
Análisis
León XIV y su América
Tanto la elección de Francisco como la de León XIV confirman el hecho de que América Latina resulta fundamental en la vida de la Iglesia Católica

El cardenal nacido en la ciudad de Chicago, Robert Prevost, es ahora el Papa León XIV. Es el primer papa estadounidense de la historia y también el primer pontífice peruano. Hace una década, Prevost decidió adquirir la doble nacionalidad. 20 años de trabajo en tierras incas lo llevaron a reconocerse uno más entre ellos.
En sus primeras palabras, León XIV insistió en llamar a la paz; de hecho, fue el núcleo de su mensaje. En esas frases parecía manifestarse un hombre preocupado y dolido por la cultura de la muerte a través de las armas y concluía -también desde la razón- sobre la necesidad de acabar con la guerra. En cambio, cuando habló en castellano refiriéndose a su «querida diócesis de Chiclayo, en el Perú» ese hombre prudente y, al parecer, reservado, hablaba desde el corazón. Su hoja de vida confirma la máxima cristiana de que en el centro del evangelio están los pobres. Y allí, y como ellos, fue que decidió vivir; también en condición de migrante.
EE UU supone un reto paralelo, un crucigrama que se resuelve aparte. Con una lógica sociopolítica compleja de entender cuando la película se analiza desde la butaca periférica. Donde lo ideológico se empaqueta de manera reduccionista fabricándose paradojas enquistadas en la creencia popular. Quien se opone al aborto, probablemente apoya el porte de armas, la pena de muerte y es suspicaz con la migración ilegal. En cambio, quien demoniza el porte de armas, probablemente justifica el aborto pero condena la pena de muerte y es más empático y condescendiente con los migrantes ilegales. En este complejo entramado cultural que tiende a fortalecer polos y dicotomías, León XIV tiene la oportunidad de sembrar un mensaje que permita fundir los bloques de hielo que se posicionan en dos senderos antagónicos.
EE UU es clave como referente para la democracia y los valores occidentales. Cualquier debilidad que el tejido social, cultural y político muestre, afectará al resto de América y a la propia Europa. Trump y el nuevo Papa coincidirán en el hecho de condenar el aborto y el activismo de género (el primero por pragmatismo electoral, el segundo por convicción de vida); ahora bien, con respecto a la migración y la pobreza, los principios y visiones podrían ser distintos. Trump piensa en clave económica, León XIV en clave social. El primero ve números, el segundo, humaniza los fenómenos viendo a las personas y sus historias.
Tanto la elección de Francisco como la de León XIV confirman el hecho de que América Latina resulta fundamental en la vida de la Iglesia Católica. Su compleja realidad social pero, al mismo tiempo, su inclinación natural al hecho religioso, posicionan al centro y sur de ese gran continente en el corazón del catolicismo actual. En América Latina se está desprendiendo una nueva reevangelización. Sus especificidades sociales y culturales terminan por ser un tesoro que León XIV, con toda seguridad, aprovechará en lo que parece vislumbrarse como un largo pontificado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar