La reelección de Macri en Argentina se complica por la economía

Otra devaluación del peso y la subida de la prima de riesgo hasta los 900 puntos ponen al presidente contra las cuerdas a la espera de que Kirchner decida si compite en los comicios.

Negros nubarrones se ciernen sobre Argentina, cuyo cielo dejó de ser albiceleste hace tiempo. La economía del país latinoamericano vivió un «miércoles negro» esta semana. Cayó la Bolsa, el riesgo país cruzó la frontera psicológica de los 900 puntos básicos y el peso volvió a devaluarse, acercándose peligrosamente a los 45 por dólar. Esto sucede en un país que arrastra una larga recesión y que el 27 de octubre deberá ir a las urnas para elegir nuevo presidente.

El mandatario actual, el conservador Mauricio Macri, atraviesa sus horas más bajas y por primera vez en esta campaña, el peronismo ve posibilidades de volver al poder.

Las medidas liberales y de ajuste del presidente no han sentado bien entre la población. El descontento popular es utilizado como arma arrojadiza por la oposición, que reclama un «paro general ya». La recesión, la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos impactó de lleno en un empeoramiento de los indicadores de desempleo, que trepó al 9,1% a finales de 2018, y la pobreza urbana, que ascendió al 32 % en el segundo semestre del año pasado.

Además, por primera vez desde marzo de 2014, el nivel de riesgo país que mide el banco estadounidense JP Morgan –con el que se evalúa el nivel de capacidad de pago de la deuda soberana– se colocó camino de los 1.000 puntos, tras haber cerrado el martes en los 860 y en una jornada en la que la divisa nacional ha vuelto a desplomarse.

En el mercado cambiario, el peso cerró en 44,92 por dólar, en el promedio de casas de cambio y bancos. Aunque otras monedas de países emergentes sufrieron también un nuevo embate ante el dólar –la lira turca cayó al nivel más bajo en seis meses–, el peso argentino vuelve a confirmarse como la más débil al caer en un solo día un 3,47% ante el dólar.

La divisa estadounidense, en cambio, acumula una subida del 119% desde abril de 2018, cuando la subida de los tipos de interés en Estados Unidos comenzó a atraer allí capitales que se fugaban de los países en desarrollo. Y eso que se supone que Macri cumplió con los acreedores pagando la deuda a intereses imposibles, incluidos a los fondos buitre. El Gobierno hizo los deberes, pero los mercados no confían en un país tan inestable.

Todo esto se suma al descenso del 3,82 % en el índice de referencia de la Bolsa de Buenos Aires, a las fuertes pérdidas de las acciones argentinas en EE UU y a la caída de la rentabilidad de los bonos soberanos, cuando restan apenas seis meses para la celebración de elecciones presidenciales sin aún candidatos.

«El mundo duda que por ahí los argentinos queremos volver a atrás y eso le da mucho miedo al mundo. Entonces, aumenta el riesgo país, toman posiciones más defensivas, pero yo creo que están equivocados», expresa el presidente argentino con gran pesar.

Como consecuencia, la popularidad de Macri lleva meses cayendo en picado en las encuestas producto de la crisis. Una caída que parece tan imparable como la inflación. Para el mandatario, que ha deslizado que se presentará a los comicios de octubre, la desconfianza inversora es fruto del temor a que regrese al poder el peronismo. Concretamente se refiere a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), quien todavía no ha confirmado si se lanzará a la carrera electoral después de su inesperada salida del poder.

«No alcanza solamente con la explicación del presidente Macri de ‘cómo Cristina va a ganar las elecciones, entonces el riesgo país aumenta'. Es poco serio para los argentinos que sufren diaria y cotidianamente esta política económica», critica el diputado kirchnerista Agustín Rossi. Según lamenta el legislador, que ya adelantó su intención de presentarse a los comicios, nadie sabe «a ciencia cierta qué es lo que va a pasar mañana en la economía argentina».

Por su parte, Kirchner se encuentra acorralada por varias causas judiciales y de hecho se enfrentará al primer juicio oral este mes. Sin embargo, la senadora cuenta con fueros que la protegen, aunque de perderlos podría correr la misma suerte de otros expresidentes cómo el brasileño Lula da Silva.

El talón de Aquiles de la ex presidenta es su hija Florencia, imputada en una de las causas. Por ahora la heredera del imperio K, junto a su hermano y diputado Máximo, se encuentra refugiada en Cuba, donde supuestamente se recupera de una enfermedad relacionada con ataques de pánico.