La columna de Carla de La Lá
Un Día de la Mujer trabajadora menos
Como si las mujeres hubiéramos permanecido chapoteando en un jacuzzi XX siglos.
Nunca me ha interesado el Día de la mujer trabajadora, como si las mujeres hubiéramos permanecido chapoteando en un jacuzzi XX siglos. En efecto, ahora se llama Día de la Mujer, a secas, lo que tampoco me seduce, como no me resultaría necesario el Día del Hombre.
Es innegable que la mujer ha luchado a lo largo de la historia y de las distintas oleadas feministas para alcanzar una mayor independencia y justicia económica, política, social, moral, profesional… ¡sí! Supongo que la vida era dura para las mujeres cuando no existía la epidural, ni el naproxeno (yo me hubiera tragado la lengua), cuando no podían ser propietarias, ni ser tan asertivas (El veneno siempre ha sido una expresión muy femenina).
Pero ¿es que los hombres no han luchado desde tiempo inmemorial por un trillón de causas justas? ¿Acaso los varones son libres? ¿Es posible la libertad para un ser humano? Habría que definir libertad para empezar.
Yo que soy mujer trabajadora y liberada no me considero libre en absoluto ni considero libre a ninguna otra persona. Todas, todos y todes (como le gusta decir a nuestra Ministra de Igualdad) estamos sujetos a innumerables servidumbres en distintos órdenes de las que no podremos emanciparnos en la vida; tampoco elegiremos, como saben, queridos lectores, el día de nuestra muerte, ni la forma que adoptará, bonita o fea, apacible o escabrosa; no obstante, no es ningún drama, las cosas son así, la tragedia (¿o la farsa?) está en la victimización, en la auto y en la hetero- victimización.
Es por esto que el Día de la Mujer no me representa, igual que tampoco el día de la marmota… Me identifico felizmente con mi género y lo disfruto desde que soy consciente. No siento complejo alguno por ser mujer ni jamás me he posicionado como mártir a pesar de haber sufrido (como el mundo entero, que no sufrir es muy de primate). Es por esto también que no voy a las manifestaciones ni animo a mi hijes a construir pancartitas y a gritar por ahí. Supongo que he querido evitarles complejos con los que no han nacido y que en el s XXI parecen estar de moda, como en el siglo XX estuvo de moda fumar.
La fashionización del feminismo además trae de la mano una irritante instrumentalización por parte de empresas y organismos, que ya habrán detectado, señores míos: el purplewashing («lavado morado») donde, las marcas muestran su logo en púrpura, y las instituciones bombardean con mensajes epidérmicos y segregacionistas mientras el “capitalismo morado” lanza productos y ofertas exclusivas.
Soy feminista por decisión, ¿y quién no? Al que dice que no lo es habría que preguntarle qué problema tiene con la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres… Imagino que ninguna persona sana y bien constituida tiene objeciones al feminismo. Sin embargo, ya saben… cualquier cosa elevada a la glorificación, es decir, al grado rococó, se convierte en hortera, cursi, falsa y, para situarles, en nociva o al menos desfavorable.
No me solazo, amigues, con el Día de la Mujer, ni voy a dar palmas de dicha como la marsopa sin aletas del río Yangtsé, como el rinoceronte de Java o el tigre Siberiano que también tienen su día, igual que el gorila de montaña o el orangután; como todas las especies en peligro, lastimeras, vulnerables, secundarias y en estado de permanente necesidad....
Y luego es muy gracioso como nos ven nuestras mayores _hablo de occidente_ como auténticas pringadas (yo la patrona de las pringadas) donde nos hemos deshecho del arquetipo de la mujer “oprimida” en casa y hemos devenido en un estereotipo de (e s c l a v a multiusos) mujer “todoterreno” forzada a conciliar la vida familiar, la independencia económica y la realización profesional, guapas y delgadas, dulces y empáticas, fuertes, empoderadas, autoexigentes, estrés, envejecimiento celular, ansiedad, depresión... ¡¡ENGA!! .
Mi madre dice riéndose (continúo hablando de occidente) que las feministas somos unas exageradas, que peor lo pasaron los colonos durante la expansión de la frontera de los Estados Unidos de América, que es peor ser de la India donde 700 millones de personas viven con menos de 1,25 € al día....
¡Que sí, mamá! Joder, ¡Que el machismo no es para tanto! ¡Nada lo es, en realidad! Y si estalla una contienda nuclear el mes que viene y se hunde Europa entera tampoco es para tanto, y si un monstruo transplanetario se traga la Tierra al completo, tampoco cambiaría la trayectoria de Saturno, ya mami, ya...
Decía la divina garza, la extraordinaria (y empoderadísima) María Félix, siempre en contra de la victimización femenina: “Yo habré sido para ti una mujer más, pero tú para mí un hombre menos”.
Ya lo saben, sisters, el 8-M es el momento, podremos deletrear nuestro nombre y hacer una linda pirueta. Abran la boca sonriendo y comulguen si eso les hace sentir mejor. Para mí, un Día de la Mujer menos.
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