Fallo judicial
"La peor asesina de Australia" resultó ser una mujer inocente
Kathleen Folbigg condenada a 25 años de cárcel, de los que ya ha cumplido 20, por el asesinato de sus cuatro hijos, es indultada después de que una investigación revelase que sus hijos padecían una patología genética
En una decisión sin precedentes, Kathleen Folbigg, una mujer condenada como la peor asesina en serie de Australia, ha sido indultada tras cumplir 20 años entre rejas por matar a sus cuatro hijos, en lo que se considera uno de los errores más graves judiciales del país. Como resultado de una nueva investigación, abierta 20 años después de que Folbigg fuera condenada por estrangular hasta la muerte a sus 4 hijos, se revocaron las pruebas existentes. Tras obtener los resultados de un estudio sobre mutaciones genéticas, los fiscales declararon que había pruebas suficientes que demostraban que los niños murieron de forma natural,
Tras haber cumplido dos décadas en la cárcel, el fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, declaró que se había firmado el indulto para Folbigg y ordenado su liberación inmediata. No obstante, el fiscal comunicó que el indulto incondicional no anula la condena de Folbigg y que el tribunal de apelación tomaría esa decisión. Se espera que, si queda en libertad, esta demande al gobierno para obtener una indemnización millonaria.
Esta mujer, que siempre ha mantenido su inocencia, fue condenada a 25 años de cárcel en 2003 por el asesinato de tres de sus hijos y el homicidio involuntario de su primera criatura. Todos ellos fallecieron repentinamente entre 1989 y 1999, con edades comprendidas entre los 19 días y los 19 meses, y los fiscales que la juzgaron alegaron que los había asfixiado.
En apelaciones anteriores y en otra investigación del caso realizada en 2019 no hallaron motivos para la duda razonable y se dio más peso a las pruebas circunstanciales en el juicio original.
Finalmente, el fiscal recibió las conclusiones preliminares de una segunda investigación judicial dirigida por el ex presidente del Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur, Thomas Bathurst, según las cuales existían dudas razonables sobre su culpabilidad en cada uno de los delitos.
En el proceso judicial, la acusación se había basado en la improbabilidad estadística de que tantos de sus hijos murieran accidentalmente. Sin embargo, en la segunda instrucción, este razonamiento fue cuestionado por nuevas pruebas científicas que apuntaban a posibles causas médicas de los fallecimientos.
La prueba clave la aportó un equipo de inmunólogos que descubrió que sus hijas, Sarah y Laura, compartían una mutación genética, denominada CALM2 G114R, que puede causar muerte súbita cardiaca. También se descubrieron pruebas de que sus hijos, Caleb y Patrick, poseían una mutación genética diferente, relacionada con la epilepsia súbita en ratones.
En el proceso y en la primera vista, la fiscalía argumentó que las anotaciones en el diario de Folbigg relativas a los decesos podrían interpretarse como admisión de culpabilidad. Sin embargo, tras recibir nuevas pruebas psicológicas, el fiscal interpretó las anotaciones como "los escritos de una madre afligida y posiblemente deprimida, que se culpaba a sí misma de su muerte".
Mientras que en el juicio había sido presentada por la acusación como "la peor asesina en serie de Australia", Bathurst indicó que le resultaba "imposible aceptar la proposición de que fuera otra cosa que una madre preocupada por sus hijos".
Este caso es especialmente trágico, pero no carece de precedentes. El sistema de justicia penal conlleva un riesgo intrínseco de condena errónea. De acuerdo con expertos, este caso demuestra una vez más que Australia necesita una Comisión de Revisión de Casos Penales (CCRC, por sus siglas en inglés), un órgano estatutario que trabaje con total independencia para investigar las denuncias de condenas injustas.
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