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Expertos en el sueño defienden quedarse con el horario de invierno y la hora de Londres

Avisan de que el sueño es el olvidado de la salud, urgen a los gobiernos a actuar y proponen «Sleep Smart Cities»

Ignasi López, director del departamento de ciencia de la Fundació «La Caixa», los doctores David Gozal y Ferran Barbé, y la directora de Innovación del Biocat, Núria Martí
Ignasi López, director del departamento de ciencia de la Fundació «La Caixa», los doctores David Gozal y Ferran Barbé, y la directora de Innovación del Biocat, Núria Martílarazon

Al que se le ocurrió cambiar la hora habría que ponerlo sobre un colchón de púas toda su vida. Mover las manecillas del reloj en invierno y verano es fatal, afecta negativamente a la productividad y a la salud.

«Al que se le ocurrió cambiar la hora habría que ponerlo sobre un colchón de púas toda su vida. Mover las manecillas del reloj en invierno y verano es fatal, afecta negativamente a la productividad y a la salud. Deberíamos quedarnos con el horario de invierno y devolver a España a su huso horario natural, es decir, el que ahora tienen Londres o las Islas Canarias». En menos de un minuto, el doctor Ferran Barbé, experto en sueño y responsable de respiratorio del Hospital Arnau de Vilanova, resolvió un debate con el que los gobiernos llevan días estrujándose los sesos. De esta manera, el 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, el sol saldría a las 7.34 y se pondría a las 16.51. Y el 21 de junio, solsticio de veranos, amanecería a las 5.44 y oscurecería a las 20.48.

En el marco de unas jornadas sobre el sueño, celebradas en el CosmoCaixa y organizadas por la Obra Social «La Caixa» y Biocat, Barbé esbozó cómo debería ser un día para descansar bien. «Nos despertaríamos antes del amanecer, desayunaríamos en casa y saldríamos cuando ya hay sol. A media mañana, podríamos tomar un tentempié, comer a la una, salir del trabajo antes de las cinco, cerrar los comercios a las seis, cenar a las ocho e ir a dormir a las diez», dijo. Pero su plan hizo reír a un auditorio que está acostumbrado a empezar a ver una serie en televisión a las diez de la noche y como la gran mayoría de la población ignora cuán importante es el sueño para la salud.

Junto a la dieta, el ejercicio y el bienestar emocional, el sueño es el cuarto pilar de la salud, pero es el gran olvidado. «Pasamos el 30% de la vida durmiendo, pero en la escuela no se dedica ni un minuto a enseñar a los niños cómo dormir», lamenta Barbé.

Para hacer pedagogía y concienciar al mundo de la importancia del sueño en la salud, los mayores expertos en la materia presentaron «El Manifiesto del Sueño», donde reivindican el papel del descanso en la vida. Alertan de que la falta de sueño determina la aparición de numerosas enfermedades, desde el alzheimer a un fallo cardíaco.

¿Para qué sirve dormir?

¿Por qué dormimos si lo que querríamos es estar todo el tiempo del mundo despiertos para sacarle el máximo jugo a la vida? Si no fuera importante, el ser humano se las habría ingeniado para no dormir, de la misma manera que se deshizo del rabo y del matojo de pelos que cubría su cuerpo». Es una reflexión de David Gozal, pediatra infantil experto en sueño y responsable de salud infantil en la Escuela de Medicina de la Universidad de Missouri.

Aún quedan muchos interrogantes para responder para qué sirve dormir. Se sabe que es imprescindible para la salud humana porque reposa, regula y repara el organismo. Da la oportunidad al cerebro de reiniciarse y funcionar correctamente, tiene un papel relevante en el aprendizaje, el sistema endocrino e inmunitario. Además, es vital para nuestro bienestar emocional, pues ayuda a consolidar nuevos recuerdos, actualiza antiguos y consolida nuestras emociones y sentimientos. Entonces, por qué hay quién pone el despertador a las 6.00 y sacrifica horas de sueño para ir a nadar o hacer pilates, no ve que contrariamente a lo que piensa perjudica su salud. «Porque no hay conciencia de la importancia que tiene el sueño en la salud», avisa.

Los expertos reclaman a los gobiernos que utilicen la legislación para fomentar la calidad del sueño a través de horarios racionalizados e intervenciones urbanas. Estudian desarrollar «sleep smart cities» para facilitar el descanso. «Una hora más de sueño aumentaría un 16% la producción», constató Gozal, «ocho años del trabajo de todos los gobierno del mundo». Para reflexionar.