Democracia

Arranca en Bielorrusia el juicio en ausencia de la líder opositora exiliada Svetlana Tijanóvskaya

Refugiada en Lituania, la destacada disidente bielorrusa es objeto de una decena de acusaciones, entre ellas, alta traición y “conspiración para tomar el poder de forma inconstitucional”

Manifestación en Múnich, Alemania, contra el Gobierno de Bielorrusia (Foto de ARCHIVO)12/08/2021
Manifestación en Múnich, Alemania, contra el Gobierno de Bielorrusia (Foto de ARCHIVO)12/08/2021SACHELLE BABBAR / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTOSACHELLE BABBAR / ZUMA PRESS / C

El juicio en rebeldía de la opositora bielorrusa en el exilio Svetlana Tijanóvskaya comenzó el martes en Minsk, en plena aceleración de la maquinaria represiva del régimen autoritario del presidente Alexander Lukashenko.

Refugiada en Lituania, Tijanóvskaya, de 40 años, es objeto de una decena de acusaciones, en particular las de alta traición y “conspiración para tomar el poder de forma inconstitucional”.

El juicio es una “farsa” y una “venganza personal” de Lukashenko, dijo Svetlana Tijanóvskaya en declaraciones a la AFP, en Davos, Suiza.

En el verano de 2020, Bielorrusia se vio sacudido por un movimiento de protesta histórico para denunciar la controvertida reelección del dirigente autoritario, en el poder durante casi tres decenios.

Tijanóvskaya, que se había presentado a la presidencia en lugar de su esposo encarcelado, Serguéi Tijanovski, reunió durante su campaña multitudes en todo el país, suscitando la esperanza de un cambio.

Obligada al exilio, la que antes se presentaba como una simple madre de familia es ahora el rostro de las fuerzas democráticas en Bielorrusia y la mayor opositora de un régimen cuyas brutales exacciones denuncia incansablemente.

Junto a ella también son juzgados cuatro opositores exiliados: María Moroz, Pavel Latushko, Olga Kovalkova y Sergéi Dylevski.

Su juicio se inscribe en un contexto de agravamiento en las últimas semanas de la implacable represión orquestada por el régimen de Lukashenko, con una sucesión de casos judiciales contra opositores.

Estos juicios suelen celebrarse a puerta cerrada, en total opacidad.

Tijanóvskaya explicó a la AFP que se había puesto en contacto con su abogado de oficio, pero que éste nunca respondió. “No sé cuánto durará este juicio pero estoy segura de que me condenarán a muchos años de prisión”, indicó.

Represión en pleno apogeo

Si bien la opositora parece estar a salvo de las cárceles de Minsk gracias a su exilio, las autoridades encontraron otra manera de castigarla anunciando el lunes nuevas acciones judiciales contra su marido, actualmente encarcelado en Bielorrusia.

Tijanovski, bloguero popular que criticaba ferozmente a Lukashenko, fue condenado en diciembre de 2021 a 18 años de prisión por “organizar disturbios masivos” e “incitar al odio en la sociedad”.

El lunes, las autoridades bielorrusas anunciaron que lo habían acusado de “insubordinación” a la administración penitenciaria, acusación que se castiga con dos años suplementarios de prisión.

Después del movimiento de protesta de 2020, el régimen bielorruso lanzó una represión implacable contra toda voz crítica, con detenciones masivas, exilios forzados y encarcelamientos tanto de opositores como de responsables de medios de comunicación y de oenegés.

Según el Centro Viasna, el país cuenta actualmente con más de 1.400 presos políticos y, más de dos años después de los hechos, la represión está en pleno apogeo.

A principios de enero, un tribunal comenzó a juzgar a Ales Bialiatski, un activista por la democracia encarcelado, co-ganador del Premio Nobel de la Paz 2022 y fundador del Centro Viasna.

Bialiatski y sus colaboradores pueden ser condenados a hasta 12 años de prisión.

Los juicios de varias colaboradoras del sitio de información Tut.by, principal medio de comunicación independiente en Bielorrusia -entre ellas su jefa de redacción Marina Zolotova-, también comenzaron a puerta cerrada.

El lunes se inició inclusive el juicio del periodista bielorruso, Andrzej Poczobut, figura de la minoría polaca, también a puerta cerrada. Se enfrenta a una pena de hasta 12 años de prisión por haber pedido sanciones internacionales contra Bielorrusia.