
Salud
Qué es la Dieta Atlántica y todo lo que necesitas saber de ella
Más allá de la dieta Mediterránea, un patrón alimenticio tradicional de nuestra costa atlántica, rico en pescado, verduras y lácteos, se confirma como un potente aliado para reducir el riesgo de infarto, ictus y diabetes

La solución a uno de los grandes males de la sociedad moderna, el síndrome metabólico, podría no estar en un lejano laboratorio, sino en la despensa de nuestros abuelos en Galicia y el norte de Portugal. Un reciente estudio, creado entre diferentes revistas científicas ha puesto el foco en la Dieta Atlántica, un patrón de alimentación tradicional que ha demostrado su capacidad para reducir el síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo que abren la puerta a enfermedades cardiovasculares o a la diabetes tipo 2.
En esencia, este modelo comparte la filosofía de su prima hermana, la dieta Mediterránea, al priorizar los alimentos frescos, locales y de temporada. Sin embargo, se distingue por matices propios, como una mayor presencia de más carne magra y marisco, así como de productos lácteos. La base es sencilla: comer lo que da la tierra y el mar de la zona, apostando por hortalizas, frutas, legumbres y, por supuesto, el indispensable aceite de oliva.
De hecho, el recetario atlántico está repleto de pescados, con el bacalao a la cabeza, y establece a las patatas y las castañas como el pilar de la gastronomía local en lo que a hidratos de carbono se refiere. Este equilibrio nutricional, forjado por la tradición, se ve reforzado por el papel de las verduras y legumbres, cuya fibra favorece la salud intestinal y ayuda a mantener el colesterol a raya.
Una despensa tradicional con beneficios modernos
Más allá de la tradición, la ciencia respalda sus efectos sobre el organismo. El elevado consumo de pescado garantiza un aporte crucial de omega-3, ácidos grasos esenciales para el correcto funcionamiento del corazón, el cerebro y el sistema inmunitario. Este tipo de alimentación también ha demostrado ser eficaz para reducir la inflamación general del cuerpo y estabilizar los niveles de azúcar en sangre, dos factores clave en la prevención de enfermedades crónicas.
Por otro lado, una de sus grandes bazas es que no se trata de un régimen severo o lleno de prohibiciones, lo que facilita su seguimiento a largo plazo. El principio fundamental no es contar calorías, sino elegir bien: dar preferencia a los productos naturales y frescos mientras se evitan de forma consciente los alimentos ultraprocesados, así como aquellos cargados de sal y azúcares añadidos, fomentando un estilo de vida más saludable y sostenible. Esta filosofía contrasta con las tendencias actuales, donde incluso la inteligencia artificial propone modelos como la dieta perfecta para perder peso según ChatGPT, a menudo enfocados en objetivos más inmediatos.
No obstante, a pesar de la creciente evidencia que avala sus virtudes, los especialistas recuerdan la importancia de consultar siempre a un profesional antes de embarcarse en cualquier cambio drástico de alimentación. Un médico o un dietista cualificado es la persona indicada para evaluar cada caso particular y adaptar las pautas a las necesidades específicas de cada individuo de forma segura y eficaz.
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