Estados Unidos

A la búsqueda de la fórmula vicepresidencial de Donald Trump

Completar el ticket electoral republicano no es tarea fácil. Marco Rubio ha vuelto a entrar en las quinielas

Former President Donald Trump, followed by attorney Todd Blanche, left, gestures as he returns from a break in his trial at Manhattan criminal court in New York, Friday, Friday, May 10, 2024. (Curtis Means/DailyMail.com via AP, Pool)
Trump Hush MoneyASSOCIATED PRESSAgencia AP

Cuando Mike Pence retiró su campaña de reelección para gobernador de Indiana y se convirtió en la fórmula vicepresidencial de Donald Trump en 2016, nadie mostró sorpresa. Ambos parecían necesitarse. Pence contaba con el voto de los electores evangélicos que dudaban de un Trump lleno de escándalos y ofrecía también estabilidad a una aspiración que hasta ese momento no contaba con el favor de los republicanos en Washington. El magante, por su parte, logró poner el nombre de Pence en el mapa político nacional, e incluso, hacerlo ver como moderado.

Aunque esta dupla terminó con la relación lastimada asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, durante el tiempo que compartieron Administración en la Casa Blanca las cosas parecían ir muy bien entre ambos.

Esta campaña de cara a las presidenciales de noviembre se muestra distinta. Trump, que repite como candidato republicano, se encuentra en medio de varios procesos judiciales que dejan la incertidumbre sobre cuán caótico o no podría ser un segundo mandato. En este sentido, la figura del vicepresidente podría tomar mayor relevancia que antes.

Quien parecía tener mayores opciones para ocupar ese espacio, sin embargo, ha quedado prácticamente desactivada del tablero por cuenta de una desafortunada confesión: el asesinato de su propio perro.

Se trata de Kristi Noem, la gobernadora de Dakota del Sur. En su libro "No hay vuelta atrás: la verdad sobre lo que está mal en la política y cómo hacer avanzar a Estados Unidos", ella asegura que "odiaba" a Cricket, que era su mascota, y lo menospreció cuando se dio cuenta de que el perro era "peligroso" y "menos que inútil”, por lo que tuvo la “valentía” de matarlo luego de que el animal no parase de atacar a las gallinas de su vecino.

Para Noem, la historia muestra que es una mujer con agallas capaz de tomar decisiones difíciles, pero para una gran mayoría de ciudadanos la anécdota (que ya había sido vetada de un primer libro de la política) solo la hace ver como una persona cruel.

Nadie quiere a una persona cruel como marca de campaña. Eso, como aseguran varios analistas políticos, hiere al candidato principal y no atrae a votantes jóvenes ni de centro.

Ahora en medio de la tormenta mediática, cuando se le pregunta al respecto en varios programas de noticias, Noem continúa respondiendo, explicando demasiado por qué mató al perro, recordando al público que sentía que él era peligroso para sus hijos y que ella es una madre dura y protectora. Pero parece que es muy tarde.

Noem tendrá una última oportunidad de recuperar público cuando este fin de semana regrese a Palm Beach, Florida, territorio natural de Trump, para dirigirse a los donantes más importantes junto con otros posibles compañeros de fórmula

en un hotel de lujo. Dos de sus asesores contaron a medios locales que esperan hacer públicos otras historias del libro -esperemos que esta vez positivas- y ver si toman la misma relevancia.

Su caída es relevante porque en los últimos años se había convertido en una especie de esperanza conservadora tras varias derrotas electorales. Se convirtió en una de las gobernadoras que más se opuso a las regulaciones de Covid, fue una habitual en los medios, recibió a Trump para una celebración del Día de la Independencia de 2020 y luego le regaló un busto en miniatura del Monte Rushmore con su rostro incluido.

Pero lo cierto es que el perro no es el único “muerto” que asusta a la campaña Trump. Hay informes no probados sobre una presunta relación extramatrimonial de Noem con el ex director de campaña de Trump, Corey Lewandowski. Sea verdad o no, la narrativa no ayuda para nada.

Mientras la campaña Trump se enfoca en sus propios esfuerzos para mantener a flote a su candidato en medio de los procesos judiciales, se han dedicado a desmentir todas y cada una de las opciones que los medios han develado como posibles aspirantes a vicepresidente. Dicen que no están apurados en nombrar a alguien e insisten en que quieren asegurarse de que sea una persona “totalmente leal”.

Incluso el reconocido senador del Comité de Relaciones Exteriores, Marco Rubio habría entrado en la baraja. De acuerdo con una publicación de NBC hace algunos meses, al menos seis fuentes cercanas a Trump dicen que el ex mandatario considera seriamente a su ex rival en los comicios de 2026.

Marco Rubio, cubano republicano de pura casta y joven (52 años), tendría a su favor ser hijo de inmigrantes en un año en el que la crisis fronteriza marca sin duda la agenda. Una vez apodado por Trump como el ‘Pequeño Marco’, ahora no son pocos en Washington los que creen que incluirlo en la campaña puede ser clave.

La posible designación de Rubio, quien habla perfecto español, además, podría ayudar en el esfuerzo que Trump hace por atraer el voto de los latinos, un segmento del electorado con peso decisivo en los estados bisagra. Oficialmente ninguna de las partes ha confirmado esta posibilidad.