Estados Unidos

Baltimore se rebela contra Trump

¿Qué hay detrás de los ataques del presidente a esta ciudad de mayoría afroamericana? Un ataque calculado para mantener al alza el apoyo blanco y castigar al hombre que le vigila en el Capitolio.

Baltimore, entre Washington y Nueva York, es sede de importantes empresas, pero también puerto de entrada de droga y escenario de violencia / Reuters
Baltimore, entre Washington y Nueva York, es sede de importantes empresas, pero también puerto de entrada de droga y escenario de violencia / Reuterslarazon

¿Qué hay detrás de los ataques del presidente a esta ciudad de mayoría afroamericana? Un ataque calculado para mantener al alza el apoyo blanco y castigar al hombre que le vigila en el Capitolio.

La llama del racismo se aviva en EE UU cada vez que el presidente Donald Trump se lo propone, aunque él mismo se niegue a reconocerlo. Y el fuego de esas llamas se acaba extendiendo desde Twitter, donde suele provocar el incendio, hasta todos y cada uno de los estados del país. El más reciente foco de la polémica tiene forma de ciudad, Baltimore, pero está envuelto con el nombre y apellido de Elijah Cummings. El congresista por el séptimo distrito de Maryland.

Un cruce de acusaciones entre Trump y Cummings dio comienzo cuando el demócrata criticó las condiciones en las que los inmigrantes cruzan la frontera con México de manera irregular. Trump contestó diciendo que Baltimore es «mucho peor», más «peligrosa» que la frontera y «ningún ser humano quisiera vivir ahí», escribió en Twitter. Cummings le replicó de inmediato: «Señor presidente, voy a casa, a mi distrito, todos los días». «Cada mañana, me despierto, voy y lucho por mis vecinos. Es mi deber constitucional supervisar al Poder Ejecutivo. Pero es mi deber moral luchar por mis electores».

Cruce de acusaciones en una escalada de tensión que muchos calificaron de conflicto racial. «No tengo ni un pelo de racista», se justificó Trump en Twitter. «Soy la persona menos racista que existe en cualquier parte del mundo», añadió. Pero en el distrito por el que Cummings es congresista, con más de 2.668.056 de habitantes contando con su área metropolitana, más de la mitad de la población (59%) es negra, como él. «Los residentes de Baltimore viven en el infierno», aseguró Trump. «Un lío infestado de ratas y roedores», añadió. «Es mejor tener unas cuantas ratas que ser una de ellas», fue la contundente respuesta del «Baltimore Sun», el principal periódico de la ciudad, que no pudo quedarse al margen de la polémica por considerarla un acto de racismo. «Si hay problemas aquí, ratas incluidas, él es tal vez más responsable que nadie porque ocupa el cargo más poderoso en la tierra», rezaba el demoledor artículo, que defendía al congresista por ser menos responsable que el alcalde, el gobernador de Maryland o el propio Trump.

Lo cierto es que Baltimore puede ser todo lo bueno o malo que se quiera, según los ojos que la miren. Baltimore es ciudad de contrastes. Con una excelente localización a medio camino entre Washington y Nueva York, es conocida por albergar uno de los mayores atractivos turísticos del país por la zona portuaria, con el buque de la guerra de Secesión, el Acuario Nacional y la concurrida área de tiendas y restaurantes con el famoso cangrejo que se come a mazazos con las manos. La Universidad y el Hospital John Hopkins sitúan a la ciudad en un pedestal. Es, además, superviviente. En 1904, el conocido como «gran incendio» arrasó con 1.500 edificios en 30 horas y obligó reconstruir la mayor parte de la ciudad. E histórica. Jorge Duany, catedrático en la Universidad Internacional de Florida, quiere romper estereotipos al destaca que «la ciudad tiene una tasa de paro del 5,2% respeto al 5,3% de todo EE UU; y una tasa de pobreza del 10,2% comparada con el 13,4% del país; la media de ingresos familiares es de 77.394 dólares, muy superior a la media nacional de 60.336».

En el otro lado del telón destaca que Baltimore es también una de las entradas principales de droga al país. Conocida como la «capital de la heroína», se calcula que cerca de un 10% de su población es adicta a esta sustancia, lo que la convierte en una de las zonas más peligrosas y estrambóticas por igual, con altos índices de criminalidad, pero también de lujos y excesos. La misma que inspiró al periodista de sucesos David Simon a escribir el libro en que se basa la serie «The Wire».

Condiciones de vida y corrupción que han sido también el blanco de las críticas de Trump en un intento por mantener encendida a su base electoral. Porque la clave de esta polémica no debe entenderse en su forma, sino en el fondo. Y tampoco no hace falta ir muy lejos para identificar el origen de este episodio. «Los ataques del presidente a Cummings tienen más que ver con el tema racial, los barrios pobres a los que se refiere están ocupados por afroamericanos como el congresista», añade Duany. Para satisfacción del presidente, los sondeos muestran que con cada nuevo episodio en materia de inmigración o racismo, su popularidad aumenta.

Además, Cummings, como presidente del Comité de Supervisión y Reforma del Congreso, es el responsable de lidiar con algunas de las decisiones que más han molestado a Trump desde que es presidente. Entre sus funciones: investigar el rol y la posible implicación de Trump en la trama rusa, el nepotismo al que ha sido acusado en referencia a su hija Ivanka o el uso que pueda estar haciendo de sus contactos en la Casa Blanca en beneficio de sus negocios.