Opinión

La derecha antisistema en América Latina

La crisis de legitimidad que atraviesa la democracia en América Latina ofrece una oportunidad a líderes que cuestionan los modos tradicionales de hacer política, especialmente los promovidos por Estados Unidos tras la caída del imperio soviético.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante su intervención en la 78º sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, 20 Septiembre 2023.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante su intervención en la 78º sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, 20 Septiembre 2023. MIGUEL RODRIGUEZAgencia EFE

Se ha celebrado la 79ª edición de la Asamblea General de Naciones Unidas, donde líderes como Javier Milei, presidente de Argentina, y Nayib Bukele, presidente de El Salvador, mostraron una postura crítica hacia los principales actores del «establishment» político mundial.

Milei criticó duramente la adopción de la Agenda 2030, calificándola de «programa supranacional socialista» que, en su opinión, agrava los problemas que pretende resolver. También rechazó el «Pacto del Futuro» promovido por la ONU y señaló la incoherencia del organismo al incluir dictaduras como las de Venezuela y Cuba en su Consejo de Derechos Humanos. Por su parte, Bukele advirtió que el mundo está «dividido, deprimido, hostil y sin esperanza», afirmando que la humanidad se encuentra en una «nueva era oscura». Criticó la erosión de la libertad de expresión y la inseguridad en muchas ciudades del mundo, haciendo una velada crítica a EE UU sin mencionarlo.

La crisis de legitimidad que atraviesa la democracia en América Latina ofrece una oportunidad a líderes que cuestionan los modos tradicionales de hacer política, especialmente los promovidos por Estados Unidos tras la caída del imperio soviético. En un mundo multipolar, queda claro que ya no solo la izquierda critica el orden establecido, sino también la derecha, que capitaliza la falta de credibilidad de las organizaciones multilaterales asentadas en suelo norteamericano.

En la medida que multilaterales como la ONU, la OEA y otras no aterricen soluciones tangibles a los conflictos políticos y sociales de América Latina, en esa medida, será difícil que la atención de los ciudadanos en los discursos tradicionales de la Asamblea General termine por cobrar un verdadero valor.

La democracia está en crisis y estas organizaciones multilaterales no parecen ofrecer soluciones.