Análisis

"Israel demuestra que tiene una tecnología precisa capaz de penetrar en las redes de comunicación de Hizbulá y eso es desmoralizante"

El doctor en historia e investigador de la Universidad de Tel Aviv, Adrian Krupnik, analiza las consecuencias de los ataques encubiertos en Líbano

A Lebanese army bomb disposal specialist wearing a protective gear prepares, with his comrade, to detonate a walkie-talkie that was found at the parking of the American University Hospital, in Beirut, Lebanon, Wednesday, Sept. 18, 2024. (AP Photo/Hassan Ammar)
Explosiones de los dispositivos de comunicación en el LíbanoASSOCIATED PRESSAgencia AP

Las explosiones de los dispositivos (buscas y walkie talkies) de Hizbulá ha puesto de manifiesto una brecha de seguridad pero a pesar de este golpe a la moral de la organización proiraní, ésta sigue estando totalmente operativa. ¿Cómo puede ser la represalia de Hizbulá?

Es un golpe importante porque de las ciento de personas que han sido atacados, entre los muertos y heridos debe haber altos cargos de la organización una gran experiencia operativa. No obstante la experiencia nos indica que cada vez que se elimina un comandante, éste es reemplazado por el siguiente en la cadena de mando que suele ser una persona todavía más radicalizada. Las explosiones en cadena en los dispositivos de comunicación es una muestra de que Israel cuenta con una tecnología precisa con la que puede penetrar en los sistemas de comunicación de las unidades terroristas que viven en la clandestinidad o la semiclandestinidad. Dicho esto, no creo que esta acción vaya a tener un impacto en el conflicto soterrado entre Israel e Hizbulá.

Pero, ¿estamos más cerca de una guerra total entre Israel e Hizbulá?

Sí, estamos cada vez más cerca de un enfrentamiento directo entre el Ejército israelí e Hizbulá pero esto no se debe a estas últimas acciones sino a la escalada bélica que se ha intensificado a lo largo de este último año y que ha provocado el desplazamiento de 60.000 israelíes del norte de Israel. Al conflicto de Israel con Hamás se suma el de Hizbulá, una organización que no ha dejado de armarse y que cuenta con misiles que pueden alcanzar todo el territorio israelí. Y a estos dos frentes se suma un tercero, el de los hutíes yemeníes que utilizan la guerra de Gaza como una excusa para aumentar su influencia regional y practicar la piratería mientras bloquean el acceso al canal de Suez y encarecen el comercio mundial.

Teniendo en cuenta la dependencia de Hizbulá de Irán, ¿hasta que punto Teherán supervisará la respuesta?

Si bien quien está detrás del conflicto es Irán y el régimen de los ayatolás con sus estructuras como la Guardia Revolucionaria iraní, Hizbulá tiene más autonomía que Hamás por la complejidad del entramado político libanés. Hizbulá tiene que medir sus acciones para no alterar los frágiles equilibrios sectarios de la sociedad libanesa. Si Hizbulá arrastra a Líbano a una guerra directa con Israel, esto podría volverse en su contra. La sociedad libanesa sigue todavía muy desgastada por la guerra civil de los años 80 y en los 90. Hace cuatro años, la explosión en el puerto de Beirut fue un símbolo de la corrupción y de la inoperancia que reina en el país. Líbano es un Estado fallido con constantes cortes de luz y de agua. La respuesta que puedan manifestar los libaneses no militantes de Hizbulá en contra del conflicto es importante. Hizbulá sabe que tiene que cuidar estos equilibrios y eso hace que no considerarse como una simple marioneta de Irán.

El nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian, está interesado en recuperar el acuerdo nuclear y levantar las sanciones. ¿Esta coyuntura puede jugar a favor de Israel?

El presidente iraní juega un papel secundario en el sistema político de Irán. El poder real está en manos de los ayatolás y de la Guardia Revolucionaria iraní. Si se recupera la retórica del diálogo es parte del juego que se viene produciendo desde 2015. Hay un relato de negociación, pero en realidad nunca se cesan las hostilidades. En Irán toda la clase dominante ha trabajado a favor de su programa nuclear desde la década de los 80. Occidente se volvería a equivocar si vuelve a creer en una negociación para detener el enriquecimiento de uranio. El diálogo es una estrategia de Irán para comprar tiempo y seguir con su programa nuclear.

¿Esta espectacularidad de los atentados en cadena repara de algún modo la reputación de la inteligencia israelí, que está por los suelos desde los atentados del 7 de octubre?

Las explosiones se están atribuyendo ampliamente a Israel aunque no hay una confirmación oficial. En este caso podemos decir que los ataques son un éxito. Este verano eliminaron al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán. Esto fue un éxito. Demuestra la capacidad de Israel de atacar a los líderes enemigos en territorio hostil. La inteligencia israelí es capaz de hacer operaciones sorprendentes y en esta guerra psicológica, ataques coordinados como los de estos dos días son desmoralizantes para el enemigo. En cualquier caso, los fallos de seguridad que se pusieron de manifiesto con los atentados de Hamás no pueden ser paliados por ninguna operación de inteligencia. El 7O es una herida que sigue abierta, y este tipo de misiones no la cicatriza. Una cosa no repara a la otra. Y un apunte: desarticular los atentados del 7 de octubre no correspondía en todo caso al Mosad, sino a la inteligencia militar israelí.