Defensa
La OTAN busca acelerar el envío de armas antes de la gran ofensiva rusa
EE UU alerta sobre la acumulación de aviones rusos en la frontera con Ucrania
No hay tiempo que perder. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha hecho este martes un llamamiento a los aliados para que abandonen cualquier división sobre el envío de cazas a Ucrania y concentren sus esfuerzos en cumplir lo ya comprometido: el despliegue de los tanques de última generación y, sobre todo, la provisión de artillería y municiones.
Stoltenberg no cierra la puerta al envío de cazas F-16, tal y como reclamó la semana pasada Volodímir Zelenski en su gira europea, pero cree que no es un debate imperioso y que ahora las prioridades deben ser otras. “El tema de los aviones de combate no es el tema más urgente, pero es una discusión en marcha y tenemos consultas entre aliados sobre el tipo de sistemas que hay que aportar a Ucrania”, ha contestado Stoltenberg antes de apuntar que “es importante discutir de sistemas, pero es importante asegurar que los sistemas enviados funcionan, que tiene los componentes que necesitan, logística y munición”. Unas declaraciones que tenían como objetivo presionar al Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania que se ha reunido este martes justo antes de la cita de los ministros de Defensa de la Alianza en Bruselas.
Si desde hace semanas se venía especulando con una gran ofensiva en primavera y recrudecimiento de los ataques coincidiendo con el primer aniversario de la invasión el 24 de febrero, ahora la impresión generalizada es que esta ya ha comenzado, al menos en su fase preparatoria, y que Vladimir Putin necesita resarcirse cuanto antes de los derrotas del otoño, Los servicios de inteligencia estadounidenses creen que Rusia está acumulando aviones en la frontera con Ucrania como modo de apoyar una gran ofensiva por tierra y que sus fuerza aérea es la mejor baza con la que cuenta ahora el ejército ruso. No es la única información que conduce al desasosiego. Los servicios secretos noruegos también apuntan a que el Kremlin está desplegando barcos con misiles nuclearse en el Báltico. Un movimiento inédito en los últimos 30 años.
“En términos de si Rusia está o no concentrando sus aviones para realizar algún ataque aéreo masivo, actualmente no vemos eso. Sí sabemos que Rusia tiene un número sustancial de aeronaves y que le quedan muchas capacidades”, ha declarado este martes el Secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin, por lo que ha pedido “hacer todo lo que podamos para que Ucrania consiga tanta capacidad de defensa aérea como podamos”, ya que el tiempo se agota.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU, Mark Milley, ha enumerado que once países se han comprometido a dar tanques, 22 a entregar vehículos de combate de infantería, 16 han ofrecido artillería y municiones y, otros nueve, artillería de defensa aérea. El gran reto ahora es que esta ayuda esté integrada en un mando coherente y que el material llegue lo antes posible.
Parece que las presiones están surtiendo resultados. Estados Unidos, Alemania y Países Bajos están trabajando para proporcionar a Ucrania sistemas de defensa antiaérea Patriot, mientras que Francia e Italia colaboran para suministrar un sistema de defensa antiaérea SAMP/T.
La conclusión más evidente es que nadie estaba preparado para una guerra de estas características. Ni siquiera Estados Unidos, cuyos servicios de inteligencia alertaban el año pasado de la concentración de tropas rusas en las inmediaciones de Ucrania, sin que los europeos llegasen a creerse del todo esta amenaza. Washington lleva años inmerso en operaciones de gran precisión contra el yihadismo, pero no tenía recursos para una guerra de naturaleza convencional que necesita ingentes cantidades de armas y municiones. Esto lleva a que los arsenales se estén vaciando, con el peligro de dejar indefensos a los propios países aliados, y que la industria armamentística esté trabajando contra reloj para aumentar la producción. Algunos países, como Estados Unidos, Francia y Noruega han firmado contratos de larga duración con los fabricantes de armas, pero no todos los aliados tienen el mismo músculo financiero y cada vez cuesta más tiempo que los pedidos lleguen a tiempo ya que la industria está sobrepasada por las circunstancias.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha anunciado este martes que su país ha encargado nueva munición, para los tanques antiaéreos Gepard destinados a Ucrania, a la empresa fabricante Rheinmetall. “Esto significa que ahora reanudaremos inmediatamente nuestra propia producción de munición Gepard en Rheinmetall”
Los contratos fueron firmados por Alemania en nombre de Ucrania. Según Pistorius, de esta forma se garantiza con este encargo la independencia de Ucrania y un suministro más rápido.
A pesar de su antigüedad, los Gepard prestan “excelentes servicios, especialmente en la defensa contra drones” y son por tanto muy apreciados por los soldados ucranianos,
A las dificultades para aumentar la producción, se une la complejidad de un armamento cada vez más sofisticado y difícil de manejar que coexiste con las anquilosadas armas soviéticas que siguen necesitando munición y piezas de repuesto adecuadas a sus características.
La propia Alemania ha mostrado su frustración estos días. Después de soportar una presión sin cuartel hace semanas para que diera el paso de enviar tanques Leopard 2, el resto de países que poseen estos carros de combate y que se han comprometido a formar una coalición internacional –entre ellos España- no están actuando con la celeridad requerida. “He utilizado la oportunidad para pedirles asistencia activa. Mi impresión es que esto funcionará, pero no será fácil”, aseguró el canciller Olaf Scholz a los periodistas la semana pasada en Bruselas, sin ocultar su impaciencia. Un análisis que comparte Stoltenberg, aunque no quiera dar nombres.
De momento, Alemania ha acordado con Dinamarca y Holanda suministrar 178 carros de combate a Kyiv del modelo Leopard 1, uno más antiguo que el sofisticado Leopard 2. Además, Berlín también tiene pendiente en solitario de proveer de Leopard 2. Otros países siguen desojando la margarita. Polonia, uno de los que más presionó a Berlín, ha prometido 14 Leopard 2 y este martes Noruega ha anunciado la entrega de 8 carros de combate, aunque en el comunicado del ministerio de Defensa no se dan plazos.
Reino Unido fue uno de los primeros países en comprometer hace un mes 14 de sus tanques Challenger y tras muchas presiones por parte de Alemania, EE UU está dispuesto a enviar 31 Abrams.
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