Nutrición
Fibra diaria: claves, beneficios y mitos que debes conocer
Presente en verduras, legumbres o cereales, la fibra es mucho más que un simple carbohidrato: se trata de un pilar fundamental para la salud del corazón, el control del peso y la prevención de enfermedades
Sentir hambre poco después de haber comido o experimentar bajones de energía a media tarde son experiencias comunes que a menudo se achacan al estrés o al cansancio. Sin embargo, en muchas ocasiones son señales de un consumo insuficiente de un nutriente clave en la dieta: la fibra. Este carbohidrato de origen vegetal es mucho más que un simple regulador intestinal; es un componente esencial para el equilibrio del organismo. De hecho, la alimentación es clave para mejorar el estado de ánimo, y existen ciertos alimentos como este superalimento que combate la fatiga y reduce el estrés que pueden ser de gran ayuda.
De hecho, la clave para evitar esos síntomas podría estar en alcanzar las cifras recomendadas por los especialistas. Para los hombres, esto se traduce en un objetivo de entre 28 y 38 gramos diarios, una meta que se puede lograr mediante una alimentación consciente. Una pauta alternativa, y a veces más sencilla de seguir, consiste en asegurar un aporte de unos 14 gramos por cada 1.000 calorías ingeridas, siempre introduciendo cualquier aumento de forma gradual para no causar molestias digestivas.
Para entender su función, es fundamental distinguir sus dos variedades. Por un lado, la fibra insoluble no se disuelve en agua, lo que le permite aumentar el volumen de las heces y, por tanto, facilita el tránsito intestinal. Este efecto también genera una sensación de saciedad más duradera, una herramienta útil para controlar el apetito.
Cómo incorporar la fibra en el día a día
Por otro lado, la fibra soluble actúa de una manera completamente distinta. Al entrar en contacto con el agua en el sistema digestivo, crea una especie de gel que ralentiza la digestión. Este proceso es de gran ayuda para estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, evitando los picos de glucosa que a menudo se asocian con la fatiga y el hambre repentina. Este principio de modificar la absorción de carbohidratos es tan relevante que incluso se ha dado luz verde al arroz en la dieta gracias a un truco que altera cómo el cuerpo asimila sus nutrientes.
En este sentido, aunque existen suplementos en el mercado, la recomendación de los expertos es clara: es preferible obtener la fibra directamente de los alimentos. Productos como las verduras de hoja oscura, las legumbres, los frutos secos, las semillas o los tubérculos como las patatas no solo aportan este carbohidrato, sino también un valioso cóctel de vitaminas y minerales esenciales que los procesados no incluyen.
Asimismo, los beneficios de una ingesta adecuada van mucho más allá de la digestión y la saciedad. Un consumo correcto de fibra es un pilar para el bienestar general, ya que contribuye de manera notable a la protección cardiovascular. Ayuda a reducir tanto la presión arterial como los niveles de colesterol LDL, el conocido como «colesterol malo», convirtiéndose así en un aliado indispensable para la salud a largo plazo.