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La desolación del pueblo sirio, también en el terremoto
Más de 2,1 millones de desplazados internos vivían en esta región. Han vuelto a perderlo todo: «Parecía el día del juicio final»
Supervivientes de una larga guerra, muchos de los sirios abandonaron sus hogares y huyeron del régimen de Bachar al Asad. Algunos no se vieron con fuerzas ni con los contactos suficientes para irse a países sin conflictos de la Unión Europea a empezar de cero, por lo que se desplazaron al noroeste de Siria, cerca a la frontera con Turquía, donde los llamados rebeldes sirios resistían a los ataques del Ejército de Asad, quien ayudado por los bombardeos de la aviación rusa, logró cambiar el curso de la guerra. Con todo, nunca llegó a «reconquistar» estos bastiones y el conflicto ha continuado y está a punto de cumplir los 12 años.
Este lunes, el zarpazo ha venido de la madre tierra, quien rugió de madrugada en un devastador terremoto que mató a más de 3.300 personas solo aquí. Hani Khabbaz, director general del Fondo Fiduciario para la Recuperación de Siria, para aliviar el sufrimiento del pueblo sirio, se ha librado personalmente del seísmo, pero el jueves ya estaba rumbo a Turquía. «Hemos empezado nuestra respuesta con lo que teníamos en Siria (medicamentos, panaderías, etc.) y aprobado la primera parte de nuestro plan de respuesta de emergencia de 1,3 millones de euros que incluye tiendas de campaña, mantas, kits quirúrgicos y de traumatología, medicamentos y material médico fungible», resume a LA RAZÓN. "Se proporcionará al norte de Alepo, estamos trabajando en apoyo adicional y seguiremos anunciando a medida que avancemos".
Según los últimos datos del Informe sobre la situación humanitaria de diciembre de 2022, «hay más de 2,1 millones de desplazados internos; deberíamos suponer que todos ellos están afectados, la mayoría de los cuales se encuentran en el noroeste de Siria y no tienen ningún lugar al que ir ahora».
Para que la ayuda humanitaria llegara a esta zona, ya era complicado antes del devastador seísmo. Para los sirios, el terremoto es una «crisis encima de múltiples crisis», que solo ha puesto de manifiesto, una vez más, la desesperación de este pueblo.
Al preguntarle si el régimen de Asad va a ayudar, precisamente, a ciudades adalides de la resistencia siria como Alepo e Idlib, Khabbaz reconoce que «tiene la obligación legal y moral de prestar asistencia a todos los sirios, incluidos los de Idlib y el norte de Alepo. Desde que comenzó el conflicto, la asistencia entre líneas ha sido un problema importante y en la mayoría de los casos el acceso estaba bloqueado o la ayuda era muy limitada».
De acuerdo con EFE, los grupos opositores operativos en el noroeste de Siria dieron luz verde a la utilización de los cruces de Bab al Salam y el Al Rai para entregar suministros a las zonas rebeldes. Con todo, ninguno de estos pasos fronterizos puede ser utilizado por la ONU, que lo hace por Bab al Hawa. Al cierre de esta edición, solo dos convoyes de la ONU habían entrado.
Las imágenes de la destrucción y los esqueletos de edificios recuerdan a aquellos momentos de lucha más encarnizada . «Lamentablemente, nunca hay una buena lógica o racionalidad para los opresores e invasores. Rusia invadió Ucrania y lleva 12 años apoyando al opresor en Siria», dice Khabbaz.
«Más del 80% de la gente aquí no puede permitirse una comida al día», explica Hasan, logista de Médicos Sin Fronteras. Hasan se encontraba en Al Dana, Idlib, cuando tuvo lugar el seísmo.
«Salimos a la calle y parecía el día del juicio final».
Al encontrarse en un cuarto piso fue muy complicado salir del edificio, sintiendo que se podía derrumbar en cualquier momento. «Por la mañana, recorrí las zonas dañadas de las afueras. Vi un panorama estremecedor».
Edificios aplastados, gente bajo los escombros... «La gente está en refugios y campamentos; lo han perdido todo, necesitan ayuda con urgencia».
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