Opinión
Bukele encamina su reelección
Su éxito en seguridad contrasta con su respeto a las instituciones
El 4 de febrero se celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales en El Salvador. El controvertido primer mandatario, Nayib Bukele, parece correr casi en solitario ante una oposición atomizada. La inmensa mayoría de las encuestas en el país dan una ventaja importante (de 40 a 50 puntos) al presidente salvadoreño por encima de sus contrincantes. Aunque exista segunda vuelta, de alcanzar el 50% de las preferencias, Bukele se relegiría en primera vuelta, cosa que también coinciden la mayoría de las mediciones.
Ante el «fenómeno Bukele», parte del liderazgo opositor aboga por la elección de un candidato unitario que permita reducir la probabilidad de avalancha en contra. Sin embargo, los partidos tradicionales como el FMLN de izquierda y ARENA de derechas, parecen poco dispuestos a llegar a acuerdos que permitan la unidad opositora. En ese escenario, la victoria de Bukele amplía sus probabilidades.
El éxito del Gobierno salvadoreño de cara a la inseguridad es rotundo; nadie lo puede negar. Según Gallup, el índice de criminalidad del país centroamericano es de apenas 3%, el más bajo de toda América Latina. Le antecede Venezuela con 31%. Perú y Ecuador lideran el ranking con 87%, cada uno. Sin embargo, la gran discusión sobre Bukele no es sobre su gestión, sino sobre su respeto a las instituciones. La falta de independencia por parte de los jueces está comprobada y la sumisión del Congreso al jefe del Estado resultan evidentes.
En un continente donde cada vez más prima el deseo del orden, incluso por encima de que reine un sistema democrático, Bukele parece encaminarse a ser uno de los líderes unipersonales más significativos de esta primera mitad de siglo XXI en Latinoamérica.
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