Política

Energía nuclear

Más presión; no a las concesiones

La Razón
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Si Irán colma su ambición sobre el arma nuclear, el régimen más peligroso en la tierra empuñará el arma más destructiva de la historia. La comunidad internacional se enfrentará a una crisis sin precedentes, poniendo en riesgo la paz y la seguridad colectiva. El reloj está en marcha y la pesadilla está cerca de la realidad. Las potencias tratan de encontrar una solución, pero ¿cuál es la salida? Indudablemente, rebajar la presión sobre los mulás, hacer concesiones o reducir la firmeza en las resoluciones de la ONU sólo animaría al régimen teocrático en su determinación a adquirir la bomba atómica. En los últimos meses, Teherán ha recuperado falsos gestos diplomáticos con los que trata de acreditar un cambio en su actitud hacia la comunidad internacional. ¿Se trata de un cambio realmente genuino? Respecto a la idea del líder supremo, Ali Jamenei, de obtener el arma nuclear para garantizar la supervivencia del sistema teocrático, nada ha cambiado. Los gestos se deben a su creciente debilidad doméstica, regional e internacional, además de la enorme presión social a la que está sometido. Una realidad que ha elevado la ansiedad del régimen, que teme un levantamiento similar a los de junio de 2009. Las sanciones han aumentado la congoja de los mulás. Bajo las órdenes de Jamenei, Rohani y su ministro de Exteriores tratan de ocultar las violaciones de las resoluciones de la ONU y de convencer a las potencias de que cancelen parte o todas las sanciones. Fuentes de la oposición interna en Irán aseguran que el régimen continúa con su programa nuclear oculto. El Consejo Nacional de la Resistencia en Irán denunció la existencia de dos nuevas plantas nucleares en julio y noviembre que se unirían a las de Natanz y Arak. Como precisa la líder del CNR, Maryam Rajavi, todo lo que no sea la aplicación exhaustiva de las seis resoluciones internacional sería inadecuado. Irán debe detener el enriquecimiento de uranio, paralizar la producción e instalación de centrifugadoras, cerrar la central de agua pesada de Arak, aceptar el Protocolo Adicional de la ONU, y dar acceso a la Organización Internacional de la Energía Atómica a todas las instalaciones. Si la comunidad internacional falla en la aplicación de las resoluciones, enviará un mensaje equivocado a los fanáticos islamistas, que se verán capacitados para seguir engañando a la comunidad internacional, jugará con la seguridad y la paz regional y global, y, además, se continuará con la exportación del terrorismo y del fundamentalismo.

*Dirigente del Consejo Nacional de Resistencia de Irán en París