Análisis

Las teorías conspiratorias que Putin se creyó hasta que Ucrania le hizo ver la realidad

Su obsesión con la invasión a Ucrania viene desde hace años, así como su miedo a la OTAN y Occidente

Vladimir Putin, presidente de Rusia
Vladimir Putin, presidente de RusiaAlexander ZemlianichenkoAgencia AP

El pueblo de Rusia sigue a su líder. Se deja llevar por las teorías de su presidente. Cree todo lo que el mandatario dice. Y para corroborarlo, consulta los medios de comunicación, que dan la información que el gobernante permite. Así, durante dos décadas, periodistas, funcionarios, trabajadores.... en definitiva, los rusos, admiran a Vladimir Putin y acompañan sus decisiones, sin tener opción a saber si son o no verdad, por muy inverosímiles que parezcan.

Pero con la invasión a Ucrania, hace ya más de dos meses, la brecha entre la teoría de la conspiración y la política de Estado se ha cerrado hasta desaparecer.

Putín creyó que Occidente quiere repartir el territorio de Rusia. “El mundoquiere mordernos o arrancarnos un trozo de Rusia” porque “es injusto que sólo Rusia posea las riquezas de una región como Siberia”. Una cita que, en un principio, era inventada, después de que años atrás, medios oficialistas le hicieran ver que todos estaban contra Rusia. Él lo creyó. Pero él mismo la acabó contando. Y él mismo llevó a los rusos a pensarlo.

También creyó que la OTAN ha convertido a Ucrania en un campo militar. Alianza que surgió en defensa de la Unión Soviética, es la peor pesadilla de Putin. Y operaciones en Serbia, Irak o Libia han sembrado el temor del mandatario de que Rusia pueda ser el próximo objetivo de la OTAN.

De la misma forma, creyó que el país presidido por Volodimir Zelenski está preparando armas biológicas para usarlas contra Rusia. Ya en 2017, Putin acusó a los expertos occidentales de recoger material biológico para experimentos científicos.

Así, planeó la invasión a Ucrania desde meses atrás, afirmando que había que “desmilitarizar” y “desnazificar” el territorio, controlado por Occidente (pese a que Ucrania ni pertenece a la OTAN ni a la Unión Europea).

Dentro de la misma Rusia, creyó que la oposición quiere destruir el país, “convirtiendo en un caos el país, como pasa en Ucrania”. Putin declaró que su feroz opositor, Alexei Navalni, era agente de la CIA. A él y otros arrestó, encarceló y condenó con diferentes cargos que no se demostraban con los hechos.

Por su parte, creó un complot contra el movimiento global LGTBI. Un alarmismo que se convirtió en un pilar fundamental de la política del Kremlin, porque Putin pensaba que era “un complot contra la sociedad rusa tal y como se conoce”.

Los rusos, engañados y con incertidumbre en su futuro

El presidente ruso alcanzó la semana pasada un índice de aprobación del 80 por ciento, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación de Opinión Pública, donde mantiene una confianza por parte de la ciudadanía rusa similar a la que obtuvo tras la anexión de Crimea en 2014.

No obstante, la “operación militar especial” ha afectado a la economía rusa. En gran medida, por las sanciones. Rusia está cada vez más aislada de la comunidad internacional, con paquetes de medidas contra el país impuestos por Unión Europea, Estados Unidos o Reino Unido, entre otros, y que afectan a los bancos, a los oligarcas, al Kremlin o al presidente. E indirectamente, a los rusos.

La inflación anual de alimentos alcanzó el 18,7% el pasado 1 de abril, y aún se espera que alcance un 23,7%, su nivel más alto desde el año 1999. El salario medio de los rusos, que antes parece abundante, ahora apenas alcanza para llegar a fin de mes. Todos los medios de comunicación rusos han sido bloqueados o clausurados, a excepción de los oficialistas y los afines al régimen ruso. Unos 50.000 trabajadores rusos han perdido sus empleos hasta el momento y otros 98.000se encuentran en un periodo de vacaciones forzosas debido al impacto de las sanciones. Y el desempleo en Rusia está cerca de alcanzar la cifra más alta desde que cayera la Unión Soviética, llegando al menos al 9%.

Pruebas que hacen ver que Ucrania hizo despertar a Putin de las teorías conspiratorias que él mismo creo y él mismo se creyó. El líder ruso ha reconocido en varias ocasiones que Rusia también se enfrenta a problemas. Pero ha metido a los rusos en una “burbuja” que, de explotar, comprobarían la triste realidad en la que se ha envuelto el país (y probablemente, con la polémica del gas ruso, vaya a peor).