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Mario Vaquerizo: «Amy Winehouse hubiera sido autodestructiva hasta de cajera del Día»

El polifacético artista acaba de publicar «Cuentos para niños rockeros»

Mario Vaquerizo, en el hotel Alfonso XIII de Sevilla / Foto: Manuel Olmedo
Mario Vaquerizo, en el hotel Alfonso XIII de Sevilla / Foto: Manuel Olmedolarazon

El polifacético artista acaba de publicar «Cuentos para niños rockeros»

Por los artistas que retrata en sus «Cuentos para niños rockeros» concluyo que para usted las fronteras del rock son muy amplias.

Amplias, múltiples y variadas. Me gusta la música y no soy una persona dogmática ni fundamentalista. El rock and roll no es solamente ponerte una chupa de cuero o tocar canciones rockeras, es una actitud ante la vida de personas que han perseguido un sueño y lo han conseguido.

Da mensajes muy positivos al admitir que de niño tenía gustos diferentes y eso no es un problema.

No, no es ningún problema porque tienes que ser honesto contigo mismo y no seguir las pautas que te imponen. Siempre digo que me salvó la vida ir a ver «Grease» con cinco años. Me di cuenta de que lo que me gustaba era disfrazarme de Travolta y escuchar la banda sonora. Tuve claro que no quería jugar al fútbol, me divertía más estar con mi tía escuchando la radio. Lo viví con mucha naturalidad, también porque tuve una familia muy tradicional –cosa que agradezco porque soy muy tradicional– pero veían que no había nada de malo en ello.

¿Nos dejamos llevar por los prejuicios?

En el fondo no dejan de ser dogmas. En mi libro no está reñido que estén «Los Ramones» y Rafaella Carrá.

Y Lola Flores.

Hombre, por favor, esa persona única e irrepetible. Ella se mostraba como era, no se cuestionaba. No tenía ningún complejo en nada. Consiguió hacer de sus limitaciones un estilo propio, como también hicieron «Los Ramones».

Algunos de esos personajes tienen en común que eran unos incomprendidos de niños y de eso hicieron su virtud.

No, creo que su virtud es que han sido ellos mismos. Yo tendré un problema el día que me sienta incomprendido por mí mismo, pero lo que piensen los demás me da exactamente igual. La clave de todo es mostrarte como eres.

No siempre es fácil.

A mí me resultó más difícil mostrarme en la adolescencia, pero fui un niño muy feliz. Me refugiaba en el «Súper Pop» y era feliz.

¿Qué porcentaje de su personalidad arroga a tantas horas leyendo aquella revista?

Pues toda la cultura musical que tengo se la debo al «Súper Pop» y a «El Gran Musical», y a programas como «Aplauso» o radios como «Los 40 Principales». Cuanta más variedad tienes, más te vas definiendo. El problema es que a mí me gusta todo: por eso escribo libros, tengo un grupo, hago televisión...

Hay muchos homenajes a amigos como Bimba Bosé o a su mujer, Alaska.

Tengo la suerte de que muchos amigos son estrellas del rock. Como decía Paloma Chamorro, yo no tengo la culpa de que parte de mis rockeros favoritos sean mis amigos.

Al niño que fue, ¿este libro para qué le hubiera servido?

Para conocer gente. Soy consciente de que hay niños, e incluso gente mayor, que no sabe quién es Prince o Little Richard. Este libro sirve para leértelo y si te gusta esa persona seguir investigando. Podría ser también un disco-libro, pero lo dejo para el segundo volumen porque se me han quedado muchos fuera. Se me ha quedado fuera Alice Cooper o Sara Montiel y Marifé de Triana.

Llama la atención, siendo para niños, que cuenta de todo: como si se iban la cama con alguien o si cometían excesos con algunas sustancias.

Es que no hay que engañar. Amy Winehouse, por ejemplo: ella se comportaba así por la personalidad autodestructiva que tenía, que la hubiera tenido igual siendo cajera del Día. A mí no me gusta ser así, pero hay que respetarlo. No trato de aleccionar, pero sí de que no caigamos en los clichés del sexo, drogas y rock and roll. Me parece un poco absurdo y yo estoy a favor de las drogas, del sexo, del rock and roll y del alcohol, todo en su justa medida.

¿Su objetivo es seguir con la edad de Mick Jagger de gira con sus colegas?

Lo estoy haciendo. Nosotras hicimos «Nancys Rubias» en vez de irnos a las discotecas a emborracharnos. No formamos parte de la industria musical porque nos consideran unas mamarrachas porque desde el primer momento dijimos que no sabíamos tocar ningún instrumento. Hay cosas más importantes: cuando voy a ver a los «Kiss» a mí no me importa que muchas guitarras estén grabadas, lo que importa es lo que transmiten. Las «Nancys» sin pretender nada acabamos viviendo de la música y nos pagan un dineral.

Quería preguntarle por la política. Venimos de una convulsa campaña electoral, ¿ha estado pendiente?

No, porque me he dado cuenta de que yo tengo más ideales políticos que los propios políticos. Y como no sigo los dogmas, estoy en todos lados y no estoy en ninguno. Los dogmas políticos y los religiosos acaban jodiendo a las sociedades y enfrentando a las personas. Y todo en esta vida no es blanco ni negro, yo soy del gris perla. Los políticos son también rockeros, lo que pasa es que lo basan todo en el poder y en la ambición de gobernar un país. Yo soy mucho más frívola y

lo que me gusta es entretener a la gente.