ERC y PSC, camino del deshielo

Esquerra pide una «rectificación clara» por la aplicación del 155 aunque ponen en valor los últimos gestos, mientras los socialistas dan por hecho que los republicanos han aparcado la vía unilateral y la ilegalidad.

ERC y PSC siguen en marcha hacia el entendimiento. Aunque en los últimos días dirigentes de uno y otro partido hayan rebajado el recorrido del deshielo entre ambas formaciones, enfriando la posibilidad de un nuevo tripartito, lo cierto es que ambos han empezado a entrar en el terreno de lo concreto. Si los socialistas habían instado días atrás a Esquerra a regresar a la senda de la legalidad y a desterrar las excentricidades propugnadas por JxCat en Bruselas, ahora los republicanos también reclaman que el PSC se retracte de su complicidad con el Estado con la aplicación del 155.

El encargado de poner voz a las peticiones de los republicanos ayer fue el flamante presidente del grupo parlamentario, Sergi Sabrià, que solicitó una «rectificación clara» al partido de Miquel Iceta. Según Sabrià, el PSC fue «copartícipe» de la intervención autonómica y de toda la «represión» que ha comportado después, aunque también quiso poner en valor los últimos gestos de los socialistas, como el rechazo a la resolución de C's en la que se pedía la dimisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, o que hayan afirmado que «empatizan» con el sufrimiento de los políticos presos. Pero estos guiños, según el dirigente de ERC, no podrán plasmarse en acuerdos concretos si no se asume la primera condición, entre otras cosas, porque no tendría un encaje fácil entre el electorado de Esquerra.

Las palabras de Sabrià obtuvieron una réplica inmediata por parte del secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, quien celebró las últimas conductas de ERC, apostando por la vía pragmática y aparcando una investidura de Carles Puigdemont, lo que a su entender es también un paso hacia la aceptación del «principio de realidad de que la vía unilateral solo ha llevado al caos y la división». Y aún más, consideró que ERC ha asumido ya que la unilateralidad es un «fracaso» y ha asumido que tiene que adaptarse al «marco legal». Este últimos extremo es una de las condiciones que el PSC ha puesto para acercar posturas con los republicanos.

En todo caso, lo que sí es constatable es que uno y otro partido han entrado en una dinámica de gestos que alimentan día tras día el horizonte de un tripartito. Para esta legislatura, todavía es pronto, tal y como admiten en ambos partidos –a pesar de que es el planteamiento por el que suspiran los «comunes»–, pero sí que podría a empezar a ganar enteros de cara a la siguiente, principalmente, porque durante esta quedará evidenciada la ausencia de compatibilidad de proyecto de JxCat y ERC más allá del «procés».

Asimismo, el PSC, que es la formación que mayor osadía ha mostrado hasta ahora proponiendo un gobierno de concentración que aglutine a todas las fuerzas del arco parlamentario, ha rechazado de plano que quien lo presida sea independentista. Un escenario que compromete a ERC, que tiene apalabrado con la candidatura de Carles Puigdemont que el nuevo líder del ejecutivo catalán debe formar parte de JxCat. De todas formas, en los últimos días, los republicanos han empezado a flirtear con la propuesta de un candidato –Ernest Maragall–, una maniobra dirigida a apremiar a JxCat para que dé una salida rápida al bloqueo actual. Y es que Esquerra tiene la voluntad de formar un Govern de forma inminente, que ponga fin a la aplicación del 155 y con la convicción de que podría facilitar la situación judicial de los dirigentes independentistas encarcelados. Sin embargo, el entorno de Puigdemont y la CUP, tienen poca prisa y ningún reparo en volver a uns elecciones.