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Mursi retira el decreto pero no el referéndum

Lo anunció tras el mensaje del ejército

La Razón
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El presidente egipcio Mohamed Mursi acordó retirar anoche el decreto «faraónico» del 22 de noviembre, después de un día de negociaciones unos 40 políticos, intelectuales y religiosos, la mayor parte de ellos islamistas, aunque no canceló ni retrasó el referéndum constitucional del 15 de diciembre, que es lo que le exige la oposición.

El movimiento de Mursi, anunciado por el político islamista Selim Al Awa, no pondrá fin a la crisis, que ya dura más de dos semanas, en las que las demandas han aumentado y en las calles los manifestantes incuso piden la dimisión del presidente. El «diálogo nacional» de ayer fue boicoteada por el Frente de Salvación Nacional, que está liderando en estos momentos la oposición al Gobierno de los Hermanos Musulmanes.

El presidente parece que aún no está dispuesto a posponer el referéndum y tratar de alcanzar un consenso sobre la carta magna, redactada y aprobada sólo por los islamistas. De hecho, éstos pidieron ayer que la votación tenga lugar sin retrasos ni modificaciones y que tomarán las medidas necesarias para que así sea. Los islamistas –entre ellos el grupo del presidente Mursi, los Hermanos Musulmanes presionaban de esta forma al mandatario y dejaban claro que no aceptarán ningún acuerdo.

El Ejército egipcio, que se había mantenido al margen en las más de dos semanas de crisis en el país, se pronunció finalmente ayer. En un comunicado, los generales aseguraron que «la mejor y única forma de alcanzar un consenso es (a través) del diálogo», de lo contrario, el país se dirigirá a «un túnel negro».

El Ejército aseguró que no permitirá que la situación degenere en una «catástrofe» y que defenderá «los intereses de civiles inocentes», pero no se pronunció claramente sobre una intervención en el conflicto entre los islamistas y la oposición. Aun así, los militares remarcaron en el comunicado que cualquier solución a esta crisis no puede revertir «la legitimidad y las normas de la democracia», en una velada defensa del presidente Mohamed Mursi, elegido en las urnas hace cinco meses, aunque también puede ser interpretado como un toque de atención a la deriva autoritaria del actual presidente. Mientras en las calles los manifestantes piden su dimisión, tal y como hicieron durante la revolución del 25 de enero de 2011, no parece que en esta ocasión el Ejército se ponga de su lado aunque tampoco reprime las protestas e intenta contenerlas por vías no violentas. Ayer levantaban nuevos muros de hormigón en los alrededores del palacio presidencial para evitar que los manifestantes lleguen una vez más a sus puertas, después de que las alambradas de metal no consiguieran detenerlos el viernes.

Los Hermanos Musulmanes, por su parte, pidieron ayer que la votación tenga lugar sin retrasos, ni modificaciones y que tomarán las medidas necesarias para que así sea. Los islamistas dejaban así claro que no aceptarán ningún acuerdo.