Guerra energética

La crisis de combustible se agrava en Rusia tras la ola de ataques de Kiev a su industria petrolera

Los precios internos de la gasolina han aumentado cerca de un diez por ciento y han aparecido colas esporádicas en las estaciones de servicio

Ucrania ataca con drones la refinería rusa de Ufa, casi 1300 km tras la frontera, batiendo un nuevo record
Ucrania ataca con drones la refinería rusa de Ufa, casi 1300 km tras la frontera, batiendo un nuevo record

La guerra en Ucrania ha entrado en una fase de ataques de largo alcance contra la infraestructura energética, y Kiev ha encontrado en sus drones una herramienta potente para golpear a Rusia donde más le duele: su crucial industria petrolera. Estos ataques, que el presidente Volodímir Zelenskiy ha calificado como "las sanciones que funcionan más rápido", han provocado una creciente escasez de combustible en territorio ruso y están reconfigurando su mercado energético.

La ofensiva se ha intensificado drásticamente. Desde el inicio de agosto, Ucrania ha lanzado al menos 58 ataques contra sitios energéticos clave en Rusia, según el Open Source Centre. Esta cifra contrasta notablemente con solo tres ataques en junio y julio combinados. Los drones están alcanzando objetivos a una distancia de hasta 2.000 kilómetros, incluyendo una refinería en la región de Tiumén, en lo que podría ser el ataque más lejano de Ucrania hasta la fecha.

El impacto de esta campaña está siendo palpable. Los ataques han dejado fuera de servicio una capacidad de refinado significativa, llegando a ser de hasta el 21% (o 1,4 millones de barriles diarios) a finales de agosto, según cálculos de Reuters. Un alto funcionario ucraniano declaró que el objetivo principal es generar escasez de productos esenciales como la gasolina y el diésel dentro de Rusia para dificultar el avance de las tropas rusas en el frente.

La escasez ya se siente. Los precios internos de la gasolina han aumentado cerca de un diez por ciento y han aparecido colas esporádicas en las estaciones de servicio. En un esfuerzo por aliviar la situación interna, el gobierno ruso ha tenido que prohibir las exportaciones de gasolina.

Las consecuencias se extienden al comercio exterior. Las exportaciones totales de combustible de Rusia cayeron a un promedio diario de 1,88 millones de barriles en los primeros 10 días de octubre, el nivel más bajo desde la invasión de 2022, según datos de Vortexa. Un ataque en septiembre contra la terminal de Ust-Luga, que gestiona el 60% de las exportaciones de nafta, ha provocado que los envíos de este producto cayeran un 43% en octubre, su nivel más bajo desde enero de 2022. Incluso grandes compradores como Taiwán, que había incrementado sus importaciones de nafta rusa seis veces, están considerando detener sus compras si la Unión Europea lo solicita.

La Agencia Internacional de Energía (IEA) ha advertido que las empresas petroleras rusas sentirán los efectos de estos ataques durante casi un año, ya que una de cada tres refinerías ha sido alcanzada. La IEA no espera que la producción de refino regrese a sus niveles normales antes de junio de 2026, una proyección que no incluye el daño potencial de futuros ataques.

Ante las restricciones de sus aliados occidentales para usar armas suministradas contra objetivos profundos en Rusia, Ucrania ha desarrollado su propia flota de drones de largo alcance, como el Liutyi y el FP-1. Las misiones suelen involucrar entre 20 y 30 drones cargados con 50-75 kg de explosivos, a veces con señuelos adicionales para saturar las defensas aéreas rusas. Aunque Rusia mejora constantemente su tasa de intercepción, y las defensas anti-drones se están instalando sobre refinerías como la de Gazprom Neftekhim Salavat, la campaña ha demostrado ser un "golpe potente" capaz de desestabilizar la economía rusa que financia la guerra.