Grupo Wagner

El Grupo Wagner pierde protagonismo en los combates en Ucrania

Prigozhin rechazó en su cara a cara con Putin poner a sus mercenarios bajo la autoridad de otro mando militar

Los mercenarios rusos del Grupo Wagner ya no participan en los combates en Ucrania de forma «significativa», según el Pentágono, y su líder, el oligarca Yevgueni Prigozhin, rechazó que sus combatientes sirvieran bajo la autoridad de otro mando que no fuera el suyo, reveló el presidente ruso Vladimir Putin.

«En este momento, no vemos que las fuerzas de Wagner estén participando de forma significativa en apoyo a los combates en Ucrania», afirmó el jueves en rueda de prensa el portavoz del Pentágono, el general Pat Ryder. Sin embargo, la inteligencia de Estados Unidos estima que la «mayoría» de los combatientes de Wagner siguen en zonas de Ucrania ocupadas por Rusia.

Las declaraciones del Pentágono se producen tres semanas después de que Wagner, la compañía militar privada que tuvo un rol clave en la invasión de Ucrania, se alzara en armas contra el alto mando militar ruso y ocupara durante varias horas un cuartel en el sur del país, para dar luego marcha atrás gracias a la mediación del autócrata bielorruso Alexander Lukashenko.

Prigozhin aseguró entonces que esta sublevación no buscaba derrocar al poder, sino salvar a Wagner de ser desmantelado por el Estado Mayor ruso, al cual acusó de incompetencia en la ofensiva de Moscú en Ucrania. Por su parte, Putin reveló el jueves en una entrevista al diario Kommersant los primeros detalles de una reunión que sostuvo con Prigozhin y sus mandos el 29 de junio en el Kremlin, cinco días después del motín.

Un nuevo comandante

El presidente ruso dijo haber propuesto al líder del grupo paramilitar que sus combatientes sirvieran bajo la autoridad oficial de otro mando, una opción a la que este se negó. Los combatientes de Wagner «podrían haber sido reunidos en un solo lugar y continuar su servicio. Para ellos no cambiaría nada, estarían dirigidos por la persona que fue realmente su comandante durante todo este tiempo», explicó Putin.

Kommersant precisó que esta persona es un mando del Grupo Wagner conocido como Sedoy (cabello gris, en español), quien, según Putin, fue quien realmente dirigió a los paramilitares en el frente ucraniano durante los últimos 16 meses. El mandatario ruso afirmó que muchos de los presentes «asintieron», pero que Prigozhin, que estaba sentado delante, no aceptó esta oferta y dijo: «No, los chicos no están de acuerdo con esta solución».

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró este viernes que Rusia podría darle un estatuto legal a empresas militares privadas, cuya existencia no está autorizada por la legislación local. «Legalmente, la compañía militar privada Wagner no existe y nunca ha existido, es una cuestión que debe estudiarse, examinarse más a fondo», explicó Peskov a la prensa, señalando que se trata de un tema «bastante complejo».

Putin recalcó en la entrevista la falta de un marco jurídico para Wagner. «El grupo [Wagner] está ahí, pero no existe jurídicamente», afirmó. «Hay una cuestión aparte relacionada a su legalización efectiva. Un tema que tiene que ser abordado por la Duma (cámara baja del Parlamento) y por el Gobierno», añadió Putin.

La asonada de Wagner sacudió al poder en Rusia, en pleno conflicto en Ucrania. Durante la rebelión, los combatientes de Wagner ocuparon durante varias horas el cuartel general del Ejército en Rostov, en el sur de Rusia, y avanzaron cientos de kilómetros en dirección a Moscú. El motín terminó el 24 de junio, con un acuerdo para que Prigozhin se marchara a Bielorrusia y una propuesta para que los mandos de Wagner pudieran integrarse al ejército regular, salir a Bielorrusia o retornar a la vida civil.

El Ejército ruso anunció el miércoles que recibió más de 2.000 equipos militares, incluyendo tanques, y 2.500 toneladas de municiones de Wagner. Prigozhin aceptó entregar a las tropas regulares rusas sus armas y sus efectivos tras el fin de la rebelión.

Desde el fracaso de esta asonada, abundan las especulaciones sobre una reestructuración de la cúpula militar rusa, con rumores sobre el destino del general Serguéi Surovikin, un aliado de Wagner de larga data.