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Política

Elecciones en Alemania

Un economista ingenioso y seductor

Un economista ingenioso y seductor larazon

El principal rival de Angela Merkel (CDU) en las elecciones que se celebran hoy en Alemania, Peer Steinbrück (SPD), es conocido por sus grandes habilidades oratorias, que juegan a su favor (sus discursos son admirados por su ingenio y energía) pero también en contra (sus excesos dialécticos le hicieron perder puntos en las encuestas). Pero, ¿quién es realmente este economista serio, de cara redonda y dotes de predicador? El candidato socialdemócrata Steinbrück nació en Hamburgo en 1947, de madre danesa y familia de comerciantes. Estudió Económicas y Sociología en la Universidad de Kiel, al norte del país, y en 1969 se afilió al Partido Socialdemócrata, formación de centro izquierda (parte del Partido Socialista europeo) que hoy ocupa el segundo lugar en la intención de voto de los alemanes. En 1975 se casó con una profesora de Biología, Gertrude Isbary (1950), y tienen un hijo y dos hijas. Steinbrück pasó por diferentes ministerios hasta convertirse en ministro de Finanzas de Merkel (desde 2005 hasta 2009), tras la gran coalición entre su partido y el CDU de Merkel. El líder socialdemócrata dio el primero de sus 28 discursos de campaña en Hamburgo el pasado mes de agosto. La canciller le sacaba entonces quince puntos en las encuestas. Supo cautivar a su público con ironías, juegos de palabras y bromas inteligentes. Su puesta en escena también es efectiva: coge el micrófono con las manos, se pasea por el estrado con parsimonia, controla los silencios y sabe emocionar subiendo y bajando la intensidad del discurso. Su lema: hay que hablar sin rodeos. Esta consigna que, a primera vista, parecería un buen reclamo, ha sido, en cierta forma, su condena. O una de ellas. Las meteduras de pata del candidato socialista durante la campaña han sido más que comentadas. Habló del «plus femenino» para referirse a la ventaja que la canciller Merkel tenía sobre él. Le beneficiaba, según Steinbrück, el mero hecho de ser mujer. En otro momento tildó el salario del jefe de Gobierno alemán –unos 15.000 euros mensuales– de «insuficiente». Así calificó el sueldo asignado a la Cancillería, un extremo del que se desdijeron miembros de su partido. El tercer traspiés fue el del «vino barato». El socialista fue criticado por el diario «Bild» por haber asegurado que no compraría «nunca una botella [de vino] de sólo 5 euros» porque sería demasiado mala, durante un debate sobre los subsidios familiares.

Y el candidato socialista no solo se enfanga con palabras sino que mete la pata hasta en la comunicación gestual. A petición del periódico «Süddeutsche Zeitung», de Múnich, el líder socialista apareció en la portada de la revista haciendo un gesto obsceno con el dedo, lo que popularmente se conoce como «la peineta». Para el centroderecha y sus socios liberales en el Gobierno, es «inaceptable». Para el SPD, «una muestra de humor» que no debería haber provocado tanto escándalo.

Sin embargo, Steinbrück supo ganar puntos en los últimos meses, sobre todo a raíz del debate televisado frente a Merkel del pasado uno de septiembre. Sus dos consignas: subida de tasas a los ricos y límites para los bancos especuladores. Su fuerza dialéctica pareció incomodar, por momentos, el aplomo de Merkel, más distante y poco cómoda ante los ataques de inmovilismo, de estrangular a otros países europeos, de los problemas recientes para obtener un empleo y un salario mínimo en Alemania. Los datos económicos, sin embargo, daban la razón a Merkel, cuya baza es la estabilidad del país en tiempos convulsos. Quizás las palabras son menos necesarias.