Pacientes

Vall d'Hebron evita con fármacos cirugías radicales a mujeres con cáncer de mama

El 11º Congreso Europeo de Cáncer de Mama, que volverá a Barcelona en 2020, avanza hacia tratamientos y cirugías personalizadas

Como certifica la Vall d'Hebron los tumores en mujeres jóvenes siguen siendo aislados, la mayoría de casos de cáncer de mama se dan entre los 45 y 65 años
Como certifica la Vall d'Hebron los tumores en mujeres jóvenes siguen siendo aislados, la mayoría de casos de cáncer de mama se dan entre los 45 y 65 añoslarazon

El 11º Congreso Europeo de Cáncer de Mama, que volverá a Barcelona en 2020, avanza hacia tratamientos y cirugías personalizadas.

La profesora Isabel Rubio se levanta cada día con la misma ilusión: que el cáncer de mama no mate a más mujeres –ahora, 161.000 mujeres fallecen cada año en Europa por culpa de estos tumores– y pase a ser una enfermedad crónica que pueda tratarse con fármacos. Para lograrlo, su equipo y los más de 2.500 especialistas que participan en el 11º Congreso Europeo de Cáncer de Mama que hoy se clausura en Barcelona, trabajan en red. «Cuantos más datos, casos y percepciones intercambiamos médicos y hospitales más avanzamos en la cura del cáncer», constata la profesora.

Rubio, que copreside el congreso, antes de irse a Madrid a trabajar a la Clínica madrileña Universitaria de Navarra, dirigió la unidad de cirugía oncológica de mama en el Hospital Universitario de Vall d'Hebron. Y allí llevó a cabo una investigación que da fe de los pasos de gigante que se están haciendo en el terreno de la farmacología en la lucha contra el cáncer. Hace apenas unos años, una mujer diagnosticada de un cáncer de mama Her2 positivo, uno de los tumores más agresivos que hay y que junto al triple negativo y que sufren una de cada cuatro mujeres que tienen esta enfermedad, era desahuciada.

Para los médicos era difícil dar la doble noticia a sus pacientes, tiene usted cáncer y pocas perspectivas de superarlo. Pero gracias a los nuevos tratamientos de fármacos dirigidos a reducir el tamaño de los tumores antes de la cirugía, la vida de los oncólogos es más llevadera porque cada vez hay más pacientes que acaban su historia con el cáncer comiendo perdices.

Investigaciones como la del equipo de la doctora Rubio en el Vall d'Hebron han contribuido a que se multipliquen los finales felices. Su estudio concluye que hay menos pacientes de cáncer de mama que necesiten una cirugía radical –mastectomía o extirpación de varios nódulos linfáticos–, si antes de pasar por el quirófano reciben un tratamiento de fármacos dirigidos para reducir los tumores.

La misma doctora Rubio explica que «hemos observado que estos fármacos reconocen y se focalizan en los receptores HER2 de la superficie de las células cancerígenas». De las 161 mujeres a las que suministró estos fármacos, al acabar el tratamiento, 92 pudieron librarse de la mastectomía y se les hizo una intervención conservadora de la mama. Rubio se muestra contenta porque las cirugías invasivas tienen más efectos secundarios como dolor e inflamación, que pueden durar muchos años. Y sobre todo, porque igual que «los tratamientos han avanzado espectacularmente, la cirugía también puede evolucionar para que se adapte a cada paciente». Rubio recuerda, «del mismo modo que no hay una mujer igual, no hay un cáncer igual».

La turbeculosis baja un 7,6%

En contra de lo esperado a partir de predicciones demográficas, la infección por tuberculosis se redujo un 7,6% en Catalunya desde el 2015. En el 2016 –último año contabilizado– afectó a 13,3 de cada 100.000 habitantes. Este descenso ha propiciado que, por primera vez, la cifra de enfermos de tuberculosis en Catalunya se sitúe en las 1.000 personas. Un 62% de los infectados actuales son hombres y un 38% mujeres. La edad media de los enfermos es de 44 años. Y los inmigrantes representan un 46%