El tiroteo en la Super Bowl reabre el debate de las armas en EE UU

Los rostros felices de niños cargados en los hombros de sus padres se transformaron en caras de horror cuando la multitud que celebraba el triunfo de los Chiefs de Kansas City en la Super Bowl, se dio cuenta de que escuchaban disparos y no fuegos artificiales. Una de las aficionadas del equipo de fútbol americano que asistía a ese desfile de victoria contó a medios locales que la escena caótica parecía de una película de ficción. Pero en Estados Unidos estos episodios son tan recurrentes que es más parecido a encender las noticias un miércoles cualquiera.

El mortal tiroteo dejó una persona muerta y 20 más heridas, la mitad de ellos niños. La jefa de policía de Kansas City, Stacey Graves, dijo que la investigación sobre las motivaciones sigue en curso y el departamento aún no ha presentado cargos contra las dos personas (menores de edad) detenidas por su involucramiento en el incidente. "Todavía tenemos 24 horas para presentar cargos o liberarlos", agregó. Hasta el momento se han interrogado a 10 personas, explicaron las autoridades.

Lo sucedido generó la reacción de la Casa Blanca. En un comunicado en las últimas horas, el presidente Joe Biden rechazó los hechos e instó a los ciudadanos estadounidenses a pedir a sus legisladores en el Congreso que se prohíban las armas de asalto, además de que se apliquen medidas más restrictivas para el control de antecedentes penales. La petición no es nueva, pero el mandatario espera que lo ocurrido en medio de una celebración deportiva toque fibras en esa dirección.

El alcalde de Kansas, por su parte, dijo que el resto de festividades de celebración programadas por la victoria de los Chiefs han sido canceladas.