
Defensa
Desavenencias en la coalición del gobierno alemán tras la reactivación de la mili obligatoria por sorteo
La sombra de la 'mili' vuelve a planear sobre Alemania, donde el Gobierno de coalición se enfrenta por la reactivación del servicio militar, con la obligatoriedad como principal punto de fricción para reforzar sus fuerzas armadas

Alemania se ha fijado un objetivo de envergadura: pasar de los 182.000 soldados que componen actualmente sus fuerzas armadas a una cifra de 260.000 para el año 2035. Este ambicioso plan para robustecer su ejército es la causa de fondo de un intenso debate político que amenaza con fracturar al Gobierno de coalición, enfrentando a conservadores y socialdemócratas sobre el camino a seguir para alcanzar una notable ampliación de sus efectivos.
De hecho, la discusión sobre el reclutamiento no surge de la nada. El país germano suspendió el servicio militar obligatorio en 2011, pero nunca llegó a eliminarlo por completo de su marco constitucional. Esta particularidad legal es la que ahora abre la puerta a su reactivación, otorgando al Gobierno la potestad de restablecerla si lo considera una necesidad para la defensa nacional.
Sin embargo, la posibilidad legal no se traduce en consenso político, sino todo lo contrario. La cuestión ha provocado un profundo cisma en el Ejecutivo, con dos visiones completamente opuestas sobre si el futuro del ejército debe basarse en la voluntariedad o en un sistema de conscripción forzosa. Por ahora, el único paso en firme acordado que se implementará a partir de 2026, es el envío de un cuestionario a todos los jóvenes al cumplir la mayoría de edad: obligatorio para los hombres y voluntario para las mujeres. Este debate sobre cómo atraer a los jóvenes no es exclusivo de Alemania; de hecho, otros ejércitos como el de Estados Unidos exploran nuevas estrategias de reclutamiento que incluyen el uso de influencers para conectar con las nuevas generaciones.
Dos modelos enfrentados para el futuro del ejército
Por un lado, el ala conservadora de la coalición ha puesto sobre la mesa la idea de implantar un sistema de reclutamiento por sorteo, inspirado en el modelo de Dinamarca. Esta medida se activaría únicamente si las cifras de alistamiento voluntario no fueran suficientes para cumplir con los objetivos marcados, garantizando así un flujo constante de nuevos reclutas.
Por otro, el ministro de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, lidera la oposición a cualquier fórmula que no se base en la libre elección. Su propuesta, que representa el sentir de su partido, es un rechazo frontal a la obligatoriedad. En su lugar, aboga por un servicio voluntario que comenzaría con una instrucción militar inicial de seis meses, tras la cual los participantes decidirían si desean continuar su carrera en las fuerzas armadas o regresar a la vida civil.
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