Conferencia de Múnich

EE UU reforzará el flanco este de la OTAN si Rusia ataca Ucrania

Von der Leyen asegura en Múnich que Bruselas está preparada para un corte del suministro de gas ruso

La vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, ayer en Múnich
La vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, ayer en MúnichMichael ProbstAgencia AP

La Conferencia de Seguridad de Múnich estuvo marcada en su segundo día por la ausencia por primera vez de Rusia, así como por la preocupación en torno a un conflicto armado entre Ucrania y Rusia. El canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que «una guerra amenaza de nuevo a Europa» y que «el riesgo sigue más que presente», por lo que otros asuntos como la pandemia o la lucha contra el cambio climático estarían en este momento en un segundo plano ante una posible invasión rusa de Ucrania que el presidente ruso, Vladimir Putin, sigue negando al tiempo que moviliza a unas 190.000 tropas en la frontera.

Scholz manifestó que la movilización masiva de soldados rusos «no se puede justificar de ninguna manera» y advirtió al Gobierno ruso de que «cualquier agresión a la integridad ucraniana tendrá un alto coste político, económico y geoestratégico para Rusia». El canciller, que sabe que dicho coste también recaerá sobre Alemania y la UE, según le informó esta misma semana el Instituto de Estudios Económicos ifo, dijo que es necesario hacer hincapié en la vía diplomática «tanto como sea necesario, sin caer en la ingenuidad», ya que Rusia habría centrado sus reclamaciones en impedir que Ucrania forme parte de la OTAN y aseguró que ello «es paradójico, porque aún no se ha tomado ninguna decisión en ese sentido».

Su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, advirtió a Putin de no «cometer ese error fatal», en referencia a la posible invasión de Ucrania tras el encuentro de los países del G-7, que tuvo lugar en paralelo a la Conferencia en Múnich y la presidencia del cual tiene Alemania en este momento. «Llévese a sus tropas, evite daños para Ucrania y para Rusia y déjenos hablar». La historia no estaría escrita, aseguró, y habría un camino del diálogo que podría tomar. «Es un error si Rusia piensa que puede aumentar su propia seguridad sometiendo a otros», afirmó, para volver a recordar que «una nueva agresión contra la soberanía de Ucrania tendría rápidas consecuencias masivas para Rusia, económicas, financieras, políticas y estratégicas, así como individuales para aquellos responsables directos de esta crisis».

Baerbock también alertó de que «nos encontramos ante el peligro de una guerra en medio de Europa, con todo lo inimaginable que ello pueda parecer». A pesar de las advertencias, Baerbock había rechazado de nuevo el viernes el envío de armas solicitado por Ucrania haciendo referencia a la responsabilidad histórica en la II Guerra Mundial, que obligan al país a buscar otros caminos para garantizar la seguridad.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, aseguró que «Rusia pretende reescribir las reglas del orden mundial» y advirtió «del alto precio» de un ataque militar contra Ucrania. «Si el Kremlin ataca, podemos imponer altos costes y consecuencias graves para los intereses de Moscú». Von der Leyen explicó que, ante la amenaza de que las sanciones puedan volverse como un búmeran contra la UE debido a la dependencia del gas ruso, la Unión tendría alternativas energéticas en caso de corte del suministro, sin especificar cuáles. El 90% del gas consumido en la UE es importado, un 40% ruso.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que «aún no hay señales de que Rusia se esté replegando de verdad». Por el contrario, «la concentración de tropas sigue aumentando». Rusia aún tendría tiempo de retroceder y cambiar el curso de la escalada bélica. La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, advirtió que «si Rusia ataca a Ucrania debe estar segura de que pagará un precio económico inaudito» con, entre otras cuestiones, sanciones económicas «fuertes y rápidas». Su país, junto con sus aliados, «apuntaremos las instituciones financieras y a las principales industrias rusas», aseguró.

Harris repitió el discurso de casi todos los ponentes: Rusia estaría amenanzando a un país soberano, Ucrania, y es por ello que aseguró que los EE UU reforzarán militarmente el flanco este, de forma que en caso de un ataque, los aliados de la OTAN serían defendidos por la organización. En el caso de Ucrania, al no estar dentro de la Alianza, no realizarían una intervención militar, pero a Harris le preocupa que Rusia pueda querer atacar a los países bálticos que sí forman parte de la OTAN.

El presidente ucranio, Vlodomir Zelenski, también participó en la conferencia y su discurso fue uno de los más esperados. Zelenski pidió más apoyo de sus aliados y una fecha concreta para la entrada de su país en la OTAN. Según el mandatario, Ucrania es el «escudo de Europa» y reclamó un reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que también se sienta Rusia. Es, por ello, que pidió «una nueva arquitectura de seguridad mundial». Para Zelenksi, la vía diplomática estaría muerta: «El apaciguamiento llevó a la invasión de Crimea». Rusia no pudo ofrecer su visión en la conferencia porque su Ministro de Exteriores Sergei Lavrov se negó a asistir.