Legislativas
Irán celebra sus primeras elecciones tras las últimas protestas contra el régimen pendiente de la abstención
Más de 61 millones de personas están llamadas hoy a elegir el Parlamento y la Asamblea de Expertos en medio de una grave crisis económica y la represión
Irán celebra hoy sus primeras elecciones parlamentarias y a la Asamblea de Expertos tras las masivas protestas que a partir del otoño de 2022 -desencadenadas por la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la Policía de la moral por no llevar bien puesto el velo islámico— exigieron la caída del régimen de los ayatolás y la instauración de un sistema democrático.
Inexistente la posibilidad de cambio político -la previsión es que los conservadores renueven su mayoría parlamentaria cuatro años después de la elección de una cámara dominada por la línea dura—, el gran interrogante para las autoridades iraníes es si el descontento social se traduce en una baja participación en la doble cita electoral.
El Consejo de los Guardianes, órgano que revisa la legislación adoptada por el Parlamento y veta a los candidatos a las elecciones -y cuyos doce miembros son nombrados directamente por el líder supremo de la Revolución—, ya hizo su trabajo de filtro contra los reformistas y aprobó a 15.200 candidatos de los 49.000 que se registraron para los comicios parlamentarios. El régimen se felicita ya por el elevado número de candidaturas -el doble de las que se presentaron en 2020— como muestra de adhesión popular al sistema (sólo el 12% son mujeres).
Pero las previsiones apuntan a que el deterioro de la imagen del régimen por mor de la crisis económica -que lleva sacudiendo los bolsillos de los ciudadanos ya varios años, con un tercio de la población en la pobreza extrema—, la represión agudizada contra toda disidencia política y la inseguridad retraerá a los iraníes a la hora de acudir a las urnas. El líder supremo iraní, Alí Jameneí, ha apelado en las últimas horas al voto para “salvar al país”. Por su parte, el comandante de la Guardia Revolucionaria Hoseín Salamí afirmó, de una manera más gráfica, que votar es “dar un puñetazo en la boca a los rivales”.
Los más de 61 millones de ciudadanos llamados hoy a las urnas tras una campaña electoral de apenas una semana tendrán que elegir las identidades de los ocupantes de los 290 escaños del Parlamento o Asamblea Consultiva Islámica, una cámara con competencias limitadas en la teocracia de los mulás, y de los 88 miembros que integran la Asamblea de Expertos. Las principales funciones de la citada Asamblea de Expertos son supervisar la acción del líder supremo de la Revolución y la elección del mismo en caso de vacante o incluso cesarlo en su puesto, algo que nunca ha ocurrido. La nueva Asamblea salida de las urnas hoy será previsiblemente la encargada de buscar sucesor al ayatolá Ali Jamenei, de 84 años y en la cúspide del sistema desde 1989.
Las relaciones entre Irán y Occidente atraviesan horas bajas. La elección de una cámara de carácter conservador y ultraconservador no acercará posiciones con el mundo occidental en una coyuntura marcada por la guerra en Gaza y la actividad armada de organizaciones proxy del régimen iraní contra intereses iraníes y estadounidenses a lo largo y ancho de Oriente Medio.
Aunque Teherán asegura no participar directamente en ninguna agresión contra Occidente, lo cierto es que desde que empezó el conflicto entre Israel y Hamás en torno a Gaza, los aliados de la teocracia iraní -apéndices de la estrategia de Teherán—, desde los rebeldes hutíes de Yemen hasta las milicias proiraníes radicadas en Siria e Irak pasando por Hizbulá en el Líbano, vienen concertando sus agresiones a los intereses occidentales desde octubre pasado. Y ello ha incrementado en las últimas semanas el temor a una conflagración bélica regional a gran escala e incluso al enfrentamiento directo entre Washington, Tel Aviv y Teherán.
Cientos de figuras públicas iraníes han denunciado la “farsa” electoral y pedido la abstención hoy; entre ellas la premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi -quien se encuentra en prisión-, para quien el boicot es “una obligación moral para los iraníes que aman la libertad y buscan la justicia”. El conocido como bloque Frente de Reformistas, una coalición de varios partidos más liberales, ha afirmado que no participará en las parlamentarias de hoy viernes.
También han expresado su opinión sobre los comicios antiguas figuras del régimen nacido en 1979 tales como el expresidente reformista Hasán Rohaní (2013-2021), quien aspiraba a la Asamblea de Expertos y fue excluido por la autoridad electoral, ha protestado la decisión. El también expresidente Mohamad Jatamí (1997-2005) se atrevió a aseverar que “Irán está muy lejos de tener elecciones libres y competitivas”.
Con la exclusión de las figuras reformistas existentes en el interior del sistema y la persecución de toda disidencia política -que, más allá del veto electoral se ha manifestado en encarcelamientos y ejecuciones— el régimen iraní se enroca en su 45º aniversario. Según los cálculos de diversas ONG, la represión de las autoridades iraníes al movimiento de protesta, de base urbana y juvenil, surgido de la muerte de Mahsa Amini dejó cerca de 500 muertos y un repunte de los recortes a la libertad de la población, especialmente las mujeres.
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