Armamento
"Asesino de barcos": así es el temible misil Harpoon que amenaza a Putin en la guerra en Ucrania
Tras su incorporación al arsenal ucraniano, este cohete antibuque representa una auténtica amenaza para Rusia en la región
Los Estados miembros de la OTAN han brindado un apoyo crucial a Kyiv desde el inicio de la invasión rusa. De hecho, el armamento avanzado facilitado por los países occidentales está resultando un elemento clave en la guerra de Ucrania, destacando el misil antibuque Harpoon de fabricación estadounidense.
Desde su incorporación al arsenal ucraniano, este "asesino de barcos" ha fortalecido enormemente sus capacidades navales, representando una verdadera amenaza para Rusia en la región.
Durante los primeros meses de la guerra, Ucrania utilizó el misil antibuque Neptune, de fabricación nacional, para hundir el buque insignia de la armada rusa, el Moskva. Sin embargo, la incorporación de los misiles Harpoon al arsenal ucraniano ha elevado enormemente sus capacidades navales.
Los arpones y otros sistemas similares enviados por los países occidentales han resultado fundamentales para impedir que la flota rusa del Mar Negro realice operaciones anfibias en puertos estratégicos como Odesa.
Recientemente, los sistemas de misiles RGM-84 Harpoon fueron utilizados por el Ejército ucraniano para hundir un remolcador ruso en el mar Negro. Este incidente demostró públicamente el despliegue de los misiles Harpoon por parte de Ucrania y resaltó aún más su capacidad para desafiar a Rusia en la región.
Con su alcance autónomo sobre el horizonte y su capacidad para realizar ataques terrestres y aéreos, el Harpoon representa una verdadera amenaza para las operaciones navales rusas. Es un potente misil que cuenta con un sistema de guiado de búsqueda activa por radar.
En la práctica, Harpoon es un destructor de barcos y objetivos móviles. Se fabrica en EE UU desde 1977, en el pasado por McDonnell Douglas y ahora por Boeing.
Pesan entre 519 y 628 kilogramos y miden entre 3,8 y 4,6 metros, pero lo realmente importante es que portan una cabeza de unos 250 kilos con un explosivo penetrador que viaja a una velocidad de 0,85 veces la del sonido, es decir, a 281 metros por segundo.
Con un alcance de hasta 280 kilómetros, una vez lanzado, el misil vuela hacia la zona del objetivo y allí conecta su propio sensor de búsqueda, localiza al blanco y lo destruye sin que el lanzador tenga que actuar de nuevo. Esto permite que dicha plataforma pueda concentrarse en otras amenazas diferentes.
¿Qué impacto puede tener en la contienda? Según Bryan Clark, experto naval del Instituto Hudson, varias decenas de estos misiles con alcance superior a los 100 kilómetros podrían ser suficientes para amenazar a los buques rusos que bloquean la costa ucraniana.
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