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Buen arte en pequeñas dosis

La Galería Marc Domènech presenta obras de Maruja Mallo, Juan Gris, André Masson o Rafael Alberti, entre otros

La exposición permite que podamos acceder a trabajos de autores como Maruja Mallo o André Masson.
La exposición permite que podamos acceder a trabajos de autores como Maruja Mallo o André Masson.larazon

Hace un par de años, la Galeria Marc Domènech de Barcelona tuvo la buena idea de organizar una exposición en la que presentaba obras de grandes maestros del arte moderno y contemporáneo en pequeño formato.

Hace un par de años, la Galeria Marc Domènech de Barcelona tuvo la buena idea de organizar una exposición en la que presentaba obras de grandes maestros del arte moderno y contemporáneo en pequeño formato. Ahora vuelve esta propuesta bajo el mismo título con aire a Joan Manuel Serrat, «Aquellas pequeñas cosas...», también con una selección de grandes firmas, pero en un formato sencillo que hace que estos autores sean accesibles para los nuevos coleccionistas.

En esta ocasión, la galería barcelonesa vuelve a apoyarse especialmente en el arte de las primeras vanguardias, aunque también hay algunos ejemplos de autores posteriores. Es una selección de un centenar de piezas –entre óleos, dibujos y esculturas– de unos 40 artistas diferentes. La propuesta es dibujar un recorrido por unos 130 años de producción artística representando muchos de los grandes movimientos artísticos del siglo pasado. Las obras más antiguas se remontan a 1880 y la firma Martí Alsina mientras que las más recientes son de este mismo año de la mano de Lluís Lleó, Vicenç Viaplana o Joan Furriols.

Entre las propuestas más interesantes destaca, por ejemplo, una pieza de José Caballero, un pintor imprescindible de la Generación del 27 y que merecería una gran retrospectiva desde hace años. En Marc Domènech se cuenta con una de sus piezas informalistas de los años 50-60, tan alejada de su lirismo lorquiano de antes de la Guerra Civil. Pese a su aparente sencillez, en ella están resumidas las principales líneas del arte de Caballero en esa época, tan impactante visualmente. Es el mismo tono y estilo que podemos encontrar en los trabajos que realizó este pintor, por ejemplo, para su amigo el poeta Pablo Neruda.

Otra pieza deliciosa la firma uno de los grandes nombres del 27: Rafael Alberti. Es una muy sencilla obra marinera, uno de los temas más frecuentes en la lírica del autor de «La arboleda perdida». Por su tratamiento y sencillez, este dibujo de unas barcas podría haber estado destinado a una de las portadas que el mismo Alberti realizó durante los años de su exilio para sellos como Losada.

En ocasiones, estas pequeñas obras nos pueden ayudar a conocer directamente el taller de un artista, el preciso momento en el que está naciendo algo que concluirá probablemente en un trabajo de formato más grande. Eso es lo que nos transmiten los trabajos de Joaquín Torres-García y Maruja Mallo. Del maestro uruguayo se expone un dibujo a lápiz y con algo de tinta, un buen exponente de su discurso constructivista. De la pintora gallega, un nombre que es más fácil encontrar en los museos que en las colecciones privadas, igualmente podemos ver un dibujo que muy presumible es estudio preliminar de un cuadro mayor de geometría perfecta. En él, Mallo apunta observaciones sobre lo que representaba el arte para otros compañeros de armas artísticas. Por ejemplo, de Picasso recuerda que «el ojo debe ser pensante» mientras que para la propia Mallo «no hay concepto sin palabra... La estructura mental es la estética contemporánea».

En la exposición también hay espacio para un iluminador óleo de André Masson, un delicado bodegón cubista de Juan Gris, un rostros realizado con ceras del siempre reivindicable Josep Maria de Sucre o una composición de aires granadinos del gran Manuel Ángeles Ortiz.