Terrorismo

Demostración de fuerza yihadista en medio de la tensión del Sahel africano

Al Qaeda y el Estado Islámico tratan de reforzar sus posiciones al aprovechar la grave situación que se vive en la zona de las "tres fronteras"

Mientras los países del Sahel africano se encuentran en ebullición, golpe de estado en Níger incluido con un intento de ataque a los ciudadanos de raza blanca que no se había conocido desde hace décadas, los yihadistas que se mueven en la zona denominada de las “tres fronteras” (Níger, Mali y Burkina Faso) no pierden el tiempo y reúnes a sus terroristas como demostración de fuerza.

Este territorio, que se disputan Al Qaeda, a través de sus franquicias, y el Estado Islámico (ISIS y DAESH), que hace lo propio, resulta fundamental para los planes de expansión de este tipo de terrorismo y, a medio plazo, con unas consecuencias imprevisibles para Europa. Desde la pérdida de su “califato” en Siria, ISIS busca una “zona de confort” en la que instalar sus campamentos de entrenamiento y bases logísticas. Lo de Al Qaeda ya cuentan con las suyas en Mali.

El problema radica (es absurdo buscar ahora responsabilidades cuando es preciso encontrar soluciones) en que la seguridad de la zona, que correspondía a una coalición de fuerzas militares europeas, con fuerte presencia francesa, está cayendo poco a poco en manos de Rusia a través de sus mercenarios de Wagner, cuya fama les precede en cuanto a sus métodos para enfrentar a la población y empujarla hacia los diceb combatir.

En una estrategia perfectamente definida por Vladimir Putin y su estado mayor, después de haber abierto a Europa y la OTAN un frente norte, en Ucrania, ahora hace lo propio en el sur, con su creciente presencia e influencia no sólo en los países del Sahel sino también en alguno del Magreb.

Las consecuencias son previsibles, lo difícil es determinar los tiempos, ya que el jerarca ruso va a tener la llave de la lucha anti yihadista en una zona especialmente conflictiva, algo que hasta ahora correspondía a la coalición internacional que, poco a poco, ha ido retirando contingentes. Lo que pueda hacer el antiguo mandatario soviético sólo sabe él, pero, según expertos consultados por LA RAZÓN, la actual situación beneficia forma clara a los yihadistas de ambas bandas que siempre tienen puestos sus ojos en los objetivos de occidente.

Los atentados de Francia y Bélgica, de 2015 y 2016, se organizaron en Siria, cuando el “califato” vivía sus mejores momentos. Disponían de las infraestructuras y “aparatos” para conformar las células que perpetraron aquellas atrocidades con un balance de más de 150 personas asesinadas. Ahora, buscan nuevas zonas de confort.

Los mandatarios de los países del Sahel y, singularmente, los de las “tres fronteras”, no ocultan sus preferencias hacia Rusia y el repudio a otros países, en especial Francia. Están su derecho y habría que escuchar sus razones. Los careteles a favor de Putin y las banderas rusas han abaundado en las manifestaciones que han seguido a los golpes.

El problema es que el yihadismo sigue a lo suyo y pensar que los mercenarios de Wagner, que yan cometido, según se comenta, algunas atrocidades en Mali, van a contener este terrorismo es una pura quimera. Más bien pueden actuar como detonantes de banderín de enganche para jóvenes de la zona que no vean otra salida ante la situación creada.

El vídeo que se reproduce en esta noticia, al no contener ninguna escena de las barbaridades que suelen cometer estos terroristas, es una auténtica demostración de fuerza, con la concentración de numerosos vehículos pick up con ametralladoras y motocicletas, el medio de locomoción preferido por los yihadistas en su particular “zona cero” en África.

Curiosamente, los golpes de estado y el establecimiento de juntas militares se ha justificado, entre otros factores en los que los económicos no son menores, en la ineficacia de la coalición internacional para frenar el yihadismo. Se habla de 25.000 muertos en los últimos 10 años, muchos de ellos cristianos dentro de la estrategia de genocidio de esta religión que lleva a cabo Daesh. Pensar que Rusia vaa contener el problema es mucho pensar; se va a convertir en observador privilegiado sin que nadie le inquiete.