Política

Reino Unido

La resaca del "no"al Brexit: Londres está muy solo

Barnier, el negociador jefe de la UE para el Brexit, insiste en que no se cambiará el texto firmado con Londres y resalta que no existe en Reino Unido "una clara mayoría”

Un hombre fotografía una bandera del Reino Unido antes del comienzo de una sesión en el Parlamento Europeo en Estrasburgo
Un hombre fotografía una bandera del Reino Unido antes del comienzo de una sesión en el Parlamento Europeo en Estrasburgolarazon

Barnier, el negociador jefe de la UE para el Brexit, insiste en que no se cambiará el texto firmado con Londres y resalta que no existe en Reino Unido "una clara mayoría”

La UE deja claro en el debate celebrado hoy en Estrasburgo que es Westminster quien debe decidir qué quiere. Bruselas tiende la mano para ayudar a Londres en lo posible, pero no cambiará el acuerdo del Brexit -“el mejor posible”, según el negociador jefe, Michel Barnier-. Los 27 están dispuetos a hablar de todo en el futuro, pero la ratificación de ese pacto es ineludible para avanzar en alguna dirección.

La noche ha sido larga en Estrasburgo y Bruselas. Tras el inapelable “no” del Parlamento británico al acuerdo del Brexit, las reuniones y los contactos se sucedieron de madrugada para analizar los siguientes pasos a seguir. Se citaron los representantes de cada grupo parlamentario, hubo contactos de Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, con las principales capitales comunitarias. El resultado, tras breves horas de sueño, y a falta de algún giro inesperado, se traslució en el debate de esta mañana en la Eurocámara sobre la salida de Reino Unido del Club.

A las 8,30 comenzaron sus señorías a debatir sobre una situación inédita en la historia de la UE, y surrealista tras el no de Westminster, no por esperado menos inabarcable. Cuando habló por primera vez el vicepresidente Frans Timmermans (Juncker viajó de urgencia ayer a Bruselas y dejó al holandés la misión de recibir hoy al presidente Sánchez), ya dejó claro que no hay más margen. Que la paciencia comunitaria ha pasado hace ya tiempo a impaciencia: “No podemos volver al principio, pero sí desde donde estamos y cambiar el final”.

Pero fue Michel Barnier, el negociador jefe de la UE, el que puso negro sobre blanco los principales puntos de la actualidad. “La votación ha tenido un resultado palmario en contra del acuerdo del Brexit, y es muy pronto para valorar este rechazo tan palmario. Siempre hemos respetado a Reino Unido, y está claro que no se dan las circunstancias para ratificarlo en Londres. Lo lamento mucho, porque hemos trabajado casi dos años respetando las líneas rojas británicas, respetando sus intereses para mantener por ejemplo la integridad territorial. Lo lamentamos porque este acuerdo lo hemos hecho juntos”.

Barnier acto seguido alzó su dedo acusador hacia Londres y el caos que reina al otro lado del Canal. “Las motivaciones del rechazo han sido muchas, y además nos indica que no hay una clara mayoría” que tome el mando allí. “Son los británicos quienes tienen que hacer una evaluación de la situación y el Gobierno británico el que preparar la salida”.

Bruselas no tocará el acuerdo, según su negociador jefe, porque “este pacto es bueno, estas 600 páginas es el mejor compromiso posible. Aporta seguridad jurídica en todos los puntos donde el Brexit ha generado inseguridad”, como los derechos de los ciudadanos, los proyectos de los distintos países, seguridad y estabilidad en Irlanda del Norte e Irlanda, respetando los acuerdos de Viernes Santo...

Además, destacó Barnier, se ha habilitado un periodo de transición “flexible” con tiempo necesario para prepararse para la ruptura y para negociar la futura relación económica. Antes de todo ello, “es necesaria la ratificación del acuerdo”, principalmente para crear seguridad para todos.

No se olvidó de dejar una puerta abierta a Londres, pero evidentemente será en el futuro: “El Parlamento Europeo y el Consejo siempre han defendido si Reino Unido es más ambicioso y se atreve a mover sus líneas rojas, la UE estaría dispuesta a ir más allá en la futura relación”, dando a entender que no se limitaría al terreno económico, ya que son muchos los lazos que unen a las dos partes. Pero, “mientras no se produzca la salida, no podemos avanzar”.

Dada la situación, la prioridad de la UE ahora es “un Brexit ordenado, aunque no podemos excluir ninguna opción. Es 16 de enero, estamos a 10 semanas de la salida y el riesgo de no acuerdo nunca ha sido tan grande. Trataremos de evitarlo, pero tenemos que estar lúcidos y asumirlo”. Y dada la urgencia, Bruselas insta al Gobierno británico a decir cómo organizará una salida ordenada y cómo afrontará la futura relación bilateral.

Barnier recibió una larga ovación de los parlamentarios, claro exponente del agradecimiento que se siente en la Eurocámara, que también ha participado activamente en las negociaciones, hacia su trabajo.

Por parte de los grupos parlamentarios, Manfred Weber, en nombre del PPE, se mostró “orgulloso” como europeo de sus instituciones. “Hace dos años se hablaba de efecto dominó, pero los 27 hemos permanecido unidos, sabemos lo que queremos, y ahora el balón está en el tejado británico, por favor dígannos lo que quieren”.