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Trump tacha de «timo» el último libro que ridiculiza su mandato

El secretario de Defensa, James Mattis, desmiente todos los comentarios que se le atribuyen la obra

Donald Trump y Bashar al Assad. Foto: Archivo/Reuters
Donald Trump y Bashar al Assad. Foto: Archivo/Reuterslarazon

El secretario de Defensa, James Mattis, desmiente todos los comentarios que se le atribuyen la obra.

Donald Trump agradeció ayer al secretario de Defensa, el general James Mattis, que negara la veracidad de las palabras que el mítico periodista Bob Woodward pone en su boca. «Gracias general Mattis. El libro es pura ficción». Y apenas un minuto más tarde: «Gracias general Mattis. El libro es falso y aburrido». El libro, claro está, es una truculenta y demoledora descripción de la Casa Blanca a partir de cientos de conversaciones, dando la cara y/o también anónimas, que Woodward habría mantenido con muchos de los más cercanos colaboradores de Trump.

En un comunicado firmado por el general, afirma que todas las palabras que la obra pone en su boca son falsas. Entre otras cosas que tras el ataque con armas químicas en Siria contra población civil el presidente le exigiera por teléfono un plan para asesinar a Bashar al Asad y que, nada más colgar, Mattis explicó a sus colaboradores que no pensaba seguir sus instrucciones.

Por no hablar de los momentos impagables en los que Trump abogaría por sacar las tropas de EE UU de la península de Corea y abandonar a Seúl. O de los momentos, según Woodward bastante comunes, en los que Mattis habría dicho de Trump que es un imbécil y le atribuía la inteligencia de un párvulo.

Dice el general que «las palabras despectivas sobre el presidente que se me atribuyen en el libro de Woodward nunca fueron pronunciadas por mí o en mi presencia. Aunque generalmente disfruto leyendo ficción, esta es una clase de literatura propia de Washington, y sus fuentes anónimas no le otorgan credibilidad».

Tras sacar pecho por la «aniquilación del califato del Estados Islámico», la mejora de las relaciones con Corea del Norte, el reequilibrio de gastos en las partidas de la OTAN y el aumento del presupuesto militar, que ha «gozado de un apoyo abrumador bipartidista en el Congreso», Mattis, uno de los militares más prestigiosos de las últimas décadas, concluye aludiendo a su sentido del honor: «La idea de que mostraría desprecio por el comandante en jefe, el presidente Trump, o toleraría la falta de respeto a su oficina del presidente dentro del Departamento de Defensa es producto de la rica imaginación de alguien».

El problema de Trump y Mattis es que no estamos ante un libelo facturado por un especialista en biografías jarrapellejas y prensa del colorín. Tampoco ante un trabajo dictado por una antigua colaboradora resentida y que simultanea los ataques al presidente con apariciones en la telebasura. Ni siquiera las memorias de un ex director del FBI que podría ser acusado de parcialidad y resentimiento. El asunto crucial es que se trata de una obra escrita por un autor que forma parte del santoral del periodismo estadounidense. De alguien que ha ganado dos veces el premio Pulitzer. El mismo al que interpretó Robert Redford en «Todos los hombres del presidente», la película de Alan J. Pakula que contaba como Woodward y su socio, el también reportero Carl Bernstein (Dustin Hoffman) en la pantalla, destaparon el Watergate.