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Chemi Peres: «Israel es un Estado resiliente que ya no es cuestionado»

Hijo de Simon Peres

Chemi Peres: «Israel es un Estado resiliente que ya no es cuestionado»
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El segundo hijo del fallecido presidente de Israel y Premio Nobel de la Paz Simon Peres confiesa ser, al igual que su padre, «un optimista por decisión propia». Chemi Peres presentó ayer en Casa Sefarad la biografía escrita por el histórico líder antes de morir: «Soñar sin límites». Durante la entrevista con LA RAZÓN, Chemi reconoce que le preocupa «el odio, la agitación social, el antisemitismo y el BDS. Se deberían frenar estos movimientos».

¿Cuál es la mayor amenaza para el legado de su padre?

En su vida hizo cosas que son respetadas en el panorama político. A la derecha del mapa político, construyó la capacidad nuclear israelí que básicamente protege a Israel en sus peores momentos y asegura su existencia. Hace que Israel sea un Estado resiliente que ya no es cuestionado. En el lado izquierdo, fue un pionero de la paz y firmó los Acuerdos de Oslo con los palestinos. Pueden parecer dos hechos contradictorios, pero para él eran complementarios. Dijo que Dimona [el centro nuclear] fue el primer paso para la paz. Al fin y al cabo, tanto los tratados de paz como Dimona tienen como finalidad la seguridad de Israel en el futuro. Lo que puede amenazar su legado es la malinterpretación de su motivación y el olvido. Necesitamos encontrar la fuente secreta para saber cómo desarrollar su legado en el tiempo. No porque él necesite ser recordado, sino porque lo que hizo es demasiado importante para que se olvide.

¿Le preocupa el auge de la extrema derecha y del antisemitismo en países como Francia?

Y en Madrid también. Sí, me preocupa el odio en general, la agitación social, el antisemitismo y el BDS [el boicot a los productos israelíes]. Pero Israel se ha construido para durar. Tenemos resiliencia y nunca jamás vamos a aceptar una segunda reencarnación de lo que ocurrió en la II Guerra Mundial. Se deberían frenar estos movimientos. Tenemos que luchar contra ellos más allá de nuestras fronteras.

¿Qué pensaba su padre sobre la capital de Israel? ¿Los cambios de embajada a Jerusalén son contraproducentes de cara a los Acuerdos de Paz de Oslo?

En primer lugar, mi padre ya estaba muerto cuando esto sucedió. En los Acuerdos de Oslo, Jerusalén no estaba sobre la mesa. Se dejó para futuras negociaciones. Pero por supuesto que Jerusalén es la capital del Estado de Israel y reconocerla se da por hecho. Allí es donde tiene la sede el Gobierno, se halla el Parlamento, la Corte... Jerusalén es la capital de Israel, sin duda. Dado que es una situación delicada –que puede resolverse–, mi padre pensó que, en el marco del acuerdo de paz, debería lidiarse con ello en una fase más tardía del proceso. El modo en el que se hizo por parte de Trump fue constructivo, ya que no descartó nada. No dijo que éste fuera el estatus final, que no será parte de ninguna resolución en el futuro. Pienso que no cerró ninguna puerta. Solo dijo algo muy simple: ésta es la capital de Israel y yo la reconozco. Ahora es una realidad, lo que es bueno.

Su padre era de origen polaco. ¿Cómo han sentado las declaraciones del nuevo ministro de Exteriores: «Los polacos maman el antisemitismo de la leche materna»?

La familia de mi padre fue asesinada en Polonia (Vishneva ahora es Bielorrusia). Su abuelo y los que quedaban en el pueblo fueron encerrados en la sinagoga y los quemaron... Es parte de nuestra historia familiar y de los judíos. Redefinir el pasado es erróneo, no podemos cambiarlo. Lo que pasó, pasó. Sin embargo, siento que el mundo necesita centrarse en el futuro. Dirijo una empresa de venture capital y en los últimos años estamos invirtiendo en empresas tecnológicas polacas. Es en esto en lo que nos tenemos que centrar.

¿Está la cuestión palestina en la campaña de las elecciones de abril?

Hay dos asuntos. Uno sobre el Estado palestino: ¿sí o no? Y otro sobre el carácter de Israel: qué tipo de Estado queremos. Pienso que la cuestión que lanzan desde la derecha es sobre la solución de dos estados versus uno. Sin embargo, el centro izquierda habla más de ser un estado moral, crear una comunidad sana, una democracia vibrante, libertad para todos... La población tendrá que decidir.