La rutina flexible te permitirá celebrar tus logros diarios sin frustarte por los fracasos
Cómo crear una rutina flexible que no te frustre
El día a día está cargado de tareas y es muy frustrante no conseguir cumplirlo. Descubre 6 claves que te ayudarán a implantar una rutina flexible que te permita organizar tu día para ser más eficiente y no vivir en la frustración.
Cómo crear una rutina flexible que no te frustre Freepik
El trabajo o los estudios, los niños, el deporte, la rutina de belleza, cuidar de las amigas… no sé cómo lo haréis vosotros, pero el día a día para mí a veces es interminable. La organización del día puede traernos mucha frustración porque no conseguimos llegar a todo. De hecho, las rutinas perfectas parecen estar llenas de tareas donde no puede faltar tiempo para: el trabajo, el ejercicio, la comida saludable, la meditación, tiempo en familia y claro, el descanso reparador.
Sin embargo, ¿cuántas podéis dedicarle tiempo a diario a todo lo nombrado? Como veo pocas manos levantadas, porque no me creo que lo consigáis, seguramente os estáis enfrentando a sentimientos como la culpa, el agobio e incluso la sensación de fracaso. Todo esto hace mella en nuestro bienestar e incluso puede llegar a afectar nuestra salud mental.
Por eso, quiero que trabajemos juntas para conseguir días más armoniosos y sobre todo que podamos sentirnos satisfechas al final del día con una rutina que no nos frustre. La clave no está en tener una rutina rígida, sino en construir una estructura flexible que se adapte a tus ritmos, prioridades y energía. Descubramos cómo lograrlo sin caer en la trampa del perfeccionismo., hoy lo aprenderemos juntas.
1. Empieza por lo esencial
Una rutina flexible no significa improvisar cada día. Al contrario, requiere identificar qué actividades son realmente importantes para ti, esto te ayudará a organizar mejor tus prioridades. Según expertos en productividad, lo ideal es definir entre 2 y 3 prioridades diarias y dejar espacio para lo inesperado.
Puedes usar el método de bloques: reservar franjas horarias para tareas clave. Por ejemplo, puedes definir que tus dos primeras horas de trabajo se centrarán en revisar el correo electrónico o en labores que de gestión u organización que tengas que hacer a diario y que no pueden quedar aparcadas. Por otro lado, puedes dejar otras franjas más abierta como la primera hora de la tarde para pequeñas tareas pendientes.
2. Ajusta según tu energía
No todos los días son iguales, y tú tampoco, así que no pretendas conseguir hacer siempre lo mismo. Hay momentos en que estás más creativa, otros más dispersa, y eso debe reflejarse en tu rutina. En lugar de forzarte a cumplir un horario fijo, observa tus niveles de energía y adapta tus actividades en consecuencia.
Por ejemplo, si sabes que rindes mejor por la mañana, reserva ese tiempo para tareas exigentes. Si por la tarde te cuesta concentrarte, dedica ese espacio a gestiones simples o actividades que te relajen. Yo por ejemplo siempre intento empezar en día con tareas sencillas y cuando ya cojo ritmo empiezo con las tareas más exigentes.
Organizando tareasFreepik
3. Incorpora pausas reales (con respaldo médico)
Una rutina sin pausas no es sostenible. El descanso no es un lujo, es parte de la productividad. Las pausas conscientes ,aunque sean cortas, tienen un impacto directo en tu salud física, mental y emocional. De hecho, publicaciones médicas como “Ocronos” hablan de su importancia durante la jornada laboral porque ayudan a prevenir el síndrome de burnout, contribuye a mejorar la concentración y fomenta un clima laboral más saludable. Nos hablan de unos 5 minutos cada dos horas donde cambies de postura y realices ligeros movimientos para evitar la fatiga.
Incluso a nivel de prevención de riesgos laborales estas pausas son recomendables. Porque podemos aprovechar para estirar, lo que ayudará a nuestra circulación y evitará lesiones. Pero también benefician a la empresa porque estas pausas consiguen aumentar la productividad. A nivel neurocienfífico incluso ayuda a mejorar la memoria y la creatividad. Pero ¿Cómo hacerlo?
Una herramienta útil para integrar estas pausas es la técnica Pomodoro, desarrollada por Francesco Cirillo. Consiste en trabajar durante 25 minutos y descansar 5, alternando entre concentración y recuperación. Según el Dr. Roberto Rosler, este método activa el modo difuso del cerebro, facilitando la consolidación de la memoria y la creatividad.
4. Sé amable con los cambios
La flexibilidad implica aceptar que habrá días en que no cumplas todo lo planeado. Y está bien. En lugar de castigarte, revisa qué funcionó, qué no, y ajusta. Porque puede que fueras demasiado exigente contigo y debas cargarte con menos tareas diarias. La rutina ideal no es la que se cumple al 100%, sino la que te acompaña sin presionarte.
Para conseguir que esto no te abrume evalúa lo que has conseguido y ajusta tu rutina para que el final del día no sea una decepción por todo lo que no has podido completar.
5. Usa herramientas que te ayuden (no que te esclavicen)
Las apps de organización pueden ser aliadas si las usas con criterio. Evita llenar tu calendario de tareas que no caben en un día humano. Prioriza, agrupa y deja espacio para lo espontáneo.
También puedes usar recordatorios visuales, como post-its con frases que te conecten con tu propósito: “Hoy no tengo que hacerlo todo, solo lo importante”. Y si para ti tener recordatorios constantes de lo que tienes pendiente no te ayuda, déjalo a un lado. No consultes todo el tiempo tus pendientes, termina táchalo y pasa al siguiente, pero sin pensar en lo que queda solo en lo que estás.
No cargues tu calendario en exesoFreepik
6. Celebra lo que sí hiciste
Al final del día, en lugar de enfocarte en lo que quedó pendiente, reconoce lo que sí lograste. Consigue que se convierta en la celebración de todo lo que ya has conseguido terminar. Puede que te sigan quedando tareas pendientes, siempre hay cosas por hacer, pero verás el día más como un triunfo que si solo te quedas con lo que falta. Esto refuerza tu motivación y te ayuda a construir una rutina que te empodera, no que te castiga.
Recuerda que la rutina flexible no es una excusa para no hacer nada, sino una estrategia para hacer lo que importa, cuando puedes, como puedes. De este modo conseguirás organizar tu día y solventar aquello que no puedes controlar, adaptándote para conseguir tus objetivos diarios.