
Criminalidad
Detienen al 'narco-michi' en Costa Rica: el gato que utilizaban para el contrabando de droga
El animal era empleado por los presos de una cárcel costarricense para introducir sustancias ilegales sin ser descubiertos

Esta semana se ha hecho viral la detención policial de un gato en Costa Rica, ya que era utilizado por los residentes de una cárcel del país para introducir drogas y otras sustancias en prisión. En el momento del arresto, el felino portaba pegados al cuerpo bolsas con marihuana y crack.
A pesar de que el refranero, en toda su sabiduría popular, reza que "Gato que roba nunca va a la cárcel", este animal en concreto era empleado concretamente para fines delictivos en el Centro Penitenciario de Pococí, en Costa Rica. Durante la semana pasada, unos guardias de seguridad que se encontraban patrullando encontraron a un felino que trataba de escalar una cerca con alambre de espino.
Tras inspeccionar al animal, descubrieron que este llevaba atados a su lomo varios paquetes que contenían diversos tipos de droga, principalmente 236 gramos de marihuana y en torno a unos 70 gramos de crack. Las autoridades sospechan que el felino había sido deliberadamente para introducir drogas en la prisión.

Actualmente, se están revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad para identificar a las personas responsables de entrenar y utilizar al animal, así como a los destinatarios de la droga dentro del penal. Tras su 'detención', el gato fue entregado al Servicio Nacional de Salud Animal para su evaluación y cuidado.
Este incidente destaca la creatividad y audacia de las redes de narcotráfico al utilizar métodos poco convencionales para introducir contrabando en las cárceles. No es la primera vez que se emplean animales con este propósito, y las autoridades encargadas de la seguridad están investigando nuevas medidas para impedir esta clase de delitos.
Ya en 2019, en la cárcel Nelson Mandela de San Carlos, Costa Rica, se descubrió a un gato con un collar inflado que contenía drogas destinadas a los reos. Los reclusos entrenaban a los animales para trasladar objetos y sustancias, permitiéndoles seguir coordinando crímenes desde el interior del penal.
Las redes sociales no han tardado en hacer chanza sobre el asunto, y no han faltado los comentarios que hacen paralelismos con chistes populares, como "este gato es dos veces animal, porque es gato y camello". Muchos usuarios comenzaron a referirse a este felino como "el narco-michi", un apodo que ha terminado siendo empleado por medios de comunicación de todo el mundo que se han hecho eco del peculiar suceso.
Durante toda la historia se han reportado métodos ortodoxos o muy originales que utilizan los narcotraficantes para introducir drogas en penales o realizar contrabando en zonas fronterizas. Existen múltiples casos de la explotación de gatos o palomas en esta clase de delitos, así como de drones o ingeniosos escondites para la droga en toda clase de productos legales, desde latas de alimentos hasta frutas, incluso impregnando telas con droga para extraerla después químicamente.
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