
Alemania
Alemania da un golpe sobre la mesa y apuesta por la controvertida energía nuclear
El país teutón, en plena búsqueda de una fuente de energía limpia para su potente industria, se vuelca en la fusión nuclear con una inversión milmillonaria para replicar la energía del sol en la Tierra y asegurar su futuro energético

La fusión nuclear se ha convertido en el epicentro de un pulso entre la utopía y el pragmatismo. Por un lado, la promesa de una energía limpia, segura y prácticamente inagotable; por otro, las voces escépticas que la consideran un costoso espejismo tecnológico, incapaz de resolver la crisis energética a corto plazo. Este choque de visiones define un debate científico de primer orden en el que Europa se juega buena parte de su futuro.
En medio de esta encrucijada, Alemania ha decidido mover ficha de forma contundente. El Gobierno germano ha puesto sobre la mesa una inversión de 1.700 millones de euros con un objetivo claro: acelerar el desarrollo de esta tecnología para, a la larga, construir la primera central de fusión del mundo. Una apuesta de enorme envergadura con la que busca liderar una carrera tecnológica que hasta ahora no tenía un claro favorito.
Esta decisión, sin embargo, no es casual, sino que responde al complejo puzle energético alemán. Como una de las grandes potencias industriales del continente, el país se enfrenta a la titánica tarea de alcanzar la neutralidad de carbono en 2045, un camino que se ha visto sembrado de obstáculos tras el cierre definitivo de sus centrales nucleares de fisión en 2023 y el plan para abandonar el carbón antes de 2038.
De hecho, la clave de esta tecnología reside en su radical diferencia con la energía atómica convencional. La fusión busca imitar el proceso que alimenta al sol, uniendo núcleos atómicos para liberar una cantidad ingente de energía. A diferencia de la fisión, que los divide, su principal ventaja es que no genera residuos radiactivos de larga duración, el gran quebradero de cabeza que ha lastrado la energía nuclear durante décadas.
Una promesa energética entre el laboratorio y la red eléctrica
Por otro lado, un hito reciente alimenta el optimismo de los defensores de esta vía. A finales de 2022, un experimento en Estados Unidos consiguió por primera vez en la historia una ganancia neta de energía en una reacción de fusión. Aunque a una escala todavía experimental, este avance supuso una prueba de concepto fundamental que demostró la viabilidad física del proyecto y dio un impulso moral a los equipos de investigación de todo el mundo.
Con todo, la gran incógnita sigue siendo cuándo esta tecnología podrá abandonar los laboratorios para conectarse a la red eléctrica de forma comercial. Mientras los más optimistas hablan de prototipos operativos en una década, otros expertos advierten de que el horizonte es mucho más lejano y complejo. La apuesta alemana, por tanto, se erige como un movimiento estratégico para asegurar un suministro continuo y estable que complemente a las renovables intermitentes y garantice la soberanía energética del futuro.
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