
París
La vida de Sarkozy en prisión: cocinilla eléctrica, dos escoltas permanentes y un libro que ya ha empezado a escribir
El ex presidente de Francia hizo deporte durante sus primeras horas en la cárcel, donde le acompaña un ejemplar de "El conde de Montecristo", una novela sobre la injusticia y la redención

Nicolás Sarkozy ha empezado su nueva vida en prisión con gran impulso. En sus primeras horas tras las rejas, el nuevo recluso de la cárcel de La Santé, en París, hizo deporte y empezó a redactar sus primeros textos. El ex presidente de Francia, que cumple una condena de cinco años de prisión por asociación de malhechores vinculada a la financiación irregular de la campaña electoral de 2007 que le llevó a la presidencia, se despidió de la libertad con un mensaje en X en el que aseguró que empieza una nueva etapa con la cabeza bien alta. Es la primera vez que un presidente de la República duerme entre rejas.
Su vida en la cárcel está llena de condicionantes, pero menos de los que sufren otros presos de su entorno. Gracias a su condición de ex presidente, Sarkozy ocupa una celda individual de nueve metros cuadrados en la zona de aislamiento del centro penitenciario. No tendrá contacto con otros reclusos por motivos de seguridad, y en la celda de al lado la única compañía que tiene son dos de sus escoltas presidenciales, que estarán cerca de él en todo momento para evitar riesgos para su integridad física. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, entrevistado por Europe 1, ha dicho que recibe esta protección en prisión "en vista de las amenazas que pesan sobre él".
El ex mandatario tiene en su celda una cama, una ducha y una pequeña cocina eléctrica en la que puede cocinar. El set de electrodomésticos se completa con una nevera, una televisión y un teléfono fijo, con el que puede realizar llamadas ilimitadas a números previamente autorizados por el director de la cárcel.
Sarkozy gozará a diario, como cualquier otro preso, de una hora diaria para pasear en solitario en un pequeño patio de unos 30 metros cuadrados, resguardado por un muro con triple protección de metal, malla y rejas. Durante su tiempo en prisión solo podrá hablar con los guardias penitenciarios, previamente seleccionados para tratar con reclusos considerados “sensibles”.
Todas las semanas podrá recibir tres visitas de 30 minutos, aunque, si su estancia se prolonga, podrá solicitar visitas familiares de hasta seis horas sin supervisión. Es de esperar que la primera de esas visitas sea la de su esposa Carla Bruni. También podrá acudir al gimnasio, donde hay una cinta de correr, y a la biblioteca.
Pese al disgustos que supone entrar en prisión, Sarkozy no ha agachado la cabeza ni se ha mostrado abatido. Es es más, el expresidente ha decidido aprovechar su reclusión para escribir un libro sobre su experiencia en la cárcel. Según su entorno, ya comenzado a redactarlo desde las primeras horas. Entre los ejemplares que se ha llevado a su celda figura "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas, un clásico de la literatura sobre la injusticia y la redención.
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