigilante, en español), anteriormente denominada “Combined Flying Training Event y Vigilant Ace”, fue suspendida en 2017 por la administración del ex presidente surcoreano Moon Jae-in. Moon, miembro del Partido Democrático. Este abogó por la suspensión de las maniobras militares conjuntas para negociar con el líder norcoreano la desnuclearización de Pyongyang.
Pero tras su toma de posesión en mayo, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, del conservador Partido del Poder Popular, prometió reforzar la alianza de su país con Washington y reanudar estas prácticas conjuntas.
Cabe destacar que este verano se informó de que comandos estadounidenses y surcoreanos estaban practicando los denominados “ataques de decapitación”, con el objetivo de eliminar a los máximos dirigentes del Norte en una operación militar relámpago. Pyongyang podría pensar que los aviones furtivos que sobrevuelan en las actuales maniobras se utilizarán en esas “operaciones de decapitación”.
La República Popular Democrática de Corea ha expresado en repetidas ocasiones su rechazo a los simulacros, calificándolos de ensayo general para una invasión. Además ha advertido que están preparados para utilizar armas nucleares y asegurarse de que las fuerzas estadounidenses y surcoreanas en la región “paguen el precio más horrible de la historia”.
Séptima prueba nuclear
Washington y Seúl han advertido repetidamente que los recientes lanzamientos de misiles de Kim Jong Un podrían culminar con otra prueba nuclear, la séptima de Pyongyang. “Es muy factible que la prueba de armas nucleares tácticas sea la siguiente. Seguramente muy pronto”, dijo en Twitter Chad O’Carroll, del sitio especializado NK News, con sede en Seúl.
El reino ermitaño revisó sus leyes en septiembre para permitir ataques nucleares preventivos, y su líder se reafirmó como una potencia nuclear “irreversible”, poniendo fin a las negociaciones sobre sus programas de armamento prohibidos y permitiéndole defenderse de forma automática si “se hallan en peligro debido a un ataque de fuerzas hostiles”.
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