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Virginia Troconis: Hoy cocina el torero

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Virginia Troconis: Hoy cocina el torero
Virginia Troconis: Hoy cocina el torerolarazon

Su esposo Manuel es el que «tiene mano». Además, juntos preparan el maratón de Nueva York

Su esposo Manuel es el que «tiene mano». Además, juntos preparan el maratón de Nueva York

Su Selfierreceta

Salmorejo cordobés a mi manera

Elaboración:

-Me gusta ponerle mucho tomate para que quede consistente y no parezca un gazpacho.

-También un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra, medio pepino, un pimiento rojo, un ajo, sal, y no le pongo pan.

-Todos esos ingredientes bien batidos durante un par de minutos... y al frigorífico para que esté fresquito.

-Como guarnición le añado su huevo cocido, su cebolla y su pimiento, bien troceaditos.

Virginia Troconis, esposa del torero Manuel Benítez, es una mujer fuerte e ingeniosa, cualidades estupendas para degustar ricas viandas. Me explico: ella no cocina mal, tuvo que aprender a la carrera porque se instaló muy joven en España, con apenas 22 años, siguiendo por amor a su marido. Algo había visto en la cocina de su casa familiar, pero no lo había puesto en práctica; sin embargo, el maestro tiene verdadera maña, y de ahí que Virginia utilice su encanto para que su marido le cocine. «Yo lo hago bien, pero en casa el mejor es Manuel. Especialmente los fines de semana, porque le encanta. Y lo mejor es que no aprendió en ningún sitio. Es muy creativo y, aun sin unas pautas, le quedan unos platos deliciosos. ¡Los borda!», cuenta presumiendo de pareja.

Y es que el diestro sabe cuidarla, por ejemplo, «hay veces que le digo: ‘‘Me apetece una parrillada o un arrocito con calamares’’, y él se pone sin receta ni nada y le sale fenomenal. Riquísimo».

Por otro lado, el matrimonio Benítez-Troconis se encuentra con la vista puesta en su próximo objetivo: la maratón de Nueva York, que están preparando para correrla en noviembre. De ahí que se cuiden especialmente: «Nosotros comemos muy sano. Eso sí, tengo que reconocer que me gusta mucho la carne y la comida japonesa».

Virginia es venezolana y eso, evidentemente, le condiciona el menú, a ella y a su familia. Y más a tantos kilómetros. «Me gusta la comida de allí: los purés de verduras, las cremas, las ensaladas, los pescados y las carnes a la plancha. Y si entre semana comemos muy sano, el fin de semana hacemos los grandes platos, que es cuando Manuel prepara unas paellas riquísimas. Yo también las hago, pero a él le salen mejor».

- Al aire libre

Con una vida a caballo entre la ciudad y el campo, donde crían ganado para carne y para «vida», Virginia tiene unos privilegios que condicionan sus hábitos, de ahí que el arroz se haga al aire libre y la materia prima sea muy seleccionada.

Y entre esas idas y venidas también tienen tiempo para viajar, y entonces aprovechan para aumentar su catálogo gastronómico: «A mí me gusta mucho la comida árabe, los cuscús, el pollo con verduras y todas esas especias tan ricas. Creo que cocino bien lo que en mi país llamamos el pabellón: judías negras, carne mechada, plátano macho frito y las arepas». Eso sí, aquí los que mandan son los pequeños: «Les encantan las arepas y yo las cocino todos los domingos. Se hace con una harina que nosotros llamamos harina pan, que aquí encuentras en cualquier sitio y en Venezuela no la ves, y eso que es de maíz que se produce allí. La arepa se hace mezclando la harina con agua y sal y formando una masa como una bola, luego se aplasta con forma de torta, se pasa por la plancha y se mete al horno. Es similar a lo que aquí es el pan. A mis niños les encantan rellenas de queso, mantequilla, jamón. Todos los domingos hacemos arepitas. En Venezuela se rellena de lo que quieras, a mi me gusta una que se llama La Reina Pepiada, que lleva aguacate y pollo mechado, pero a los niños les gusta con jamón y queso».

Mi restaurante favorito

«El Julián de Tolosa, en la calle de la Cava Baja de Madrid, porque se come una carne estupenda y unos pimientos del piquillo de diez. Y el restaurante japonés Fuku, también en Madrid».