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Gastronomía

La auténtica deconstrucción de la tortilla

El chef José Andrés es un consumado showman. Lo demostró esta misma semana, en el Late Night de Jimmy Fallon. No era ni mucho menos la primera vez que actuaba junto al presentador.

El chef José Andrés (derecha) y Jimmy Fallon beben un porrón de vino en el programa del presentador
El chef José Andrés (derecha) y Jimmy Fallon beben un porrón de vino en el programa del presentadorlarazon

El chef José Andrés es un consumado showman. Lo demostró esta misma semana, en el Late Night de Jimmy Fallon. No era ni mucho menos la primera vez que actuaba junto al presentador.

Al asturiano José Andrés el público lo sigue como a un héroe. El hombre que enseñó a comer cocina española de calidad a los habitantes de Washington, el amigo del llorado cocinero y escritor Anthony Bourdain, el tipo que plantó cara a un Donald Trump absolutamente desatado en sus improperios racistas contra todo lo que oliese a español o hispano, es también un consumado showman. Lo demostró esta misma semana, en el Late Night de Jimmy Fallon. No era ni mucho menos la primera vez que actuaba junto al presentador. José Andrés, mitad genio de los fogones mitad activista, viene de poner en pie junto a los hermanos Adrià un deslumbrante mercado gastronómico en pleno Manhattan. Desde primerísima hora hay cola a la orilla del Hudson para lograr sitio en los kilómetros de impolutas barras que exhiben las delicias de los productos españoles.

Sin sucedáneos, trampantojos o concesiones. Lo nunca visto en EE UU. Lo de la reunión con Fallon era más bien un intento entre desesperanzado y simpático para enseñar a la estrella de la televisión a cocinar una tortilla de patata y a beber de un porrón de vino. El desastre de la tortilla fue tan divertido como inapelable. Fallon no ha nacido para cocinar. Tampoco se le ve muy ducho en el arte del trasegar alcoholes de un porrón. Pero la química entre ambos, la energía que destilan, el subidón de gracia, ingenio, velocidad y vis cómica del dúo ha sido la comidilla de América. Su asociación, que viene de lejos, ha llevado a José Andrés a trasladarse con sus cazuelas hasta Puerto Rico, donde Fallon grabó un programa histórico. Se trataba de reconstruir los estómagos pero sobre todo los ánimos de un paraíso masacrado por el huracán de 2017 y la posterior e infumable desatención del presidente Trump.

Al decir del cocinero español, Puerto Rico, que ya arrastraba una colosal bancarrota económica, necesita como el oxígeno poner en pie el turismo si aspira a reconstruirse. Nadie como él para combinar el cachondeo y la seriedad, la pasión y la guasa, el compromiso y la valentía. Acompañados por Lin-Manuel Miranda recorrieron la devastada geografía de una isla en busca de redención. Recuerden que tras el paso del huracán María José Andrés llevó allí su World Central Kitchen y repartió millones de comidas. Arrancaba así un ambicioso plan para garantizar la supervivencia de los agricultores locales y fortalecer tanto la cadena de alimentos hasta los restaurantes como la resiliencia alimentaria de la isla.

De forma más prosaica, lo de Fallon y la tortilla de patatas sirve como descompresión a tantas luchas. Una catástrofe con cebolla, aceite de oliva y huevos para sonreír unos minutos y aliviar la evidencia de que estamos ante un hombre con una misión y que podría acabar ganando el premio Nobel de la Paz.