
Cuidado facial
Cómo tener buena cara después de un viaje largo: el truco para combatir el 'jet lag facial'
Más allá de los viajes transoceánicos, el estrés y un mal descanso provocan en la piel el llamado 'jet lag facial', un trastorno con síntomas visibles para el que la cosmética ya tiene respuesta

La piel también acusa el cansancio y el desorden. Aunque su nombre evoca largos viajes en avión, el fenómeno conocido como "jet lag facial" es un problema mucho más cercano y cotidiano de lo que parece. No hace falta cruzar el Atlántico para sufrirlo, basta una racha de estrés, una alteración en los patrones de sueño o un cambio brusco en la alimentación para que el rostro refleje un profundo desajuste en nuestro ritmo biológico.
La piel, al fin y al cabo, es el espejo de nuestros hábitos y estilo de vida. De hecho, un simple cambio en los hábitos de sueño, como el uso de una almohada de seda, puede ofrecer un poder inesperado para mejorar la calidad de la piel y mitigar los efectos del desorden.
De hecho, sus síntomas son fácilmente reconocibles y afectan a buena parte de la población en algún momento. El rostro muestra este desequilibrio con una serie de señales inequívocas: un tono apagado y falto de vida, una deshidratación palpable, textura áspera, la aparición de ojeras y bolsas más marcadas de lo habitual e incluso el brote de pequeñas imperfecciones. Este fenómeno no afecta a todos por igual, siendo más frecuente en personas con pieles sensibles, reactivas o con tendencia a la deshidratación.
Claves para una rutina de choque efectiva
Para revertir estos efectos, la cosmética se presenta como la primera línea de defensa, tal y como recogen desde Elle, gracias a un arsenal de ingredientes activos. El ácido hialurónico es fundamental para retener la humedad, mientras que la niacinamida y antioxidantes como la vitamina C trabajan para devolver la luminosidad. Otros componentes como la cafeína son un gran aliado para descongestionar la zona de las ojeras, y los péptidos ayudan a mejorar la firmeza. Por su parte, las ceramidas y el pantenol se encargan de reparar la función barrera de la piel. Para entender mejor su impacto, es esencial conocer la importancia de incorporar la vitamina C en la rutina de belleza y cómo sus propiedades antioxidantes son vitales para combatir el daño de los radicales libres.
Asimismo, no basta con tener los ingredientes adecuados, pues la aplicación de estos debe enmarcarse en una rutina bien estructurada para maximizar su eficacia. Los expertos recomiendan empezar con una limpieza suave, seguida de la aplicación de un sérum concentrado. A continuación, una crema hidratante sellará los activos y, por supuesto, un buen contorno de ojos específico para tratar la zona. El uso diario de protector solar es innegociable, incluso en días nublados. Complementar este cuidado con exfoliantes suaves y mascarillas revitalizantes una o dos veces por semana puede acelerar la recuperación. No obstante, para asegurar una defensa óptima, es fundamental saber cómo aplicar el protector solar correctamente y evitar errores comunes que comprometen su eficacia.
Por otro lado, cuando la cosmética doméstica no es suficiente para recuperar la vitalidad perdida, existen tratamientos profesionales que ofrecen resultados más inmediatos y profundos. Terapias como la oxigenoterapia, los peelings enzimáticos, la radiofrecuencia facial o los protocolos de hidratación intensiva con ácido hialurónico en cabina son opciones muy eficaces para devolver al rostro su equilibrio y un aspecto saludable.
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